Lado B
Feast, Odiseas de gore y horror
Hablo por muchos aquí cuando digo que amamos con demasía, incluso perversa y hasta eróticamente el buen Gore que nos ofrece el séptimo arte.
Por Héctor Jesús Cristino Lucas @
14 de abril, 2016
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Héctor Jesús Cristino Lucas

[dropcap]H[/dropcap]ablo por muchos aquí cuando digo que amamos con demasía, incluso perversa y hasta eróticamente el buen Gore que nos ofrece el séptimo arte. El exquisito placer visual nos causa una avalancha de sangre esparcirse frente a las cámaras de alguna pieza cinematográfica. Cuellos rebanados, brazos y piernas cercenados, ojos fuera de las cuencas y cabezas explotando. Y me atreveré una vez más. Hablo por muchos aquí cuando afirmo que la pasión al subgénero del Splatter es todo un arte. Toda una materia de estudio tanto para cinéfilos, expertos, como para fanáticos quienes sólo gustan de su pequeña dosis de violencia diaria.

Desde obras clásicas que empezaron a utilizar la violencia sutil como antesala al gore, a través de los monstruos trágicos de la Universal Studios, hasta los filmes a color que produjo posteriormente la Hammer. Desde obras cumbres como la extensa filmografía de Alfred Hitchkock entre las que destacan las pioneras Psycho y The Birds, hasta aquellas que consagraron al Splatter como Blood Feast y 2000 Maniacs del padre del Gore, Herschell Gordon Lewis. De ahí que éste subgénero fuera creciendo y ramificándose en diversas áreas y estilos, y que George A. Romero con Night Of The Living Dead y Dawn Of The Dead lo estableciera para la posteridad.

Desde entonces, tenemos Gore para escoger. Desde el estético ofrecido por Quentin Tarantino con obras como Kill Bill o Inglourious Basterds hasta el nivel de Peter Jackson en sus inicios con Braindead o Bad Taste. También está el malsano, en filmes slasher de los 80s como Friday the 13th de Sean Cuningham o A Nightmare on Elm Street del fallecido Wes Craven, que resulta totalmente distinto al Gore brutal y contemporáneo de cintas como Final Destination, Hostal o Saw. Y ni se diga de directores asiáticos como Takashi Miike o Sion Sono. Cada gore tiene lo suyo. Su estilo y su particular forma de pasmar al público.

Hay quienes prefieren un Gore más estético y de cine de arte, como el que ofrecen Tarantino o Ruggero Deodato, mientras que otros prefieren el brutal, crudo y sin censura como el de Eli Roth o Alexandre Aja. Sea como fuere, todas las opciones existentes dentro del género son válidas y dignas de admiración. Pero ahora tenemos una cita y nos toca hablar de uno de los filmes cuyo gore descomunal y malsano ha cautivado la atención de los expertos. Una película que simboliza un gran homenaje al Splatter clásico y al inicio de una de las trilogías más sangrientas en la actualidad. Sí, aún mucho más que la propia Saw.

Me refiero a Feast. Película dirigida por el excéntrico John Gulager en el 2005, quién también es actor y director de fotografía. De hecho Gulager también dirijo Pirañas 2DD que vendría a figurar como la secuela de Piraña en 3D del grandioso Alexandre Aja, pero no es ni de lejos su mejor trabajo. Mientras que el guión corrió a cargo por Marcus Dunstan y Patrick Melton quienes también son responsables de los guiones de The Collector, Saw IV, V, VI y Saw en 3D. Con esos antecedentes queda bastante claro desde el principio que ésta cinta fue tocada por gente experta en el género del horror, el gore y lo grotesco.

feast1Ahora, vayamos a lo que nos concierte. Hablar de Feast es como descender a uno de los círculos del infierno más profundo e intentar volver ileso para contarlo. Sé de antemano que los verdaderos amantes del gore extremo e irónico son muchísimos, pero no estoy seguro si los haya a este punto. A lo que voy es que esta clase de películas sólo podrían definirse de una sola manera: Explotación. De inicio a fin nos encontraremos con un extravagante y abusivo viaje por los confines no sólo del horror, sino también del humor negro, de lo grotesco, lo bizarro, un poco de ciencia ficción y, por supuesto, gore.

Claro ejemplo de cine independiente, pero del bueno, ya que fue producida nada más y nada menos que por Miramax. La productora que se ha encargado de llevar excelentes películas a pantalla grande sin mucho presupuesto. Los ejemplos más claros sin duda se los llevan Tarantino con su entrañable Pulp Fiction o bien, Danny Boyle con su ya conmemorada Trainspotting.

Sin embargo debemos ser justos, la película no se lleva las palmas debido a la originalidad, al arco argumental más interesante o a la profundidad que Stanley Kubrick o David Lynch le inyectaron a sus filmes a su debido tiempo. Es obvio que no tratamos con esta fórmula, sólo basta leer la sinopsis: “Un grupo de desconocidos se encuentran atrapados en una taberna de mala muerte cuyo destino de cada uno se vuelve impredecible a causa de unas hambrientas y extrañas criaturas que se acercan a toda marcha hasta donde se encuentran ellos”. Pero también diré que es gracias a esta simplicidad que la película funciona, porque hay historias que no necesitan mucho para triunfar.

El guión se encuentra perfectamente construido con tan buenos elementos que la historia, así como así, importa poco. La presentación de los personajes, por ejemplo, es excepcional. Constantemente dándonos los perfiles de cada uno de ellos frente a las cámaras y su esperanza de vida ante los terribles y retorcidos acontecimientos que están por venirse. De igual manera los diálogos están acompañados de un exquisito humor negro y sarcasmo a tope. Y en cuanto a ritmo se refiere resulta verdaderamente dinámico, tanto así que nos hace recordar a otras cintas que siguen la misma línea ya sea en forma de homenaje o tributo.

No es de extrañarse que Feast nos recuerde no sólo al ritmo secuencial que mantiene Braindead de Peter Jackson o Evil Dead de Sam Raimi por ejemplo, sino también al estilo, contexto y naturaleza fílmica que se va entremezclando con horror, gore y comedia. Claramente le rinde homenaje a estos dos grandes referentes del género. Incluso si hay que comparar el argumento con otro, el más parecido que tenemos a la mano es From Dusk Till Dawn de Robert Rodríguez, porque pese a muchos elementos que congenian, el número uno sin duda, es el de la serie B. Puede que en el transcurso de la cinta haya alguno que otro acontecimiento difícil de digerir, sea por lo poco creíble que resulta o lo muy ridículo en que termina, pero es gracias a eso que funciona

Por tanto no hay que juzgar esta cinta desde ese único punto. Recordemos que ese mundo grotesco que encierra la serie B se dedica a ridiculizar y a exagerar cualquier argumento que pretenda ser serio.

El guión, entendamos, siempre debe ajustarse al presupuesto, y ya que ésta contó con grandes cantidades rápidamente se transformó en una obra minimalista donde tenemos personajes, contextos y tramas reducidas. Así como en From Dusk Till Dawn, todo el embrollo ocurre en un solo escenario: la taberna; y lejos de ser un elemento negativo lo transforma en su elemento más poderoso. Hay muchas cintas que son minimalistas y han logrado sobresalir. Tenemos Buried de René Cortés en el 2010, donde toda la situación transcurre en un ataúd bajo la tierra. O bueno, si queremos ser más contemporáneos, Anomalisa de Charlie Kauffman.

feast1 (1)A lo que voy es que Feast es una excelente película de horror que homenajea grandes clásicos de su género. Un poco de Jackson por aquí, otro poco de Raimi por allá, y su simplista naturaleza es totalmente compensada con un gore a la vieja escuela y un ritmo en cuanto guión, sublime. Sólo para gustos exigentes, he aquí una buena recomendación que roza sutilmente con grandes clásicos a lo Braindead, Evil Dead, Basket Case, From Dusk Till Dawn o Shaun Of The Dead, no cabe duda, Feast de John Gulager es la opción más rescatable que pese a ser estrenada allá por el 2005, no le pide nada a filmes actuales. Al diablo The Green Inferno.

Y fue tanto el éxito que cosechó entre los fanáticos que hoy ya es considerada una auténtica película de culto, y se realizaron dos secuelas más: Feast 2: Sloppy Seconds y Feast 3: Happy Finish que multiplicaron la fórmula a niveles extraordinarios hasta convertirlas en una de las mejores odiseas de gore y horror de la actualidad.

[quote_box_center]Sinopsis:

En un lugar remoto, el camarero del The Beer Trap Tavern sirve copas a un colorido grupo de clientes compuesto por forasteros de paso y perdedores. De pronto, un individuo enloquecido, empuñando una escopeta, irrumpe en el local llevando consigo la cabeza decapitada de un monstruo. Una horda de esa criaturas infernales está dirigiéndose hacia allí devastándolo todo a su paso, advierte el desconocido.[/quote_box_center]

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Autor Lado B
Héctor Jesús Cristino Lucas
Héctor Jesús Cristino Lucas resulta un individuo poco sofisticado que atreve a llamarse “escritor” de cuentos torcidos y poemas absurdos. Amante de la literatura fantástica y de horror, cuyos maestros imprescindibles siempre han sido para él: Stephen King, Allan Poe, Clive Barker y Lovecraft. Desequilibrado en sus haberes existenciales quien no puede dejar (tras constantes rehabilitaciones) el amor casi parafílico que le tiene al séptimo arte. Alabando principalmente el rocambolesco género del terror en toda su enferma diversidad: gore, zombies, caníbales, vampiros, snuff, slashers y todo lo que falte. A su corta edad ha ido acumulando logros insignificantes como: Primer lugar en el noveno concurso de expresión literaria El joven y la mar, auspiciado por la Secretaría De Marina en el 2009, con su cuento: “Ojos ahogados, las estrellas brillan sobre el mar”. Y autor de los libros: Antología de un loco, tomo I y II publicados el 1° de Julio del 2011 en Acapulco Guerrero. Aún en venta en dicho Estado. Todas sus insanias pueden ser vistas en su sitio web oficial. http://www.lecturaoscura.jimdo.com
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