Lado B
Los cortometrajes mexicanos en Cannes: Las razones del mundo (1 de 2)
Este año sólo van dos obras mexicanas a Cannes, dos cortometrajes realizados por estudiantes menores de 35 años: Las razones del mundo, de Ernesto Martínez Bucio (director y coguionista) y Odei Zabaleta (coguionista y fotógrafo), hecha en el Centro de Capacitación Cinematográfica (CCC) y; Dobro, de Marta Hernaiz, hecho en la academia que fundó Bella Tarr en Bosnia-Herzegovina. Decidí entrevistar a sus directores
Por Luis Felipe Lomelí @Lfelipelomeli
26 de abril, 2016
Comparte
Luis Felipe Lomelí

@Lfelipelomeli

[dropcap]E[/dropcap]ste año sólo van dos obras mexicanas a Cannes, dos cortometrajes realizados por estudiantes menores de 35 años: Las razones del mundo, de Ernesto Martínez Bucio (director y coguionista) y Odei Zabaleta (coguionista y fotógrafo), hecha en el Centro de Capacitación Cinematográfica (CCC) y; Dobro, de Marta Hernaiz, hecho en la academia que fundó Bella Tarr en Bosnia-Herzegovina. Decidí entrevistar a sus directores. Aquí la entrevista a Ernesto Martínez Bucio y, la siguiente semana, a Marta Hernaiz.

Las razones del mundo es un cortometraje perfectamente logrado, o casi perfecto. Se estrenó en México y ahora hará su debut internacional en la selección de 18 cortometrajes, de entre más de 2,300, que realizó Cinéfondation para esta edición del festival de Cannes que empezará el próximo mes de mayo. La obra es una narración estremecedora de un secuestro… desde el punto de vista de uno de los secuestradores, Alba, una mujer embarazada que tiene que cuidar, junto con su esposo, al nuevo “huésped”: un niño de primaria.

LOS PERSONAJES

Luis Felipe Lomelí: ¿Por qué narrar lo monstruoso desde el monstruo, desde aquellos que a ojos de las víctimas y la sociedad aterrada son los enemigos?

Ernesto Martínez Bucio (EMB): No son monstruos. Son personas que bajo ciertas circunstancias han tomado malas decisiones y son víctimas de ellos mismos. Nos han hecho creer que son monstruos. Es medieval eso. Me viene ahora a la cabeza la escena de Monty Python en búsqueda del Santo Grial: «A witch! She’s a witch! A witch!«.

LasRazonesdelMundo3.1

Una vez un maestro en el CCC, José Luis García Agraz nos dijo: un hombre va a Las Vegas, lo pierde todo y se suicida. Un hombre va a Las Vegas, gana una fortuna y se suicida. ¿Qué historia les parece más interesante? A mí, evidentemente, la segunda.

LFL: El personaje de Alba lleva el peso de la historia, la transformación. ¿Cómo se decidió la caracterización de los otros dos criminales: Daniel, callado y mustio; Mario, verborréico?

EMB: Lo que buscaba era tener tres niveles diferentes de negación ante lo que estaban haciendo. Las personas no manejamos la misma situación de la misma forma. Esto depende del carácter de cada uno de nosotros. En este sentido, la forma de negar, por parte de Alba, era mantenerse ocupada. Alba, prepara el desayuno, lleva al niño al baño, empaca la ropa, recoge la mesa. Daniel, por su parte, no quiere ver. Va de un lado a otro, tiene un carácter más débil y cubre su preocupación con el enojo. Mario, que es el jefe inmediato de los cuidadores, es un cínico. Él también sabe que está haciendo algo malo, pero mejor reír que llorar. Esa sí que es una parte de la idiosincrasia mexicana: mejor reír que llorar. ¿En verdad? ¿Debemos siempre reír de todo?

Otra cosa, Alba está embarazada y nunca habla con Daniel al respecto. Como si no quisieran hablar de ese asunto, como si eso fuera algo para otro momento. Sigo pensando en ellos. Los tres personajes tienen algo de mí.

EL GUIÓN

LFL: El guión tiene los precisos silencios y símbolos para que el observador complete la historia, el drama de los personajes. ¿Por qué se decidió escribirlo así en lugar de ser más explicativo?

EMB: Porque el espectador es una parte fundamental del cine y tiene responsabilidad también. Mi trabajo es mostrar, el del espectador es interpretar. Me han preguntado mucho sobre el final, si es abierto o no. Yo tengo mi final, pero si se los cuento, voy totalmente en contra de todo en lo que creo del cine. El espectador tiene que hacer su propia historia. El espectador tiene que decidir.

Escena de la película. Foto: Cortesía

Escena de la película. Foto: Cortesía

Y había otras cosas, reglas que nos pusimos, como siempre entrar lo más tarde posible a la escena y salir lo más rápido que se pueda. Nunca traicionar el punto de vista de Alba, la cámara no podía estar en un lugar en el que ella no estuviera. Tener diálogos cortos y concretos, expresar con las acciones, las miradas o el cuerpo, no con los diálogos. Y otras que ahora mismo no recuerdo. Esto le dio una homogeneidad estética a la película, pero también ética. En el cine, cada movimiento de cámara es una decisión ética.

EL ARTISTA Y SUS CIRCUNSTANCIAS

Ernesto cuenta que, mientras estudiaba la primaria en la década de los 80s, un compañero suyo fue secuestrado y una pareja se encargó de él durante su cautiverio.

EMB: Nací en Uruapan y crecí ahí. Viví hasta los 15 años y luego nos mudamos con mi familia a Morelia. Hubo dos razones: continuar los estudios y que Uruapan era muy peligroso. Se sentía un ambiente tenso, como que algo malo estaba a punto de pasar todo el tiempo. Es triste, Uruapan tiene gente maravillosa y lugares increíbles.

LFL: ¿En qué circunstancias el artista podría olvidarse de la sociedad a la que pertenece?

EMB: Creo que puede intentar olvidar o ignorar, pero es imposible. Siempre permea el lugar de origen. Pero no es sólo el lugar de origen, también en los que has vivido y lo que te rodea. El otro te define.

LFL: Las razones del mundo muestra un componente social insoslayable, ¿cuál es su postura –la tuya, la de Odei- respecto al compromiso del artista, con su obra y como ciudadano?

EMB: Creo que el compromiso que tenemos no es primordialmente social. El compromiso que tenemos es con la historia, con la película, con los personajes. Recuerdo que cuando trabajábamos en el guión [con Odei Zabaleta], lo más importante era entender a los personajes. No justificarlos, entenderlos; entender su humanidad, entender las decisiones que toman y sus circunstancias.

En cuanto al cine, voy a citar lo que dijo Jean-Pierre Dardenne. Yo no podría explicarlo mejor:

“Es decir, puede cambiar el mundo (el cine), pero a nosotros no es eso lo que nos interesa. Lo que el cine puede hacer, es que cada uno, desde su experiencia de espectador… uno está sentado en una sala y se puede dar un encuentro entre ustedes y lo que sucede ahí, en la pantalla. Y de ese encuentro… se produce que las personas no son las mismas, porque esa película les puede hacer sentir cosas que no sospechaban que estaban en ellas. Eso enriquece la comprensión del mundo y de lo que es un ser humano. Es formidable cuando algunas películas logran hacer eso de tiempo en tiempo. Así es como veo yo el cambio del mundo posible.”

Escena del cortometraje. Foto: Cortesía

Escena del cortometraje. Foto: Cortesía

Y bueno, su película Rosetta, probablemente mi película favorita; provocó una ley en Bélgica para proteger a los trabajadores jóvenes.

LFL: ¿es posible el horror sin la esperanza?, ¿es posible la esperanza sin el humor?

EMB: «Los rusos y los discípulos de los rusos han demostrado hasta el hastío que nadie es imposible: suicidas por felicidad, asesinos por benevolencia, personas que se adornan hasta el punto de separarse para siempre, delatores por fervor o por humildad…» dijo Borges en el prólogo de «La Invención de Morel» de Bioy Casares.

Nadie es imposible.

Comparte
Autor Lado B
Luis Felipe Lomelí
Estudió Física pero se decantó por la todología no especializada: una maestría en ecología por acá, un doctorado en filosofía por allá, un poquito de tianguero y otro de valet parking. Ha publicado los libros de cuentos Todos santos de California y Ella sigue de viaje, las novelas Cuaderno de flores e Indio borrado, el ensayo El ambientalismo y el libro de texto Naturaleza y sociedad. Es Premio Nacional de Bellas Artes y miembro del Sistema Nacional de Creadores de Arte. Se le considera el autor del cuento más corto en lengua hispana: "El emigrante": -¿Olvida usted algo? –Ojalá.
Suscripcion