Lado B
El magisterio: esa entidad abstracta e infinita
El primer fragmento de tres versos está basado en el poema pero es en su mayor parte creado por mí, en los dos fragmentos siguientes me limito a cambiar la palabra pueblo por la palabra magisterio dejando todo el poema intacto. Omito la parte final del poema porque considero que no es aplicable a lo que yo quiero decir en esta entrega de Educación Personalizante.
Por Juan Martín López Calva @m_lopezcalva
19 de julio, 2016
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Martín López Calva

@M_Lopezcalva

…El magisterio es bueno para hablar en sobremesas:

“se ha denostado al magisterio”,

“Hay una campaña de desprestigio contra el magisterio”

“También sirve (el magisterio) para otros menesteres literarios:

Escribir el cuento de la democracia,

Publicar la revista de la Revolución, hacer la crónica de los grandes ideales

El (magisterio) es una entidad pluscuamperfecta

generosamente abstracta e infinita.

Sirve también para que jóvenes idiotas

Aumenten el área de los panteones o embaracen las cárceles

O aprendan a ser ricos…”

Paráfrasis de: Jaime Sabines. Diario oficial.

[dropcap]E[/dropcap]l primer fragmento de tres versos está basado en el poema pero es en su mayor parte creado por mí, en los dos fragmentos siguientes me limito a cambiar la palabra pueblo por la palabra magisterio dejando todo el poema intacto. Omito la parte final del poema porque considero que no es aplicable a lo que yo quiero decir en esta entrega de Educación Personalizante.

Tomo este poema del maestro Sabines porque considero que en este momento de crisis de la reforma educativa a partir de los hechos de Nochixtlán que reavivaron la oposición y las manifestaciones más o menos violentas en contra de este cambio estructural, que como he repetido muchas veces, considero una condición necesarios, aunque no suficiente, para la transformación de nuestro sistema educativo nacional, es necesario reflexionar sobre el uso que se está dando al término “magisterio” entre los diversos actores y sectores que se pronuncian a favor y en contra de este cambio legislativo.

Pongo un antecedente que me parece relevante para contextualizar mi reflexión. Durante décadas, el viejo sistema priísta –muerto ya, pero negándose a aceptar su muerte todavía- fue creando un imaginario colectivo en el que se identificaban como sinónimos tres términos: gobierno-partido en el poder- patria.

De esta forma, los discursos y los símbolos –baste ver el escudo del PRI con los colores de la bandera nacional- que el sistema político fue generando y posicionando en la sociedad ubicaban al gobierno y al partido en el gobierno como representantes y garantes de la soberanía nacional, encarnación de los valores nacionales y únicos defensores de la identidad de nuestro país.

A partir de este imaginario, quienes se atrevían a criticar al gobierno eran tachados de traidores a la patria porque criticar al gobierno era cuestionar los valores nacionales, hacerle el juego a intereses extranjeros colonialistas y dañar la unidad nacional entendida como homogeneidad y obediencia.

Esta visión aplicaba también para la crítica al partido. Quien cuestionaba al PRI estaba cuestionando a la patria y era por tanto un enemigo de nuestra nación.

La traición podría venir de ciudadanos o intelectuales que se alineaban y trabajaban para el imperialismo norteamericano –si la crítica era de corte conservador o capitalista- o bien de mexicanos y pensadores que eran aliados de los intereses del comunismo internacional –como en el caso de los argumentos manejados contra los estudiantes que generaron el movimiento estudiantil del 68-, pero en ambos casos, la crítica al gobierno o al partido no podría ser fruto de una reflexión propia sino que tenía que provenir necesariamente de intereses anti-patrióticos.

[pull_quote_right]De manera que muchas personas y organizaciones de buena fe, se pronuncian hoy a favor de que el gobierno derogue la que ellos nombran “mal llamada reforma educativa” porque consideran que con ello están apoyando al magisterio del país, sin darse cuenta de que sumarse a esta presión es apoyar el regreso al pasado, la restauración de este sistema corporativo que ha tenido durante décadas atrapados a los maestros entre la burocracia de la SEP y la discrecionalidad y opacidad de la CNTE y el SNTE sin dejarlos moverse, crear, proponer, cuestionar, participar, desarrollarse y aportar su talento a la transformación del sistema educativo nacional.[/pull_quote_right]

En el caso del movimiento opositor a la reforma educativa pienso personalmente que está operando un imaginario similar. Este caso tiene que ver con el término Magisterio, que se usa como una abstracción sujeta a manipulaciones múltiples dependiendo de lo que se quiera defender.

Para algunos, el hecho de que organizaciones como Mexicanos primero, académicos, opinólogos y miembros de la sociedad se hayan manifestado en contra del arreglo corporativo generado en la época del sistema corporativista que mantuvo al PRI como partido único en el poder durante casi ocho décadas y hayan cuestionado a las cúpulas de las dos organizaciones gremiales hegemónicas y cómplices del gobierno en esta asociación político-electoral (SNTE y CNTE) significa que se trata de organizaciones y personas que “odian” al magisterio y forman parte de una especie de conspiración internacional, encabezada en México por Televisa y otras empresas malévolas, que tienen como objetivo denigrar y destruir la dignidad de los docentes del país .

Porque como parte del sistema priísta, tanto el SNTE como la CNTE –que surgió de un genuino ánimo crítico y democratizador dentro del SNTE pero fue coptado pronto y se convirtió en más de lo mismo- fueron también construyendo el imaginario de que el magisterio eran estas organizaciones sindicales y que quien las criticara y se volviera su adversario se convertía en automático en enemigo del magisterio.

Esto a pesar de que en términos reales ambas organizaciones no solamente no representan a la mayor parte de los maestros del país –los que más allá de intereses políticos e ideologías dejan su vida día a día en las aulas buscando formar a las nuevas generaciones- sino que se convirtieron en un obstáculo para su desarrollo y establecieron prácticas de control y chantaje que perjudicaron la formación permanente del verdadero magisterio nacional y se volvieron instancias de control político en lugar de organismos de representación y mejora de los intereses laborales de los trabajadores de la educación.

Es así que el magisterio se volvió una “entidad pluscuamperfectagenerosamente abstracta e infinita” que sirvió y sigue sirviendo para legitimar posturas políticas regresivas disfrazadas de progresismo. Por eso hoy el magisterio es bueno para hablar en sobremesas y llenarse la boca diciendo que “se ha denostado al magisterio”, que “hay una campaña de desprestigio contra el magisterio” y que todos los que se manifiestan –nos manifestamos- a favor de acabar de una vez y para siempre con el pacto corporativo entre el gobierno y la CNTE y el SNTE para buscar una renovación de fondo de la organización gremial del magisterio de carne y hueso, es decir, de ese universal concreto formado por todos los maestros y maestras que buscan la mejora de la formación de los mexicanos del futuro y se preparan día a día para hacer mejor su tarea frente a los múltiples retos de cambio que está planteando por un lado la globalización económica feroz pero también por otro lado la creciente exigencia de igualdad y justicia, de atención al desarrollo integral humano de cada ciudadano de este país y de este planeta, somos “enemigos del magisterio”.

De manera que muchas personas y organizaciones de buena fe, se pronuncian hoy a favor de que el gobierno derogue la que ellos nombran “mal llamada reforma educativa” porque consideran que con ello están apoyando al magisterio del país, sin darse cuenta de que sumarse a esta presión es apoyar el regreso al pasado, la restauración de este sistema corporativo que ha tenido durante décadas atrapados a los maestros entre la burocracia de la SEP y la discrecionalidad y opacidad de la CNTE y el SNTE sin dejarlos moverse, crear, proponer, cuestionar, participar, desarrollarse y aportar su talento a la transformación del sistema educativo nacional.

De manera que también muchos jóvenes idealistas asumen el riesgo de embarazar las cárceles o aumentar el área de los panteones –como sucedió en Nochixtlán- sirviendo de “carne de cañón” a intereses rancios e inconfesables que se envuelven en discursos democráticos y revolucionarios llenos de ideales defendiendo supuestamente al magisterio cuando en realidad están defendiendo a las cúpulas de la CNTE y ahora también, del SNTE.

Estoy consciente de lo políticamente incorrecta que resultará esta columna que cierra el primer semestre de este año convulso y difícil pero decisivo para el futuro de la educación de nuestro país, pero creo con toda honestidad que es el momento de reforzar la verdadera reflexión crítica que nos ayude a distinguir y matizar la complejidad del cambio educativo que necesita nuestra patria más allá de imágenes simplistas de camioncitos, choferes, empresarios perversos en complot y magisterio bueno (entendido como CNTE o incluso SNTE, no como el conjunto de profesores reales), víctima de la globalización, el neoliberalismo y otros monstruosos enemigos sin rostro.

[quote_box_center]Por período vacacional de quien esto escribe, este artículo no aparecerá en las próximas dos semanas.[/quote_box_center]

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Autor Lado B
Juan Martín López Calva
Doctor en Educación por la Universidad Autónoma de Tlaxcala. Realizó dos estancias postdoctorales en el Lonergan Institute de Boston College. Es miembro del Sistema Nacional de Investigadores, del Consejo Mexicano de Investigación Educativa, de la Red Nacional de Investigadores en Educación y Valores y de la Asociación Latinoamericana de Filosofía de la Educación. Trabaja en las líneas de Educación humanista, Educación y valores y Ética profesional. Actualmente es Decano de Artes y Humanidades de la UPAEP, donde coordina el Cuerpo Académico de Ética y Procesos Educativos y participa en el de Profesionalización docente..
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