Lado B
Normalista murió por golpes múltiples y "severos", no desollado: peritos argentinos
Aunque su rostro presenta daño por fauna depredadora, también presenta "sospecha de intervención de instrumento cortante", de acuerdo con los peritos argentinos
Por Lado B @ladobemx
12 de julio, 2016
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Aunque el rostro de Julio César Mondragón Fontes presenta daño hecho por fauna depredadora, también presenta «sospecha de intervención de instrumento cortante», de acuerdo con el dictamen presentado por el Equipo Argentino de Antropología Forense (EAAF)

Foto: Cuartoscuro, tomada de Animal Político.

Foto: Cuartoscuro, tomada de Animal Político.

Centro Prodh

@centroprodh

Julio César Mondragón Fontes, una de las seis personas asesinadas en la noche del 26 al 27 de septiembre del 2014 en Iguala, Guerrero donde desaparecieron también 43 estudiantes de la Escuela normal Rural Raúl Isidro Burgos de Ayotzinapa, murió como consecuencia de las múltiples fracturas a las que fue sometido en «zonas vitales» como tórax y cráneo, y aunque su rostro presenta daño hecho por fauna depredadora, también presenta «sospecha de intervención de instrumento cortante», de acuerdo con el dictamen presentado por el Equipo Argentino de Antropología Forense (EAAF).

Los análisis genéticos realizados por el EAAF sobre los restos identificados en el año 2014 por la PGJ de Guerrero como pertenecientes a Julio César, confirmaron dicha identificación. La toma de muestras para análisis genéticos con fines identificatorios recién pudo realizarse el 6 febrero del 2016 obteniendo resultados en abril del  mismo año.

En cuanto a causa de muerte la conclusión alcanzada por peritos del EAAF es que la muerte se produjo como consecuencia de traumatismo craneoencefálico por instrumento contundente. Esta causa de muerte es similar a la obtenida también por la PGJ de Guerrero en su primera autopsia. Sin embargo, durante este segundo examen se documentaron un número considerablemente mayor de traumatismos en tejido óseo y en tejido blando y se realizó una descripción más profunda sobre las lesiones y su origen especialmente en cara, cráneo, cuello y tórax.

[pull_quote_center]Lamentablemente, a más de un año después de su fallecimiento y enterramiento, y luego de diferentes intervenciones los restos ya no se encuentran en las mismas condiciones que en 2014 y no se puede ahondar en cuanto a las áreas con sospecha de intervención de instrumento cortante en el rostro[/pull_quote_center]

En cuanto a la existencia de tortura, las fracturas en cráneo ocurridas alrededor del momento de la muerte observadas en este segundo examen fueron severas y abarcaron especialmente el lateral derecho, base de cráneo, área posterior y fragmentación masiva en cara.  En el tórax en particular se registró un número más alto de fracturas de costillas. En la autopsia inicial se señaló la presencia de dos costillas fracturadas mientras que en el segundo examen pudieron documentarse por lo menos 12 costillas fracturadas. También en este segundo examen el EAAF encontró fracturas en dos vértebras dorsales y en una vértebra lumbar que no se habían reportado anteriormente. La autopsia inicial reportaba lesiones en pulmones, cerebro y abdomen; en la segunda autopsia el EAAF documentó hemorragias en regiones similares (cerebro, pulmones, omentum -peritoneo adyacente a estómago- e intestino y posible daño en uno de los riñones), describiéndolas con mayor amplitud. Todas estas lesiones ocurrieron en circunstancias alrededor de la muerte y son de origen contundente (a diferencia de heridas cortantes o por proyectil de arma de fuego). No se encontraron lesiones compatibles con el paso de proyectil de arma de fuego.

La cara presenta también multitraumatismo de tipo contundente severo. La herida en el cuello que se  difundió  ampliamente en medios de comunicación en opinión, del EAAF presenta por un lado huellas de actividad de fauna  como señaló la primera autopsia, pero también presenta áreas con sospecha de intervención de instrumento cortante. Lamentablemente, a más de un año después de su fallecimiento y enterramiento, y luego de diferentes intervenciones medico forenses realizadas después de su fallecimiento, los restos ya no se encuentran en las mismas condiciones para su examen que en septiembre del 2014 cuando sucedió el homicidio y  no permite ahondar en mayor detalle en  este aspecto.

Es importante recalcar que el alto número de lesiones, su severidad y su ubicación en el cuerpo  escenifican una golpiza severa con múltiples impactos en zonas de vital importancia como son el tórax y el cráneo.

En cuanto a la existencia de tortura, corresponde al ministerio público y a las autoridades judiciales su determinación. Desde la perspectiva de la familia de Julio César y la coadyuvancia –conformada por el Centro Prodh y Tlachinollan, las conclusiones de los nuevos estudios indican que esta línea de investigación es prioritaria y debe agotarse. En ese sentido, para la coadyuvancia y la familia es evidente la insuficiencia de la investigación que condujo la Procuraduría de Guerrero; por ello, resulta fundamental que la PGR se avoque a la investigación de los delitos cometidos contra Julio César desde una perspectiva integral que evite la mayor fragmentación de la indagatoria, lo que conllevaría a analizar el futuro y la solidez de la acusación que se sostiene en el proceso penal que se sigue ante un juzgado local en Iguala por estos hechos.

Los restos del estudiante Mondragón Fontes fueron inhumados por sus familiares en su panteón familiar en  el Estado de México  el 1 de octubre del 2014, poco tiempo después de la realización de su primera autopsia, para obtener una opinión independiente que ayudara a corroborar la identificación de los restos; revisara causa y   modo de muerte, y revisara la posibilidad o existencia de tortura. Dicha opinión independiente y la realización de nuevos estudios fueron también recomendadas por el Grupo Interdisciplinario de Expertos Independientes (GIEI).

Con este fin, los familiares del joven Mondragón y  sus representantes legales, Centro de Derechos Humanos Miguel Agustín Pro Juárez y Centro de Derechos Humanos de la Montaña Tlachinollan, solicitaron la intervención del EAAF como sus peritos para llevar  a cabo un nuevo examen de los restos de Julio César.

Con autorización del Juez interviniente del Juzgado de Iguala, los restos de Julio César fueron exhumados por personal pericial de la Procuraduría General de la Republica (PGR), la Procuraduría General de Justicia (PGJ) del estado  de Guerrero y EAAF del panteón familiar en el Estado de México el día 4 de noviembre del 2015. Los restos fueron trasladados a Ciudad de México donde fueron examinados por peritos de EAAF y PGR, ante observadores de la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH) desde el 4 y 7 de noviembre del 2015. Los restos de Julio Cesar fueron reinhumados el 12 de febrero del 2016, una vez que se autorizó la toma de muestra para análisis genéticos con fines identificatorios.

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