Lado B
Seis años después
Las urnas se alimentarán por estructuras, por voto duro, pero difícilmente tendrán mayoría ciudadana que genere un cambio
Por Ernesto Aroche Aguilar @earoche
04 de junio, 2016
Comparte
Ernesto Aroche Aguilar

@earoche

En los pasillos del Instituto Estatal Electoral hay una gran expectativa. La campaña electoral 2010 está a punto de hacer historia. El ansia de poder de un grupo y sus aspiraciones por extender su influencia más allá del periodo legal de los seis años –y en los que se es prácticamente Dios–, abrió la posibilidad real, por primera vez, de romper con la hegemonía del partido que, para bien y sobre todo para mal, construyó este país, y dentro de él este estado.

Engolosinado Mario Marín Torres, el eje en torno al que se articuló el Partido Revolucionario Institucional entre 2004 y 2010, cerró la posibilidad de competencia por la candidatura tricolor e impuso a un hombre de pocas luces visibles.

La alternancia política había llegado al país diez años antes, sin embargo en Puebla el dinosaurio resistió casi una década el impacto del meteorito. Pero dicen que para que la cuña apriete ha de ser del mismo palo. Y del PRI nació la medicina. Un junior de la política tricolor. Nieto de gobernador. Educado en escuelas de los Estados Unidos. Rafael Moreno Valle supo otear y navegar por las aguas de la recomposición política de la mano de otra priísta que tras el cisma del año 2000 –cuando Vicente Fox ganó la presidencia de la República— se erigió un poder fáctico gracias a su control del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación. El poder del magisterio permitió a Elba Esther Gordillo negociar con los dos presidentes panistas, e incluso apuntalar y legitimar a Felipe Calderón luego de una muy cuestionada elección de 2006, lo que le dio derecho de picaporte.

Todo eso pesa esa noche de junio de 2010 y aunque no todos lo tenemos claro, en el ambiente se siente que algo acaba de romperse en la historia local. En las pantallas del órgano electoral se puede observar cómo evoluciona el Programa de Resultados Electorales Previos (PREP) minuto a minuto. Y cómo los paquetes electorales se suman y cada uno golpea las ya alicaídas aspiraciones tricolores. Uno a uno los paquetes de votos comienzan a cavar la tumba del hombre que se pensó un Benito Juárez de la mixteca.

–No hay preocupación –dice alguno de los priístas que igual que decenas de reporteros acamparon en las oficinas electorales–, ya viene el voto verde y cambiará la tendencia.

Pero el voto verde no llega, o más bien no llega como lo esperaban los tricolores, el voto verde transmuta en azul, amarillo y varios colores más. Y lejos de acortar la distancia o voltear la tendencia, la confirma.

Seis años después la historia se repite. Ahora el protagonista no es el candidato oficial Antonio Gali Fayad, como no lo fue en el 2010 Javier López Zavala, sino el hombre detrás de él, que buscar perpetuarse en el poder. Rafael Moreno Valle, el mismo que seis años antes rompió una hegemonía, hoy apuesta todo su capital político para crear la suya, y pavimentar su camino al 2018.

No sé si se repetirá el 2010 en los resultados en la urna, lo que sí tengo claro es que a diferencia de Moreno Valle y su alianza ambidiestra que buscó escuchar a la sociedad previo y durante la campaña–aunque después de ganar hizo oídos sordos–, el PRI se encerró en sí mismo y no hizo suya la voz ciudadana. Las urnas se alimentarán por estructuras, por voto duro, y difícilmente tendrán una mayoría ciudadana que genere un cambio. 

Comparte
Autor Lado B
Ernesto Aroche Aguilar
Suscripcion