Lado B
De bañarse y de sanar en la ciudad
El señor Gabriel Jiménez es parte de la familia que es propietaria de uno de los baños públicos de aseo personal más representativos de la Ciudad de Puebla: “Baños América”.
Por Juan Daniel Flores @
08 de junio, 2016
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“Escribir, escribirle a este cuerpo de mujer que yace aquí a mi lado,

contundente, sabroso y orgulloso, concreto como la palabra guerra

y como las arrugas que cada mañana aparecen alrededor de mis ojos.”

V. Arellano

Juan Daniel Flores
Más de media vida en América

[dropcap]E[/dropcap]l señor Gabriel Jiménez es parte de la familia que es propietaria de uno de los baños públicos de aseo personal más representativos de la Ciudad de Puebla: “Baños América”.

Estos baños llevan el nombre de la colonia en la que se encuentran ubicada, poco más allá de la colonia Humboldt y colindante con una de las zonas de  fábricas textileras prácticamente abandonadas, colonia El Cristo y La Gloria. De hecho estos baños están a la orilla de lo que era antiguamente la carretera de salida a Tehuacán y Oaxaca sobre la 14 oriente y la 32 Norte.

Foto: Juan Daniel Flores

Foto: Juan Daniel Flores

Es el único baño de la zona que cuenta con una pequeña alberca entrando, y el único en toda la Ciudad que desde la calle puede verse trabajar sus dos calderas, como una especie de naves espaciales a la vista del transeúnte.

“Este baño tiene más de 90 años de existencia, le pusieron así a estos baños por la colonia América Norte, yo llevo con el lugar desde 1971, ya más de media vida”.

“La alberca ahora la tenemos de momento fuera de servicio, tenemos vapores generales e individuales, antiguamente teníamos temazcal, pero ya no se usa, ya nada más es turco y vapor”.

Foto: Juan Daniel Flores

Foto: Juan Daniel Flores

Don Gabriel tiene que estar con un ojo al gato y otro al garabato. Es común y tradicional que la recepción en los baños públicos esté justo a la entrada, ésta,  generalmente tiene un vidrio polarizado o reja en la mayor parte de los baños. Una muy pequeña ventanita en forma de rectángulo, la hace de aduana entre el que se siente pesado por la mugre y el trajín de los días, y el que renta los baños para la limpieza**.

En un pasillo que conduce al fondo de los baños América, está el “individual” ahí la mayor parte de quienes esperan son mujeres, junto a ellas unos aparatos abandonados para hacer ejercicio.

“Lo que ha cambiado es que hay mucha gente que ya tiene baño en su casa y ya no usa este tipo de baños, además los diferentes clubes deportivos recientemente abiertos o que están de moda, hacen que cada vez venga menos gente.

Foto: Juan Daniel Flores

Foto: Juan Daniel Flores

Por ejemplo, el Alpha 3 que está aquí cerca ya tiene como 40 años y muchos que asisten ahí lo usan sólo como baño. Además también nos han afectado las nuevas disposiciones acerca del costo del agua. Sin embargo la gente que si tiene la tradición lo continúa usando”

Estoy embelesado con su pequeña alberca aún sin agua. ¿Cuánta gente no habrá pasado ahí sus tardes de domingo? Hay incluso una resbaladilla a la orilla de la alberca que espera su fin seguro junto al de la pequeña alberca de sólo 1:30 mts de profundidad, que tiene, aún sin su alma, mucho encanto con  su techo de cubo de luz que entona, con cierta precariedad, con el azul de las paredes del América.

“De hecho hay otros baños que tienen alberca, no somos los únicos, está el de Las Palmas en la 3 sur y Circuito que son parientes nuestros, o los Necaxa que también son familia”

“No tengo ganas de ir al vapor”

Para los Baños “La Estrella” la historia no es muy diferente. Con 107 años en la historia de Puebla es probable que sea el más antiguo, está en una de las colonias más tradicionales de toda Puebla: El Carmen.

La persona que me atendió me muestra una sabana donde está plenamente grabado la conmemoración de más de un centenario de servicio: “Baños La estrella desde 1909”.

“Aquí vienen parejas y familias a bañarse, aquí tenemos ruso y turco, ya no tenemos temazcal, hay damas generales y generales caballeros e individuales”.

Le comento a la buena señora que me atiende que si es verdad que antes el agua, además de gratuita, era tan limpia que se podía beber directamente de la llave. Me interrumpe jocosa: “Ah no, yo no sé nada de ese tema del agua… yo no le sé decir”. Pienso al tiempo que realmente es joven para haberlo constatado, pero… ¿por qué siento que hay un tanto de recelo por parte de los bañeros para hablar del tema del agua en Puebla? Me la cambia por otra “…yo creo que ha bajado la gente porque ya se han ido a los INFONAVIT, anteriormente la gente vivía mucho por el centro por eso no son las mismas ventas de hace años”. Termina diciendo que sólo viene “por ratitos” y no puede informarme más.

Llega una señora joven y paga por el individual y un jabón $52.50, casi lo mismo que pago con mi pollero por una pechuga mediana, o poco más que una recarga telefónica para unos cuantos días. Platico con un bañero y me dice que los individuales que están justo frente a la recepción nunca se han usado.

—¿Nunca en 107 años? -le  pregunto.

—No, nunca.

Esto me hace pensar en una de las películas del holocausto… el color gris… el acero de las puertas… el hermetismo de esos individuales… ¿habrá pasado algo ahí?

La voz de quien atiende me regresa de mis cavilaciones “¿Ahora no vino Miguelito?” le pregunta a un joven que paga sus $43. Él responde: “No, se bañó en la casa, se quiso bañar allá, le dio flojera venir, me dijo: no tengo ganas de ir al vapor y allá se quedó”.

Dos jóvenes que trabajan ahí se ofrecen a quien llega para llevarles sus maletas y bolsas hasta el individual o al general. Pienso: eso es servicio.

Llega una pareja y pide un especial. El joven paga al contado 104 pesotes. 

Foto: Juan Daniel Flores
Foto: Juan Daniel Flores
María Luisa: el oficio de sanar

Mujer de trabajo y luchona de corazón, en uno de sus muchos oficios tuvo la oportunidad de ser bañera en diferentes baños públicos de aseo personal, además de usuaria de otros más en su colonia.

“Pues ahora recuerdo que trabajé como bañera en los Baños Aztomba, allá en la 10 poniente 305 me parece, entre la 3 y la 5 sur en la zona de La Merced. Ahí trabajé como 7 años nada más. Esos baños, si mal no recuerdo, son como del año 1955 o 1957. Las patronas eran muy buenas gentes eran muy católicas, las dueñas eran las señoritas Campos. Yo estuve en el general que antes le decían el Temazcal, ahí bañaba enfermas.”

¿A que se le llama un baño de enferma y en qué consiste?

“Bueno se le llama así cuando una mujer está embarazada y se ‘alivia’ de su bebé, entonces ahí las llevan para que uno las ‘arregle’, las mete uno a calentar, se les ‘hojea’ muy bien y baña con agua caliente, se les ‘aprieta’ y también se baña al bebé.

“Después que se les acabó de bañar se la saca a la recién mamá en una sabana y ya las viste uno”.

“Las que llegan a llevar hierbas se las aplica uno, las hierbas de las llamadas ‘para baño’, así se piden. Por lo general es la ruda, el pirul, el marrubio. Hay unas que ya llevaban sus hierbas hervidas y nada mas ahí se les revuelve con agua caliente. Las que no, sólo se les pone su azufre, su alcohol, unas incluso llevaban alucema. La alucema es una semillita como triguito remojada en alcohol de un día para otro. Y eso les unta en el cuerpo dentro del baño para que suden en el temazcal y así las acostábamos sobre la piedra, si no había temazcal, pues en el ruso ahí en el cuarto de vapor. Ya con el azufre y el alcohol la sacaba uno envuelta en la sábana y la acostaba después en los camastros. En el temazcal las subía uno a la tarima, con un petate y las cubría  con una sábana o sarape que llevaran. Ahí sudaban. Tenían que llevar su sarape y sus dos sábanas, además, se les pedía su faja para que salieran además de apretadas, fajaditas.

Foto: Juan Daniel Flores

Foto: Juan Daniel Flores

¿En su experiencia como bañera: a los cuantos días tenían que recibir este baño de enferma las recién paridas?

“Bueno al tercer día de que parieron las purgaba uno, después de la purga ya es el baño. La finalidad de recibir este baño de enferma es, además de que no queden con frío por dentro de su cuerpo, que queden bien; hay unas que tienen para el baño, las que no, en su casa nada más con la regadera y ya”.

“El baño de enferma consiste pues: en la apretada, el masaje, el baño, la calentada y la manteada. También el niño se tiene que bañar por primera vez. Hay incluso algunos bebés que llevan todavía la tripita del ombligo ya que aún no se les cae. Tiene uno que tener cuidado con todo eso.

También trabajé en los Baños ‘Jesús María’ que sigue en el Barrio de los Sapos, y en los ‘Torre Blanca’ que estaba entre la 3 norte y 5 de mayo. El ‘Jesús María’ tenía temazcal y unas tinotas bonitas vaya, verdes y blancas. En el Aztomba eran tinas de madera redondas, en el Baño ‘Chiquito’ del Alto también eran tinas de madera y también había temazcal. Por cierto los dueños del Jesús María y el Aztomba eran parientes.

“Antes a los individuales se les llamaba ‘placeres’ y tenían una tina de baño con agua caliente dentro del cuarto, después ya les quitaron eso porque según era desperdicio de agua, ya después pusieron regaderas en los cuartos y eran tinas de loza. En el temazcal había tinas de madera. El turco es calor seco y el ruso es vapor húmedo.

“A veces también era recurrente que se pelearan las mujeres por el lugar dentro del baño, hubo una vez que una le abrió la frente a otra ya que le dio un cubetazo, antes las cubetas eran todas de fierro, la tuve que sacar para que la curaran. Había unas mujeres que eran muy aprehensivas.

“También trabajé en los ‘Tecali’ ahí si eran bien groseras, hasta ahí se me puso una clienta enfrente a decirme groserías, yo no le contesté nada, en esa parte se topa uno con cada gente. Había otras tranquilas. Ahí trabajaba también bañando enfermas. En ese entonces cobraba por bañar $10ºº, en el Aztomba me pusieron tarifa, tenía que cobrar $5ºº, pero las clientas me daban más ya que se daban cuenta que las dueñas querían controlar todo. Como había propinas no les convenía mucho.

“Lo que sí me daba miedo es que me tocara una que pariera ahí dentro.

“Ya como clienta, cuando me iba a bañar al ‘Tres Marías’ me tenía que estar esperando, había mucha gente, a menos que entraras al individual pero era más caro. Ahí sí hubo un muerto. Precisamente el dueño, como había alberca en el departamento de hombres, ahí se cayó. Dicen que no lo encontraban y sólo después de buscarlo vieron su sombrero flotar en la alberca, ya estaba ahogado. Como entraba de madrugada se ve que se resbaló y ahí murió. Eso fue como por el ochenta y tantos pues. Yo creo que el baño se le quedó a un hijo y no supo llevar el negocio y tronó, ahora ya lo venden, pero en ese baño había mucha gente del rumbo de Xonaca, El Alto, Los Remedios, La Luz, Xanenetla. La gente esperaba filas en las escaleras por un lugar. Eso sí, nunca hubo temazcal. Sí hubo ruso y turco.

“Lo que sí es que en el baño de mujeres no se les permitía tomar cerveza, no se les vendía pero a los hombres sí”.

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Autor Lado B
Juan Daniel Flores
Egresado de la BUAP-ITESM, estudiante de sociología, produzco las cápsulas radiofónicas "Espiral Urbana" para Radio BUAP, colaboro con LADO B con entrevistas socioculturales "¿De que lado masca la Iguana?", colaboro con la columna de opinión "Espiral Urbana" para Los Periodistas y soy creador de "Criticas Vitales" Cine, Literacidad y Sociología para espacios culturales y escolares.
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