La corrupción corrompe

El fraude fiscal, como el que planea sobre los centros financieros revelados por los papeles de Panamá es un grave problema político, económico y social. Según cálculos de la Unión Europea, por ejemplo, la corrupción supone más de 120 mil millones de euros al año a las arcas comunitarias. ¿Pero por qué ocurre? ¿Existe acaso una explicación científica que justifique la evasión fiscal?

Razones sociales y culturales explican por qué hay más fraude en unas regiones que otras, pero no tendrían por qué ser los únicos factoresEl impacto de los papeles de Panamá sobre la I+D+i va más allá de nombres como el de Abdeslam Bouchouareb, ministro de industria y minería en Algeria, o el de Konrad Mizzi, ministro de energía y salud de Malta, que aparecen en la lista filtrada. El fraude fiscal provoca una menor recaudación de tributos, como apuntaba un trabajo de las universidades de Harvard, Chicago y London School of Economics, lo que se traduce además en una menor inversión en servicios públicos y un mayor peso recaudatorio sobre el resto de la ciudadanía. Y es que desde hace años, la ciencia investiga las raíces de la corrupción con el fin de determinar por qué sucede y cómo frenarla -si esto es acaso posible-.

Un reciente estudio, publicado en la revista Nature, buceó en el origen social de la corrupción. ¿Es posible que en sociedades donde problemas como el fraude fiscal están más extendidos influyan en la psicología individual? En otras palabras, ¿es plausible aceptar la frase de que «como todos roban, no pasa nada por hacerlo»? Este trabajo llevó a cabo una investigación en 23 países con la participación de más de 2.500 voluntarios. Las conclusiones fueron claras: la corrupción general parece corromper también a nivel personal. Es decir, en países donde las instituciones sean débiles y el legado cultural se tiña de engaño, es más probable que los corruptos campen a sus anchas. Pero este escenario también tiene consecuencias a nivel de la honestidad individual, según los científicos de la Universidad de Nottingham.

Si hablamos en particular sobre evasión fiscal, como la que podrían revelar los papeles de Panamá, las investigaciones se remontan a 1972. Y, contrariamente a lo que se pueda pensar, no existe evidencia que avale que ante una menor cantidad de impuestos, el fraude sea menor. Por eso los expertos recomiendan que los tributos se organicen con criterios de efectividad y equidad, no como reclamo para que un hipotético defraudador se eche atrás en sus ideas de evitar al fisco y pagar menos a Hacienda. Las raíces sociológicas vuelven a pesar en este escenario: cuanto más extendida esté la evasión, más aceptable será entre la ciudadanía y, como consecuencia, la probabilidad subjetiva de ser detectado también se reducirá.

En ese sentido, otro estudio, publicado en Journal of Financial Economics, confirmó que existía evidencia de que las empresas cuyos propietarios procedieran de países muy corruptos tendían a evadir más impuestos. Aunque el trabajo se centró en Estados Unidos, la investigación vuelve a resaltar el peso de la tradición sociocultural en estas prácticas corruptas. La publicación de los papeles de Panamá, sin embargo, ofrece un interesante detalle a tener en cuenta en el futuro. Islandia, Reino Unidoo Chile, que se encuentran entre los veinticinco países con menor percepción pública de la corrupción segúnTransparencia Internacional, también se han visto salpicados por este caso.

papeles de Panamá

Los papeles de Panamá, con los 2,6 terabytes de datos hackeados, suponen una filtración 46 veces más grande que la de Wikileaks. La información destapada por el ICIJ no solo debería mostrar las sociedades offshore y los personajes públicos relacionados, sino que también puede ser aprovechada por la comunidad científica para indagar más acerca del origen de la corrupción y los casos de evasión fiscal. Y es que el análisis de la documentación, que solo acaba de comenzar, puede sorprender y remover algunas de las teorías más asentadas sobre las raíces sociales y culturales del fraude.