Dra. Luz del Carmen Montes Pacheco

[dropcap]E[/dropcap]ste 28 de marzo, Google dedicó su Doodle al 121° aniversario del nacimiento de la maestra, escritora e inventora Ángela Ruiz Robles (1895-1975). Mujer española considerada precursora del libro electrónico por su invento conocido como enciclopedia mecánica; que según una breve biografía que encontré en “Mujeres en la Historia”, es un artilugio que ella imaginó y desarrolló con la idea de que se adaptara a las necesidades de los estudiantes poniendo a su disposición, en un libro, un montón de recursos que ahora tenemos disponibles en una tableta electrónica.

Cierto es que hay muchas mujeres y muchos hombres, que son notables por su aportación a la ciencia, al desarrollo tecnológico y a la educación. Pero al leer por qué Google conmemoraba a Ángela Ruiz, pensé en todas las posibilidades que actualmente tenemos los profesores para facilitar el aprendizaje de nuestros estudiantes y para innovar nuestra práctica.

No hay pretexto, renovarse o morir. Renovarse para reinventar nuestra práctica día a día, curso tras curso, no buscando ser simpáticos o entretenidos para que los estudiantes no se distraigan con sus tabletas y celulares; sino incorporando estrategias para el aprendizaje de contenidos, para el desarrollo de competencias específicas o profesionalizantes –según el nivel educativo, y sobre todo para que nuestros estudiantes lean más pero mejor, escriban si se quiere menos pero también mejor.

En esta década, porque la referencia al siglo es obsoleta por la rapidez con que surgen herramientas nuevas y poderosas para aprender, lo que es innovador es la producción, el diseño, la investigación y en pocas palabras, la generación de conocimiento. El aprendizaje ya no se mide por el número de respuestas correctas bajo el esquema de repetición, las respuestas pueden ser correctas si se fundamentan las ideas.

La evaluación tanto del aprendizaje de los estudiantes como de las competencias de los profesores, por lo menos en México, tiene un buen retraso a nivel nacional. Nos preocupamos por la evaluación docente de la mal llamada “Reforma Educativa” pero no nos preocupamos por entender las nuevas maneras de comunicación, cotidianas para los estudiantes, que pueden llevarnos a potenciar el desarrollo intelectual de esas nuevas generaciones.

Y no me malinterprete, no me refiero a llevar a cabo prácticas constructivistas “descafeinadas” como irónicamente se refirió Felipe Martínez Rizo, en una conferencia recientemente dictada en la Ibero Puebla, prácticas que finalmente vienen siendo “la misma gata, pero revolcada” porque o el profesor sigue siendo el centro del proceso o el profesor delega irresponsablemente porque se llama “constructivista” pero no sabe cómo serlo.

Poner en el centro el aprendizaje del estudiante, aprovechando estratégicamente la gama de recursos disponibles en la actualidad, es un compromiso que los profesores debemos asumir. Y no me refiero únicamente a lo que se conoce como las nuevas tecnologías de información y comunicación, cuya mayoría está disponible a través de aplicaciones en la internet, muchas de ellas de manera gratuita. También me refiero a recursos educativos como el estudio de casos, el uso de simuladores y la aplicación de esquemas como la virtualidad, el aprendizaje en red y el aula invertida. Incluso la re-conceptualización de las prácticas profesionales, de las prácticas de laboratorio y hasta de las prácticas de campo.

[quote_box_left]La autora es profesora de la Universidad Iberoamericana Puebla.

Este texto se encuentra en: http://circulodeescritores.blogspot.com

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Todos esos recursos al servicio de generación de ambientes de aprendizaje y de producción de conocimiento, nos colocan en un escenario de renovación docente. Inspirarnos en el espíritu innovador de Ángela Ruiz Robles para que nuestros estudiantes desarrollen ese mismo espíritu, puede ser un buen aditivo para nuestro combustible.