Lado B
¿Qué tipo de democracia es esta?
Me gustaría comenzar relatando que en 2011 tuve la oportunidad de conocer Washington D.C. y sin miedo a exagerar puedo decir que era como estar en el Disneylandia de la democracia y la libertad.
Por Arturo Moh @arturo_moh
16 de junio, 2016
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Arturo ‘Moh’ Mendez

@Arturo_Moh

Estimada audiencia.

[dropcap]M[/dropcap]e gustaría comenzar relatando que en 2011 tuve la oportunidad de conocer Washington D.C. y sin miedo a exagerar puedo decir que era como estar en el Disneylandia de la democracia y la libertad. Y es que esas son las dos banderas que enarbolan las causas nobles del país del norte. En nombre de la democracia se declaran guerras, se disponen de las vidas de millones de personas, como si fueran prescindibles, y se firman alianzas intercontinentales, porque la libertad de cada individuo para elegir la manera en la que es gobernado es la máxima absoluta. Pero, no nos olvidemos de la letra chiquita.

Los dos partidos emblemáticos -Demócratas y Republicanos- están llegando al final de su elección interna con muchas más dudas que certezas por parte del electorado ya que en el país de la democracia, en donde puedes elegir entre 50 sabores de papas fritas, tus únicas opciones de gobierno son: el corporativismo institucional o el racismo y la xenofobia.

Esto puede sonar a una broma de mal gusto o una exageración, pero la forma en la que ese proceso interno está arreglado le permite a la política institucional hacer con su pueblo lo que ha hecho en tantos otros países a través de los años, incluido México en 2006, y esto es sesgar las elecciones, apoyar a la política establecida y no dejar espacio para el disentimiento, la crítica o la propuesta.

Bernie Sanders es la prueba fehaciente de ello.

Pero vamos por partes, desde el inicio del proceso electoral tuvimos la oportunidad de explicar lo que eran las votaciones primarias y los “Caucuses”, lo que no tomamos en cuenta es la forma ambigua y hasta absurda en la que cada uno de los estados arreglan el resultado de estos procesos. Recordemos que en las elecciones locales lo que está en juego son los delegados que van a ir a la convención nacional del partido.

Foto tomada de Independent.com

Foto tomada de Independent.com

En el partido Demócrata por ejemplo, actualmente el voto popular tiene a Hillary Rodham Clinton por delante del Senador de Vermont solo en un 6% con todo y que en muchos de los estados sólo puedes votar si estás afiliado al partido, aunque las elecciones primarias las paguen con el dinero de todos los contribuyentes y que la base de votantes más fiel a Bernie son los registrados como independientes, sin embargo HRC, después de la elección el pasado martes en California está virtualmente electa gracias a los llamados “Super-delegados” los cuales son electos por el partido y desde antes del inicio del proceso dijeron -casi de forma unánime- que votarían por Hillary Clinton. Esto es, un 30% de los Delegados necesarios para ganar la nominación -los cuales son en su mayoría “gente de confianza del partido” y/o cabilderos pagados por grandes donadores- ya habían decidido apoyar a HRC antes de que el primer voto de la gente fuera contado.

Además de lo anterior, la elección interna ha estado plagada de irregularidades, desde la eliminación de un buen porcentaje de votantes registrados demócratas en Brooklyn, NY; que es el bastión más fuerte para Bernie Sanders, la programación de los debates y su regularidad, entre muchas otras.

En las encuestas Hillary y Donald Trump están en un virtual empate, mientras que Bernie Sanders adelanta al magnate millonario en muchos casos por más de 10%, esto es porque los virtuales abanderados del partido tienen vistas muy desfavorables por parte del público, sin embargo a los partidos sigue sin convenirle una opción que sea capaz de movilizar a la ciudadanía, pues corren el riesgo de perder la influencia y el poder que han conseguido tras décadas de alienar a las masas de sus partidos.

¿Qué tipo de democracia es esta en la que la voz de millones puede ser ignorada por los millonarios, las corporaciones y la política institucional?

Sanders

Foto tomada de Independent.com

Por lo pronto Bernie Sanders, esa hecatombe de esperanzas, esa imponente obra arquitectónica con fecha de demolición, esa playera del Che Guevara con piernas, llegará con la frente en alto a la convención del Partido Demócrata que ya pactó la renuncia de su actual presidenta Debbie Wasserman Shultz para que Sanders endose la candidatura de Clinton, a lo cual él ha respondido que solo lo hará si puede transformar la plataforma del partido.

No creo exagerar al decir que Sanders es un candidato único en una generación. Tuve la oportunidad de conocerlo más de cerca en uno de sus últimos mítines en Oakland, California y tan sólo por la energía que la voz raspoza de este hombre de 74 transmite, dudo que vayamos a conocer pronto a alguien con su forma de hacer política, su forma de recaudar fondos y su forma de mover a las masas, con inteligencia más que con slogans propagandísticos. Las ideas de Bernie serán trascendentales para una generación que está comenzando a votar, a despertar y a imaginar un mundo en el cual el disentimiento, la crítica y la propuesta sí tienen cabida.

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Autor Lado B
Arturo Moh
Graduado de Mercadotecnia por la Universidad Madero Puebla. Emprendedor Social y muralista. Ha participado en diversos proyectos y movimientos en pro de la democratización de medios de comunicación. Actualmente vive en San Francisco desde donde escribe "De fronteras y otros espejismos", columna política de Estados Unidos y su impacto y relación con los problemas de México.
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