Lado B
Este no es cualquier martes en Cholula
Crónica breve de la presentación de la Big Band Jazzatlán, integrada por jóvenes músicos cholultecas
Por Mely Arellano @melyarel
28 de octubre, 2016
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Mely Arellano

@melyarel

A media entrevista el sonido de las trompetas rompe la calma. Los primeros poderosos acordes pegan en la piel y obligan a mirar. Roy se desconcierta y pregunta, como si alguien supiera más que él sobre éste, su evento.

—¿Ya comenzó?, ¿ya comenzó? -y sin esperar respuesta, deduce- es un ensayo, es un ensayo.

Y sí, la banda se detiene pero la entrevista ya no sigue. La emoción de Roy lo impide, quiere estar pendiente, necesita estar pendiente aun cuando el concierto no iniciará hasta una hora después. 

La noche es ligeramente húmeda y apenas fría, el aire otoñal aún no se suelta como suele hacerlo en las calles de Cholula. Es martes. Un día del que no se esperan grandes cosas a menos que 19 músicos se hayan empecinado en que esta vez sea —y así será— justo de otro modo.

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Casi en punto de las diez de la noche Rodrigo Moctezuma, Roy, que se ha cambiado el chaleco por un saco, toma el micrófono para recordar que hace diez años decidió montar un espacio cuyo leitmotiv fuera el jazz -una apuesta entonces inédita- y lo llamó Jazzatlán, en cuyo escenario ahora recibe entre 1200 y 1300 músicos al año “y esto no para”.

—La cumbre de todo este esfuerzo se traduce hoy en la Big Band de Jazzatlán -presume Roy.

Y pasados algunos minutos un redoble de la batería abre paso a las trompetas que ya están ahí, rompiendo de nuevo la calma de un martes en Cholula.

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Groovin’ Hard, un clásico del jazz que popularizó Buddy Rich, fue lo primero que tocaron los 19 músicos de la Big Band Jazzatlán, 18 de los cuales son de Cholula, algunos formados en conservatorio pero la mayoría recibió educación no formal, como el director de la banda, Jorge Tlaxcaltecatl que aprendió a tocar la trompeta desde muy pequeño gracias a las enseñanzas de su abuelo.

—El jazz en México -dice Jorge- no es tan reconocido; es lamentable, para que hagamos este tipo de conciertos tenemos que vivir de música popular, a nosotros nos encantaría vivir de esta música, pero mientras eso no sea posible tenemos que tocar música popular y deleitarnos con esta música.   

Casi ninguno de los músicos, cuyas edades van de los 20 a los 38 años, había tocado jazz antes.

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La noche, inevitable, avanza. La banda navega por diferentes ritmos con armónico ensamble. Jorge domina la música, o la música domina a Jorge que, sin ser alto, se hace grande. Todos lo miran, atentos a sus indicaciones: levanta la mano, marca el tiempo, detiene a unos, anima a otros.

El joven de 26 años que prefiere el jazz clásico, aunque se declara fan del trompetista Roy Hargrove, líder de The RH Factor, un grupo que combina el jazz con funk, hip-hop, soul y gospel, sabe, igual que Roy, que este martes no es como cualquier otro. Y sabe también que llegará el día en que se reconozca el sello cholulteca de la Big Band Jazzatlán. 

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Night in Tunisia, una composición de Dizzy Gillespie; Straight no Chaser, del gran Thelonious Monk; las nostálgicas All of me y My Lament, y la poderosa Feeling Good son quizás las que revelaron mejor las posibilidades de los músicos, pero Soul Vaccination, que contó con un solo de guitarra de Beto Cobos, y el vibrante cierre de Bésame Mucho dejaron su impronta en la agonía de un martes que, justo por no ser cualquiera, se repetirá cada mes en el escenario de Jazzatlán en Cholula.     

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