Lado B
“Plaza de la Soledad”: Reivindicando el oficio más desprestigiado del mundo
El karaoke grupal recién ha comenzado. Un grupo de mujeres, de edad madura, gorgorean al unísono la melodía de “Amor de cabaret”. Algunas confiesan que la canción les duele hasta el alma.
Por Jaime López Blanco @
30 de abril, 2016
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Jaime López Blanco 

[dropcap]E[/dropcap]l karaoke grupal recién ha comenzado. Un grupo de mujeres de edad madura gorgorean al unísono la melodía de “Amor de cabaret”. Algunas confiesan que la canción les duele hasta el alma. Otras sólo son parte del coro comunitario. A todas las une el mismo oficio: son trabajadoras sexuales de La Merced, zona imbricada en ese monstruo denominado la Ciudad de México. La estampa está puesta. La lente de Maya Goded nos regala un emblemático primer vistazo de una sociedad sui generis, aquella que se abraza en y con sus canciones y cotidianidades. 

Más allá de los planchados de ceja, los consejos para seducir a los clientes o la historia de sus orígenes, Goded nos regala un relato de camaradería, un testimonio de empatía, así como un cuadro íntimo de penas y amores de varias mujeres que se hermanan gracias a uno de los trabajos mas hostiles y satanizados de siempre, el del sexo servicio. Lo hace sin morbo. Lo hace sin tremendismos argumentales. Lo hace usando la resiliencia del humor y del afecto. Todo esto y más es “Plaza de la Soledad”.

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Antes de ser documental, “Plaza de la Soledad” había surgido como un ensayo fotográfico sobre la desigualdad, la transgresión, el sexo y el amor. Ahora es el registro audiovisual de Esther, Ángeles, Carmen, Lety y Raquel, seres que hacen de su cuerpo su autosustento económico y de sus revelaciones el vehículo ideal para evidenciar la inequidad y varios de los cánceres que laceran la sociedad mexicana actual: machismo, violencia de género, doble moral, abusos infantiles, prejuicios, indiferencias, abandonos de distinta índole.

Sobre las razones por las que este grupo de mujeres decidieron aparecer abiertamente a cuadro, Ángeles, una de las protagonistas comenta que lo hicieron “para dejar huella a las nuevas generaciones del sexo servicio y que vean que no es tan fácil entrar”. Su compañera sentimental, Esther, proveniente de Oaxaca, agrega que en su caso llegó por soledad: “…Al no tener apoyo, al haber sido violada, tuve que salirme de mi pueblo antes de que descubrieran lo que pasaba. No quería lastimar a mi familia (…) No me quedó otra más que irme a la calle”.

El documental de Maya Goded, ópera prima estrenada a principios de este año en el prestigiado Festival de Sundance, dota de humanidad a sus personajes centrales, humanidad que les ha sido arrebatada, negada por el machismo; una humanidad que se sublima y trasciende a los infiernos de la calle y de las casas, del cuerpo y el corazón.

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Autor Lado B
Jaime López Blanco
Reportero comunitario. Junkie del séptimo arte. Documentalista de guerrilla; dos veces finalista del Festival Internacional de la Imagen (FINI) de Pachuca, Hidalgo; en una de ellas, primer lugar en la categoría de Cortometraje Estudiantil. Constante aprendiz de periodista cultural. Sueña con que algún día las notas bonsai sean sustituidas por los textos de raíces profundas, amenos y reflexivos. Comunicólogo que aspira a no ser un escritor fugaz dentro del sobrepoblado firmamento de las letras.
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