Lado B
Resident Evil: The Final Chapter, ¿el final de una saga?
Fue en 1996 cuando el ahora mítico juego sorprendería al público geek y fanático de las consolas como pocas veces antes un juego había sorprendido
Por Héctor Jesús Cristino Lucas @
03 de febrero, 2017
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Héctor Jesús Cristino Lucas

[dropcap]F[/dropcap]ue en 1996 cuando el ahora mítico juego Resident Evil -mejor conocido en Japón como Biohazard– sorprendería al público geek y fanático de las consolas como pocas veces antes un juego había sorprendido. De la casa productora Capcom y directo a Playstation, los desarrolladores no solo crearon un nuevo videojuego, le dieron forma también a un nuevo estilo el Survival Horror -tras el éxito que significó Alone in the dark en el 92- que alcanzaría mayor notoriedad al comienzo de nuestro siglo. He ahí la época dorada de los videojuegos enfocados al horror. Resident Evil, inspirado en el cine de George A. Romero y de todo su legado, se convirtió en un referente dentro del universo de los muertos come carne.

Por ello no resultó extraño que alguien decidiera llevar ese horror de consola a la pantalla grande, y allá por el 2001 la productora Columbia TriStar adquirió los derechos de la mítica franquicia. La idea original, y esto es algo que pocos saben, era que el famoso de Romero fuera el guionista y director de la tan esperada adaptación. Lamentablemente no pudo ser debido a que el productor -y creador del juego por supuesto- Yoshiki Okamoto, declaró a los medios que el guión “no era tan bueno”. Y la búsqueda para encontrar a alguien más se extendió por un par de meses.

Por cierto, la idea de que Romero fuere el director del proyecto se originó porque la Capcom ya había trabajado antes con él. En el 98 se le había encomendado que dirigiese un pequeño promocional para la secuela: Resident Evil 2 -o Biohazard 2– convirtiéndose en todo un éxito:

https://www.youtube.com/watch?v=uymff74kDu0

Sin embargo, fue Paul W. S. Anderson quien se quedaría al frente del proyecto debido a que ya había dirigido anteriormente -entre otras cosas- la adaptación de Mortal Kombat en el 95.

Anderson escribió otro guión basándose parcialmente en el que había dejado Romero, y así nació la primera Resident Evil que todos conocimos en el 2002. Y como ya lo había mencionado en mi crítica de la cinta Train to Busan, ésta película fue la principal responsable -al lado de 28 Days Later de Danny Boyle y Dawn of the dead de Zack Snyder- que los muertos vivientes se pusieran en boca de todos. Fue con ella, sin duda, que una nueva era dentro del cine de zombies nació, acarreando con ella una inmensa oleada de películas que le siguieron. Ya sea con la odiada House of the Dead de Uwe Boll o la aclamado Shaun of the Dead de Wright. Sin embargo, el Resident Evil de Anderson dividió a la crítica pese a ser todo un éxito de taquilla.

Hablar de esta franquicia cinematográfica es complicado. Es como entrar a un campo minado donde siempre es mejor ir despacio. Un primer paso: los amantes del videojuego se quedaron extrañados, profundamente decepcionados. Así como pasa con la literatura en su transición al séptimo arte, donde los lectores pocas veces terminan convencidos de las adaptaciones, así con el videojuego. El personaje de Alice -quien interpreta Milla Jovovich- por ejemplo, fue uno elemento que más confundió. Ni siquiera existía en el juego.

Otro grupo de espectadores, uno más pequeño y ajeno a la cultura geek, se acercaron a la cinta con la idea de que estaban frente a una película más de muertos vivientes sin exigirle nada a nadie. Ese pequeño grupo que sólo quería ver sangre y destrucción –entre el que por supuesto me incluyo- hicieron que la franquicia funcionara. O al menos, así lo veo yo. En aquel entonces no esperaba una adaptación fiel a los juegos y lo único que quería era una historia de zombies. Lo más factible es que todos hubiesen ido con esa idea. Y así, la primer Resident Evil se transformó en un producto modesto y destacable -para la mayoría al menos- que además de todo, reavivaría aquel subgénero iniciado por Romero.

La primera sigue siendo la mejor, sin embargo su secuela, Resident Evil 2: Apocalypse en el 2004, y aún más su tercera parte, Resident Evil 3: Extinction en el 2007, no fueron malas entregas.  De ahí, temo decir -al igual que lo dicen los cientos de sitios especializados en el género- la franquicia se fue a pique.

Luego de Resident Evil 4: Afterlife en el 2010 y Resident Evil 5: Retribution en el 2012, a la saga comenzó a ocurrirle exactamente lo mismo que a los juegos: el Survival Horror, el elemento central la supervivencia en medio del horro fue desapareciendo para transformarse en películas de acción y explosiones. Y henos aquí, en pleno 2017. Aquella saga que comenzó en el 2002 con Milla Jovovich llega a su fin con Resident Evil: The Final Chapter, o al menos eso es lo que dice el título de esa entrega.

Milla¿Y qué hay que decir de todo esto entonces? Pues que está de más. De más ir al cine. No estamos frente a La La Land, por supuesto. La última Resident cumplió y es todo lo que hay que decir. Tiene acción, es cierto, pero también tiene muchos zombies, perros mutantes y de más abominaciones que volvieron a traer el Survival Horror que parecía perdido. En este tipo de filmes lo único que exiges no es que te sorprenda, sino basta con que te deje satisfecho. Y así es ésta película. Un perfecto Mctrío, hamburguesa, papas fritas y refresco. Si tenías un antojo momentáneo de sangre y acción, vaya que lo obtendrás y vas a llenarte.

Jovovich en su papel de Alice, al lado de Ali Larter interpretando a Claire Redfield, están estupendas. Al reparto también se añade el actor cubano William Levy, y sorprendió de sobremanera, aunque si les soy sincero, no sé por qué pero presiento que fue sólo un gancho para atraer a las masas hispano hablantes. Éste personaje es tan irrelevante y particularmente desaprovechado, como la mayoría de hecho. Y no es un error de éste film, sino que desde la primera el desarrollo de personajes no ha sido el fuerte de las películas, son tramas sencillas y enfocadas sólo a la acción. ¿Y para qué? Para enaltecer al personaje de Milla. Nada más.

Los efectos especiales son, de nuevo, el eje de poder de la película, aunque la trama, aún con todos sus altibajos, logra atrapar. Y lo digo de buena manera, ya que por ser la “última” muchos de los misterios terminan resolviéndose con “intentos” de vuelta de tuerca. De forma un poco forzada, pero no por eso menos entretenida, sí que sorprende.

Además, hay algo aquí que me ha dejado particularmente extrañado. Puede que sea el único crítico que mencione esto pero Resident Evil: The Final Chapter tiene un arco argumental bastante literario. Casi todo en el film me recordó a los cuentos de Simbad el marino -relatos que podemos encontrar, de hecho, en Las mil y una noches– y, de alguna manera, al Mago de Oz de Frank Baum como a la adaptación de Víctor Fleming en el 39. ¿Por qué? Porque el entramado de ambas historias gira en torno a un grupo de personajes que van en busca de algo, y sin importar las circunstancias, emprenden un viaje cuyo antagonista -en este caso Wesker- les van colocando obstáculos desde lejos.

De alguna manera no me sorprende que una franquicia como ésta -que aclaremos: no intentó jamás ser una adaptación fiel a los videojuegos- haga referencias a la literatura universal. Tan sólo recordemos que los personajes de Alice y la Reina Roja son una clara alusión a Alicia en el país de las maravillas de Lewis Carroll. Por ende, éste entramado, enfocado más a un film de aventuras, o bien, a una “épica” al estilo Lord of the Rings bañado de horror y zombies, no es del todo gratuito. Los personajes enfrentan un sinfín de obstáculos en busca de ese algo que es vital en la trama. Aquí, vital para que la humanidad pueda subsistir.

De hecho, hay quien menciona que tiene una poderosa esencia a la primera entrega. Y vaya que tienen razón. Para empezar, Alice y su grupo de supervivientes deben llegar a la mansión. Esto por sí solo hará que nuestros recuerdos y la nostalgia aparezcan, es justo aquí donde el famoso Survival Horror adquiera mayor fuerza ya que obedece a la regla “claustrofobia”. Así como el Alien de Ridley Scott, así como la primera Resident Evil de Anderson. Por ende, creo que The Final Chapter tiene todo lo necesario para dejarnos satisfechos, superando incluso a sus dos entregas anteriores.

Ahora, la pregunta definitiva es: ¿Ésta película significa el final de la saga? Pues bien… no exactamente. Aún hay un par de cabos sueltos, sobre todo, personajes que aparecían en la quinta entrega y que aquí no volvieron ni a mencionarse. De hecho, resulta sospechoso, ya que huele a habrá una película más intente resolver todas estas dudas.

Más extraño todavía es un rumor que corre. Y es que si recuerdan, hay otra saga de películas, Underworld, protagonizada por Kate Beckinsale, que llegó a su fin este mismo año. Y se ha especulado en sitios especializados que ambas franquicias pudieran unirse en un futuro, haciendo un extraño crossover como hace ya tiempo no veíamos. ¿Será esto posible? ¿Cómo es que dos películas completamente distintas, aunque con cierta dosis de acción y horror, pudieran encajar en un mismo universo? Sea como fuere, el tiempo responderá si esta es una posibilidad o un simple rumor.

Resident Evil: The Final Chapter es básicamente todo lo ya que vimos pero multiplicado por diez. Más zombies, más monstruos, más acción. No tiene sentido exigirse más de la cuenta. Pero sí que vale la pena preguntar… ¿acaso es, realmente, el final de una saga?

Sinopsis:

Tras los hechos acontecidos en Resident Evil 5: Retribution, la humanidad se encuentra en su peor momento después de que Alice fuera traicionada por Wesker en Washington D.C. Destinada a ser el último bastión de la humanidad contra las hordas de muertos vivientes, Alice debe volver donde la pesadilla comenzó, Raccoon City, donde la corporación Umbrella está reuniendo fuerzas para un ataque final en el último intento de todos los supervivientes para evitar la extinción humana.

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Héctor Jesús Cristino Lucas
Héctor Jesús Cristino Lucas resulta un individuo poco sofisticado que atreve a llamarse “escritor” de cuentos torcidos y poemas absurdos. Amante de la literatura fantástica y de horror, cuyos maestros imprescindibles siempre han sido para él: Stephen King, Allan Poe, Clive Barker y Lovecraft. Desequilibrado en sus haberes existenciales quien no puede dejar (tras constantes rehabilitaciones) el amor casi parafílico que le tiene al séptimo arte. Alabando principalmente el rocambolesco género del terror en toda su enferma diversidad: gore, zombies, caníbales, vampiros, snuff, slashers y todo lo que falte. A su corta edad ha ido acumulando logros insignificantes como: Primer lugar en el noveno concurso de expresión literaria El joven y la mar, auspiciado por la Secretaría De Marina en el 2009, con su cuento: “Ojos ahogados, las estrellas brillan sobre el mar”. Y autor de los libros: Antología de un loco, tomo I y II publicados el 1° de Julio del 2011 en Acapulco Guerrero. Aún en venta en dicho Estado. Todas sus insanias pueden ser vistas en su sitio web oficial. http://www.lecturaoscura.jimdo.com
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