Lado B
Paulina Camargo: hasta encontrarla
Su familia ha hecho al menos 55 manifestaciones frente a la Fiscalía a lo largo de un año de búsqueda, hasta ahora, infructuosa
Por Karen De la Torre @
25 de agosto, 2016
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Karen de la Torre

@karelampia

La noche del 23 de octubre del 2015, en la 31 Poniente esquina con la 11 Sur, un grupo de personas se reunía. En las camisetas llevaban impresa la leyenda “Justicia para Paulina” y el rostro de la joven de 19 años desaparecida el 25 de agosto de ese año. La gente esperaba turno para acercarse a Rocío Limón, la madre de Paulina.

Paulina Camargo. Vestía mallón café, botas café, blusón naranja. Fue vista por última vez tomando un taxi en la 18 Sur y Ciurcuito Juan Pablo II.

“Que no pare la búsqueda”, me dijo antes de que comenzara la marcha hacia la Fiscalía del Estado, esa noche de octubre.

Más tarde, mientras se fumaba un cigarro, Rocío Limón se rascó la cabeza y me explicó que le estaba dando alopecia, me mostró. Dos meses atrás su vida había cambiado abruptamente.

Paulina sólo iba a tomarse un café con su expareja José María Sosa, quien ahora está sujeto a proceso y se le imputan los delitos de homicidio y aborto, Paulina tenía 18 semanas de embarazo, era riesgoso y había pasado 8 días con extremos cuidados, en cama. Se suponía que luego del café, Rocío Limón y su esposo Rolando Camargo irían a recogerla.

A decir de José María, Paulina no esperó a sus padres y tomó un taxi para regresar a casa. Hasta hoy la familia espera ese regreso, de acuerdo con las investigaciones de la Fiscalía, Paulina está presumiblemente sin vida. Su cuerpo no ha sido encontrado.

El 13 de noviembre de ese año vi otra vez a Rocío Limón, esta vez hablaba con tono fuerte frente a la Fiscalía del Estado, unas cincuenta personas se mojaban en la lluvia para acompañarla. “Busquen a Paulina”, dijo con énfasis. “Sí procurador, aquí los presentes sabemos cómo ha trabajado. Exigimos que no cese la búsqueda”. “Queremos la verdad, queremos justicia, ni una más, ni una más”.

En búsqueda de la joven se removieron toneladas de basura del relleno sanitario, incluso se buscó en ríos y la familia personalmente removió tierra por si es que su cuerpo estaba enterrado en algún predio abandonado. La declaración de José María detalló que luego de asesinarla, arrojó su cuerpo a un contenedor de basura.

“Paulina, estamos esperando tu regreso”, “Paulina, te estamos esperando, te amamos”, “A los Poderes del Estado: pedimos ni una más”, “Pau, prendemos una veladora para que encuentres el regreso a casa”. Hoy ya no hay caminata, pero sí manifestación en la Fiscalía como cada viernes, sin falta desde entonces. Ahí Rocío Limón mantiene las veladoras prendidas. He visto cómo los golpes de aire apagan una o dos, y en seguida Rocío las vuelve a encender.

Hasta hoy, la madre de Paulina podría contar al menos 55 manifestaciones frente a la Fiscalía, 51 misas ofrecidas para su hija y un año completo de búsqueda, un largo año de reconocimiento de cadáveres, de visitas al SEMEFO, de leer notas sobre cuerpos de mujeres encontrados, de golpes mediáticos, de remover tierra, de entrevistas y de visitas interminables a la Fiscalía del Estado para hacer valer aquel principio de derecho llamado “impulso procesal”: si las partes no lo solicitan, el proceso no se desarrolla.

“Ni siquiera sé, ni sabemos si ella sintió dolor o si sufrió, si de verdad la tiró en donde dijo”, anoté esta frase de Rocío Limón, en mi libreta mojada por la lluvia.

Paulina era la que corría las ventanas de su casa para que entrara luz.

Su familia ha prometido no parar hasta encontrarla.

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Autor Lado B
Karen De la Torre
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