Lado B
Factores socioeconómicos de la vejez
La transición demográfica mundial en donde la población cada vez estará más envejecida es un hecho incuestionable, el número de ancianos en el mundo se triplicará, pasando de los 606 millones del año 2000 a los 1.970 millones en el 2050, situación que tendrá un efecto profundo en la sociedad.
Por Lado B @ladobemx
30 de septiembre, 2016
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Ma. Guadalupe Chávez Ortiz

[dropcap]L[/dropcap]a transición demográfica mundial en donde la población cada vez estará más envejecida es un hecho incuestionable, el número de ancianos en el mundo se triplicará, pasando de los 606 millones del año 2000 a los 1.970 millones en el 2050, situación que tendrá un efecto profundo en la sociedad.

Se estima que para México en el 2020 el 8.5% de la población será adulto mayor y para el 2050 el 22.5% (CONAPO,2015), este grupo etéreo no solo se incrementará sino que tendrá que enfrentar grandes desafíos, pues lamentablemente, en nuestro país como en muchos otros, se da en un contexto de pobreza y desigualdad, un debilitamiento de las instituciones de salud y escaso desarrollo institucional, lo que da como resultado una atención inadecuada a este grupo poblacional y una mayor vulnerabilidad en lo que respecta al bienestar social y económico.

En este mismo sentido la modernización, refiere Salvarreza (2006)  ha provocado una dislocación social de los viejos, Los roles tradicionales que desarrollaban los anciano se pierden en la sociedad moderna y el status social de ser viejo se modifica y desvaloriza en las organizaciones sociales y laborales, en la poca o nula incorporación de espacios de trabajo y desvalorización de la experiencia profesional o técnica que los años han dado.

La infraestructura social no está preparada para atender las necesidades de la población sobre todo responder a la población de los adultos mayores que como hemos visto se duplicaran en los próximos años, el abastecimiento de los servicios de salud colapsados, la nula posibilidad de acceder a una pensión del estado, darán pauta a una desestabilización socioeconómica.

Durante la vejez las necesidades de apoyo económico aumentan por las condiciones propias de escasos recursos económicos y por falta de empleo o por la nula posibilidad de jubilación, situación que con el tiempo se agravará aún más por la imposibilidad de cubrir esta prestación tanto de las instituciones públicas como privadas.

[pull_quote_right]El progreso de la tecnología sanitaria, que aumenta la longevidad, produce un envejecimiento de la población y favorece la competitividad intergeneracional en favor de los jóvenes, en la lista de empleos disponibles las edades “ideales “fluctúan entre los 25 y 40 años[/pull_quote_right]

En las sociedades modernas, la jubilación suele traer consecuencias opuestas. A las personas mayores les puede resultar muy difícil sentirse felices en el último período de sus vidas, al no convivir ya con sus hijos y haberse retirado de la vida laboral (Giddens, 2000). La vida laboral para las adultos mayores es muy importante pues muchos de ellos y ellas han construido también sus redes sociales y sus vínculos afectivos, son los espacios de trabajo donde pasan el mayor número de sus horas semanales, incluso para muchos es parte de su identidad.

Cowgill, ha estudiado los efectos de la modernización sobre las condiciones sociales de la población añosa habla de cuatro tendencias que contribuyen a la inferioridad social de los ancianos y que tienen como efecto tanto el cese de la actividad productiva como la segregación (Krassoievitch, 2014). Estos cuatro aspectos se resumen a continuación:

El progreso de la tecnología sanitaria, que aumenta la longevidad, produce un envejecimiento de la población y favorece la competitividad intergeneracional en favor de los jóvenes, en la lista de empleos disponibles las edades “ideales “fluctúan entre los 25 y 40 años, cuantos periódicos locales aún se puede ver la oferta laboral con criterios que segregan a los adultos mayores.

Los avances de la tecnología económica, que hacen que los ancianos sean desplazados por los jóvenes  y que los puestos que ocupan aquellos los supriman en favor de nuevas profesiones y especialidades que éstos dominan, en cuantos espacios laborales los adultos mayores han sido desplazados por jóvenes que en muchas ocasiones cuentan con más grados académicos o fuerza física, incluso con las nuevas estructuras laborales-económicas prioriza a quienes puedan desplazarse o aceptar un empleo temporal y sin prestaciones.

La urbanización, que aumenta la migración y la movilidad de los jóvenes y, por consiguiente, el alejamiento con respecto a los familiares ancianos.

Los niveles de instrucción cada vez mejores, que hacen que con frecuencia la escolaridad de los hijos sea mayor que la de los padres, jóvenes que han concluido sus estudios de licenciatura de forma inmediata acceden a una maestría y un doctorado, aunque pocos son los privilegiados, estos últimos tendrán mayores posibilidades de candidatearse para puestos laborales y lamentablemente muchos de nuestros adultos mayores que cuentan con experticia serán desplazados por grados académicos.

Estos cuatro aspectos me parecen muy relevantes, los dos primeros hacen referencia al aspecto de competitividad social intergeneracional y los dos segundos al cambio de estructura familiar e impacto en la relación emocional.

[quote_box_right]La autora es profesora de la Universidad Iberoamericana Puebla.

Este texto se encuentra en: http://circulodeescritores.blogspot.com

Sus comentarios son bienvenidos[/quote_box_right]

En este mismo sentido, en lo referente al impacto emocional, me atrevería a afirmar que para los adultos es mayor pues los jóvenes en la actualidad aprovechan reducidas  posibilidades ofrecidas por el sistema, pero que de alguna manera los favorecen por su edad, estudios, habilidades, prontitud entre otros, en cambio para los adultos mayores implicará una reducción de posibilidades económicas, familiares y sociales, miedo, incertidumbre, enojo, tristeza, frustración entre otros.

 

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