Lado B
Chilaquiles para la prensa
Cuando las instituciones o las empresas quieren informarle algo relevante al público, éstas a través de su departamento de comunicación social emiten correos o llaman al reportero (generalmente asignado a cubrir un tema específico: política, universidad o deportes, por ejemplo) para invitarlo a una rueda de prensa, un evento privado para que las instituciones o empresas a través de sus voceros difundan información.
Por Susana Sánchez Sánchez @
25 de abril, 2016
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Susana Sánchez Sánchez

[dropcap]C[/dropcap]uando las instituciones o las empresas quieren informarle algo relevante al público, éstas a través de su departamento de comunicación social emiten correos o llaman al reportero (generalmente asignado a cubrir un tema específico: política, universidad o deportes, por ejemplo) para invitarlo a una rueda de prensa, un evento privado para que las instituciones o empresas a través de sus voceros difundan información.

La rueda de prensa es también un evento en el que los periodistas pueden disipar dudas sobre el tema que está hablando “x” vocero de una institución o empresa. Hasta ahí todo va bien, pero hay instituciones que a la rueda de prensa le incorporan un desayuno, un gancho para que efectivamente el gremio reporteril llegue a hacer la cobertura de un evento (sin que ello signifique que necesariamente sea publicado en medios).

Un relato común entre los reporteros que recién ingresan al gremio (generalmente jóvenes) es agarrar el hilo de las ruedas de prensa, cuya cita es en restaurantes, hoteles y cafés. El reportero, fotógrafo o camarógrafo novato se enfrenta a la pregunta de algún mesero, en rueda de prensa de ocho o nueve de la mañana:

¿Desea desayunar?

O sin decir agua va, ya tiene los chilaquiles y el jugo de naranja enfrente. Quizás entre salivaciones, la pregunta interna inmediata es: ¿me lo como? ¿quién lo paga? Los chicos suelen esquivar los dos o tres primeros desayunos, hasta que un alma piadosa entre sus colegas le dice que el famoso “desayuno-rueda de prensa” va a cuenta de la institución o empresa que convoca.

Claro, hay instituciones o empresas inocentes, también hay que decirlo, que creen que con convocar a ruedas de prensa con comida de por medio, ya la armaron y tendrán presencia en los medios de comunicación, ¡y no, no es así!, para tener presencia en la esfera mediática deben tener una visión paternalista que les permita ejercer poder y eso sólo se logra a base de convenios publicitarios o políticos con los medios masivos de comunicación.

Si bien los desayunos-rueda de prensa no son un chayo como tal, es decir, nadie le ofrece dinero al reportero y éste lo acepta para favorecer mediáticamente a alguien, sí muestra cómo la prensa es tratada como un niño, es decir que no puede valerse por sus propios medios para hacer su trabajo y hay que “echarle la mano”.

Estrictamente no debería haber ningún intercambio monetario o en especie para que la prensa realice su labor, pues se supone que debería contar con los recursos necesarios para producir; pero el desayuno rueda de prensa es una práctica normalizada entre la prensa y las instituciones o empresas, lo mismo ocurre con los regalos fin de año, las rifas de viajes o los regalos que reciben los reporteros, fotógrafos o camarógrafos.

La normalización de que sean otras instituciones quienes absorban los gastos del trabajo de la prensa y ello implique pago de favores entre instituciones, también nos habla de un gremio periodístico desprotegido de insumos necesarios para hacer su trabajo y de una débil incorporación de visión ética para ejercer el periodismo con una responsabilidad social libre de prácticas corruptas o clientelismos.

Mientras tanto, en tiempos de campañas electorales, ¿de qué color pedirá sus chilaquiles la prensa?

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