Lado B
¿Dónde están las artistas poblanas?: diálogo entre Rosa Borrás y Chispilla
¿Es el estado quién legitima a sus artistas o es desde la independencia y la autogestión como se construyen nombres y carreras?
Por Ámbar Barrera @astrobruja_
24 de abril, 2016
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Ámbar Barrera

@Dra_Caos

¿Existe un circuito de mujeres artistas en Puebla? ¿Hay un cliché que defina a una mujer artista? ¿Quiénes son las artistas más destacadas de Puebla? ¿Cómo se legitima el arte en la ciudad actualmente? ¿Qué tipo de arte están realizando las mujeres?

Estas son algunas de las preguntas sobre las que se reflexionó durante la sesión de Diálogos de arte: Encuentros, reflexiones y experiencias que el pasado 31 de marzo abordó el tema de Mujeres y circuitos artísticos locales. Las panelistas fueron las artistas poblanas Rosa Borrás (artista visual y bordado) y Claudia Castelán, mejor conocida como Chispillatronik o simplemente Chispilla (artista visual y sonora). El diálogo estuvo moderado por Adriana Alonso, artista también conocida como Niña Santa y se llevó a cabo en el Museo UPAEP.

El difuso escenario de las artes plásticas en Puebla

Durante el conversatorio, ambas artistas coincidieron en que actualmente no hay un lugar o persona que oficialmente legitime el arte emergente en Puebla. Hace algunos años, por ahí del 2008, Chispilla dice que existía un concurso anual de arte contemporáneo, organizado por el gobierno del Estado. Ella cree que en esa escena se definía la crema y nata de los artistas en Puebla. Sin embargo, con la desaparición del concurso, de la propia Secretaría de Cultura del estado y con la actual incompetencia del gobierno respecto a su labor cultural, la escena se define de otras formas menos uniformes.

“El giro identitario”, Bcn, 2009. Foto: Chispillatronik

“El giro identitario”, Bcn, 2009.
Foto: Chispillatronik

–Lo que ahora estamos viendo es una emergencia desde diferentes circuitos, aún predominantemente masculino y en la que tampoco se reconoce la cuestión femenina –dice Chispilla.

–Pequeños circuitos conformados por gente de ciertos intereses socioeconómicos y una definición de lo que es arte y su producción muy particular –agrega Rosa.

Chispilla dice que en Puebla no hay una presencia definida de creadoras, mucho menos podría hablarse de un circuito, entendiendo con eso a un grupo o colectividad más o menos organizada que se dan a conocer, que hacen presencia.

El surgimiento de nuevas universidades que ofertan la carrera de artes y la ampliación de los esfuerzos independientes de espacios artísticos pueden ser la cuna de mujeres más informadas e interesadas en unirse, así como de lugares dispuestos a impulsarlas.

Mientras tanto, concluyen, las mujeres artistas de la ciudad están dispersas, casi aisladas, en pequeños y a veces hasta muy íntimos circuitos de creación.

El ser mujer y el asumirse feminista

¿Existe una necesidad de que las mujeres artistas se organicen en redes femeninas? Chispilla y Rosa creen que sí existe, sin embargo, existe una resistencia para que artistas (ya sean jóvenes o mayores) asuman esa necesidad.

–No necesitan asumirse feminista para hacer redes de feministas, pero es verdad que el asumirse feminista  asusta un poco. Si se juntan grupos de mujeres siempre hay comentarios como: “¿Puras mujeres? ¡qué van a decir!” o “¿puras mujeres? ¡pues qué excluyentes son!” –dice Rosa.

–No puede haber una conciencia feminista si no tienes al menos intuiciones de lo que nos pasa a las mujeres. Cuando te enteras, empieza a desmoronarse tu mundo de cristal y se genera conciencia y te interesas por otras mujeres, porque siempre hemos ocupado un lugar poco privilegiado. Además te das cuenta que la misma situación sufre el colectivo LGBT, la raza negra,  latina y la indígena –dice Chispilla.

La artista dice que el feminismo abre el panorama sobre el mundo, sobre la imagen de sí misma y sobre cómo relacionarte con el otro. Y estas inquietudes aún no son una constante en los circuitos actuales de mujeres artistas en Puebla, por el momento predomina aún la preocupación por el producir y cómo producir, una visión que se centra en una percepción aún muy individualista.

–No es que el feminismo en México sea nuevo, pero en Puebla fue hasta la aparición de algunos pequeños colectivos de mujeres organizadas como El Taller, que comienza la idea de “somos mujeres ahora ¿Qué hacemos?” Estamos siendo testigos de esta emergencia –apunta Chispilla.

“Estrategia identitaria”, Berlín, 2012. Foto: Chispillatronik

“Estrategia identitaria”, Berlín, 2012. Foto: Chispillatronik

–Hubo intentos en el 2010 de hacer cosas. En el Instituto de Artes Visuales del Estado hacían cada año un festival llamado Mujeres de Colores. Creo que para empezar está bien empezar a organizarse de manera intuitiva. Es un buen inicio. –dice Rosa.

Adriana Alonso señaló que, antes de nombrarse artistas feministas, habría primero que definir lo que significa ser una mujer.  Sobre el asunto plantea: ¿Hay un cliché de la mujer artista?

–Creo que de pronto tenemos esta mujer silenciosa, que expresa el sufrimiento y la menstruación silenciosamente, que puede ser nuestra Frida Kahlo, súper folclórica, pero también podemos tener una Remedios Varo… pero siempre pasa por esta sutileza femenina de “no voy a respirar más de lo que debo porque me deshago”, y eso no es el cliché de una artista, sino de una mujer –dice Chispilla.

Ambas artistas concuerdan en que aunque reconocemos algunas o muchas artistas mujeres en la historia del arte, aún no se logra dejar de vincularlas con sus esposos o amantes, que muchas veces fueron otros artistas o los mecenas que “ayudaron a que lograran ser artistas aun siendo mujeres”.

–Yo no veo aquí mujeres aguerridas que no tienen esa sutileza, que son rudas, que son ásperas y que es lo que hemos aprendido justamente del feminismo internacional: de unas Guerrilla Girls o un Le Tigre –dice Chispilla.

De hecho, Chispilla menciona que mientras el feminismo internacional ya va por su tercera ola, aquí aún no se trabaja ampliamente desde ahí. La primera ola se centró en la representación de la vulva y la vagina como un asunto político sobre el cuerpo de la mujer y lo que es privado y lo que es público. La segunda ola fue el travestismo, el saber qué significa tener los privilegios del género masculino y empiezan a tener clara la idea de la construcción de una mujer desde el estereotipo. Y la tercera ola, muy reciente, se centra en quienes entienden que el género se construye y el cuerpo se modifica, por lo que experimentan con sus cuerpos, con operaciones y con hormonas.

¿Quiénes son las artistas mujeres en Puebla?

Aunque desagregadas, están ahí. Dispersas, desvinculadas, desde trincheras aisladas.

Rosa Borrás hace especial mención de Liliana Amezcua, una artista que ha producido constantemente y de quien dice que su casa en un museo vivo y sin embargo, su primera exposición importante en la ciudad fue apenas hace dos años.

–Su microcircuito está en su casa, en su espacio –dice Rosa, aunque también concuerda con sus compañeras cuando mencionan que sobre esa intimidad, muchos artistas jóvenes se han acercado a ella y les ha compartido gustosa ese mundo íntimo.

"Labores propias de su sexo", video. Chispillatronik

«Labores propias de su sexo», video. Chispillatronik & Haslum.

Algunos otros nombres que Rosa y Chispilla llevan a la conversación son: Lety Morales, Ángela Arciniaga, Mónica Muñoz, Patricia Mosqueira, Patricia Fabre, Lilia Martínez, Dulce Pinzón, Luz Elvira Torres y Rebeca Martell. Además de muchas otras artistas jóvenes que están estudiando o que recién egresaron de la universidad.

El problema con esas nuevas generaciones es que al ya no haber un lugar oficial que legitime a la comunidad de artistas, son otros espacios independientes los que se distribuyen la tarea de difusión, que muchas veces no resultan de suficiente impacto.

–Ahí está fallando el asunto porque esa cuestión de la visibilidad no nos permite saber realmente cuantas mujeres hay –dice Chispilla.

–Estamos acostumbrados  a que alguien nos legitime. Estas figuras de poder se han ido sustituyendo por esfuerzos independientes y eso es precisamente lo que está salvando toda la producción de arte en Puebla –dice Rosa.

Chispilla concuerda y dice que está bien que no exista una especie de gurú para los artistas porque  eso sería repetir viejos patrones, y que es mejor la independencia como creadoras o colectivos.

Una de las recomendaciones que hacen las artistas es darle continuidad a cualquier esfuerzo realizado por mujeres.

–En Puebla siempre hay el primer gran evento de esto y aquello, el problema es que no hay continuidad. Y eso pasa con todo –dice Chispilla.

A pesar de esa dispersión, existen puntos positivos también como el hecho de hacer más democrática la producción y la visibilización.

–No necesitamos recursos del gobierno. Cuando es autogestivo no le debes nada a nadie, es mucho más lento y más difícil visibilizar, pero es mucho más rico. –concluye Rosa.

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Autor Lado B
Ámbar Barrera
Periodista, comunicóloga, fotógrafa, feminista y amante del arte.
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