Lado B
Periodismo de investigación a la pantalla grande
Acostumbrados a medios informativos donde los trabajos de investigación suelen estar supeditados al capricho de la línea editorial o incluso a ser inexistentes
Por Lado B @ladobemx
04 de marzo, 2016
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Spotligth

Yussel Dardón

@ydardon

[dropcap]A[/dropcap]costumbrados a medios informativos donde los trabajos de investigación suelen estar supeditados al capricho de la línea editorial —relacionada muchas veces con el favor político, la canonjía económica y el apapacho social—, o incluso a ser inexistentes; donde la ocurrencia se vuelve fundamental y margina la profundidad, motivada en la mayoría de los casos por la inmediatez a la que nos ha acostumbrado el periodismo digital, a los “hits” o las ventas, los esfuerzos editoriales que ahondan en la duda y la sospecha para buscar la verdad son dignos de atención, no sólo por lo que consiguen sino porque demuestran que aún quedan espacios para la reflexión.

Por eso es merecedora de atención Spotlight (Tom McCarthy, 2015), filme que obtuvo la distinción como Mejor Película en la entrega de los premios Oscar 2016 y que está basado en el trabajo de la unidad de investigación de The Boston Globe que reveló casos de abuso sexual infantil cometidos por miembros de la Iglesia católica, hechos de los cuales la institución religiosa tenía conocimiento y que ocultó durante décadas. Este trabajo de profundidad le valió al medio un premio Pullitzer en 2003.

La película, quizá tan relevante como en su tiempo lo fue All the presiden’ts men (Alan Pakula, 1976) muestra a reporteros trabajar cruzando información, verificando, pidiendo entrevistas y reuniéndose con personajes siniestros y hasta caricaturescos —un punto flojo del filme, desde mi punto de vista.

El premio a la película como producto de entretenimiento demuestra que en un época en la que la cinematografía apuesta una y otra vez por las producciones llenas de efectos especiales, superhéroes, locaciones imposibles y arquitecturas digitales, apostar por las historias, por personajes comunes que sólo hacen su trabajo y que ven comprometidas su integridad y su ética, personajes que se equivocan, es algo que no sólo es plausible sino necesario.

Algunos de los puntos más relevantes de Spotlight que quedan opacados por la historia de horror que se teje en la pantalla tienen que ver con el día a día del periodismo. Uno de ellos es publicar sólo lo que se puede comprobar una y otra vez, no hacer del “dijo” una verdad absoluta y la única fuente de información. Otro punto se relaciona con la derrota del reportero que tuvo durante mucho tiempo las mismas pruebas que después, tras un cambio de punto vista —una mirada más aguda, más maliciosa pero necesaria— llegan a publicarse para volverse en el punto medular de la investigación. El último, con el mismo peso que los anteriores es la apuesta por desarrollar investigaciones en medios locales —como lo es The Boston Globe— y ser solidarios con el mal llamado en México “periodismo de provincia”, porque es ahí donde las historias encuentran sus aristas y sus consecuencias tanto para la sociedad como para el reportero.

Todos esos puntos no pudieron articularse para formar la verdad oculta que desvela el equipo de Spotlight sin Marty Barton —interpretado en el filme por Liev Schreibery que por desgracia pasa un tanto desapercibido en la película—, actual director de The Washington Post que puso en marcha el trabajo de investigación durante su llegada a The Boston Globe, y quien en una entrevista dijo que “periodismo es pedirles cuentas a las instituciones poderosas”.

La periodista mexicana San Juana Martínez, autora de Prueba de fe: la red de cardenales y obispos en la pederastia clerical, compartió un dato por demás escalofriante, un eco de la historia descubierta por el equipo de Spotlight—no olvidemos distinguir el producto cinematográfico del periodismo: “El 30 por ciento de los 14 mil sacerdotes católicos (4 mil 200) que existen en México comete algún tipo de abuso sexual con su feligresía, según un estudio del Departamento de Investigaciones sobre Abusos Religiosos (DIAR)”.

Así de terrible, así de urgente resulta sacar a la luz esas y más historias que se cocinan a fuego lento y en secreto.

[quote_box_left]*Esta columna fue publicada originalmente en losfuertes.mx se reproduce con autorización del autor.[/quote_box_left]

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