Lado B
Mujeres, periodismo y libertad de expresión
Ponencia que fue leída en el conversatorio que se realizó el pasado 8 de marzo en la Universidad Iberoamericana Puebla
Por Mely Arellano @melyarel
09 de marzo, 2016
Comparte
Mely Arellano Ayala

@melyarel

La ONU define a los medios como “la manera en que la sociedad aprende sobre sí y da forma al entendimiento de los valores”.

El proyecto de Monitoreo Global de Medios (GMMP), la investigación más extensa que existe en el mundo que evalúa cómo ha ido cambiando la representación de género en los medios, que incluye entre sus participantes a miembros de organizaciones populares y de base así como estudiantes universitarias, investigadoras y comunicadoras profesionales en 114 países, reconocida oficialmente por las Naciones Unidas desde 1995, revela entre sus principales hallazgos de 2015 que el avance hacia una paridad de género en los medios prácticamente se detuvo en los últimos cinco años.

En 2015, las mujeres constituyeron únicamente 24% de las personas sobre las cuales se leyó, vio o escuchó en la prensa escrita y los noticieros de la televisión o la radio. Exactamente la misma cifra que en 2010.

El principal tema de menor importancia en la agenda noticiosa (ocupa apenas 8% del espectro informativo en general) es la salud, 35% de las personas que aparecen en las noticias de ese tema son mujeres.

En contraste, en política y gobierno, los temas más importantes en la agenda, sólo el 16% de las personas que aparecen son mujeres. De hecho, ahora las mujeres son tres puntos porcentuales menos visibles en las notas de política que hace cinco años.

Hoy en día es poco más de cuatro veces mayor la probabilidad de que a las mujeres se las presente como sobrevivientes de violencia doméstica (27%) en comparación con hace 10 años cuando la cifra fue de 6%.

La relativa invisibilidad de las mujeres en los medios informativos tradicionales se trasladó a las plataformas informativas digitales: únicamente 26% de las personas que aparecen en las notas informativas en Internet y tuits noticiosos, combinados, son mujeres.

Pero aún sin conocer el estudio es fácilmente distinguible cuál es, en términos de representación, la presencia femenina en los medios: aquella relacionada con roles y tópicos socialmente “reservados” para las mujeres, tales como los concursos de belleza y las labores del hogar.

La burda imagen de la mujer en los medios sigue relacionada con el rol estereotípico de la mujer, lo que sin duda entorpece la conceptualización de ésta como individuo autosuficiente e independiente

Porque si las mujeres fuéramos realmente como nos proyectan los medios entonces seríamos incapaces de estacionarnos pero duchas con el uso de la lavadora, idiotas para entender mecánica pero siempre dispuestas a bailar mientras trapeamos la casa, con cuerpos siempre listos para el sexo e idealmente sin un gramo de grasa pero en el fondo inmaculadas dadoras de vida, objeto de deseo o señaladas por el estigma al enseñar nuestros senos, depende del contexto, o sea, las mujeres como seres esquizofrénicos, tratando desesperadamente de alcanzar la perfección física mientras logramos nuestras metas laborales, el éxito aquí y allá, pero, faltaba más, siempre intercambiable por la promesa brillante de ser la “señora de”.

Y claro, salirse del guion, cruzar la delgada línea de la heteronorma patriarcal nos hace susceptibles de merecer los peores castigos, e incluso la muerte.

Todo eso, por si había alguna duda, es violencia.

Del otro lado de la pantalla o del periódico, la situación para las mujeres periodistas y comunicólogas no es mejor.

El mismo estudio del Monitoreo Global de Medios revela que:

De las notas en los diarios y en programas informativos en la televisión y la radio, únicamente 37% lo reportan mujeres, una cifra que no ha cambiado en 10 años.

Las presentadoras en televisión superaron ligeramente a sus homólogos hombres respecto de los resultados del monitoreo 2010, sin embargo, la estadística general referente a presentadoras/presentadores en la radio y la televisión se encuentra un poco por debajo de la paridad. Claro, las presentadoras son predominantemente mujeres jóvenes, en contraste con los presentadores, cuya edad promedio es de 50 años.

En 10 años, la participación de las mujeres como reporteras cayó cuatro por ciento en la radio y la televisión.

La proporción de mujeres reportando notas periodísticas se desplomó muy por debajo de la paridad en todos los temas excepto -adivinen- en salud, donde la proporción está pareja. Sólo 31% de las notas periodísticas que abordan temas de política y 39% de las notas que abordan aspectos de economía estuvieron a cargo de reporteras.

En un contexto nacional, y de acuerdo con dos informes realizados por la agencia Comunicación e Información de la Mujer (CIMAC), la situación laboral de las periodistas mexicanas no desentona con el panorama mundial:

Las mujeres, más que los hombres, tienen sueldos por debajo de los 2 mil pesos.

El 28.6% de las periodistas encuestadas para el informe son casadas, contra 43.9% de los hombres; lo que refleja, obviamente, que no están exentas de enfrentar dificultades para combinar su vida profesional con su vida familiar.

Además, 6 de cada 10 no tienen seguridad social; en contraste, sólo 4 de cada 10 periodistas varones carecen de dicha prestación.

A estas condiciones se suma la violencia específica contras las colegas, que a veces se intenta invisibilizar en un contexto nacional en franca y veloz descomposición.

[pull_quote_right]En Puebla, la Red de Periodistas representada por la compañera Samantha Páez, registra 15 agresiones contra mujeres periodistas de 2014 a la fecha; mientras que de acuerdo con la defensora en Puebla de la Casa de los Periodistas, se han cometido 116 agresiones contra mujeres periodistas desde el inicio del gobierno de Rafael Moreno Valle, en febrero del 2011, a la fecha.[/pull_quote_right]

En el VI Encuentro de la Red Nacional de Periodistas, realizado en la ciudad de México a finales de febrero hicieron un pronunciamiento donde alertaron sobre el nivel de emergencia al que ha llegado la violencia contra mujeres periodistas, principalmente por parte de funcionarios públicos.

CIMAC registra 336 casos de violencia contra mujeres periodistas de 2002 al 20 de febrero de este año, entre los cuales se encuentran 14 feminicidios, y en los últimos seis años los ataques contra las periodistas se incrementaron en más de 400 por ciento en todo el país.

Según el análisis de Cimac los tipos de violencia más comunes contra las comunicadoras en su trabajo son: 32.2% desvalorización del trabajo, 29.5% agresiones verbales, 10.8% con castigos laborales por no responder a propuestas sexuales, 8.4% violencia física y 6.3% insinuaciones de contenido sexual.

En Puebla, la Red de Periodistas representada por la compañera Samantha Páez, registra 15 agresiones contra mujeres periodistas de 2014 a la fecha; mientras que de acuerdo con la defensora en Puebla de la Casa de los Periodistas, Claudia Martínez Sánchez, se han cometido 116 agresiones contra mujeres periodistas desde el inicio del gobierno de Rafael Moreno Valle, en febrero del 2011, a la fecha.

Entonces, considerando estas condiciones para las mujeres en México y en Puebla, ¿podemos hablar de libertad de expresión? No.

Porque la libertad de expresión no sólo radica en intercambiar ideas, externar opiniones, manifestar la crítica y la oposición, algo que este gobierno no ha sido capaz de respetar, sino en estar informadas.

¿Qué información nos dan los medios a las mujeres sobre nuestros derechos humanos, políticos, sexuales y reproductivos?, ¿qué sabemos sobre la violencia de género?, ¿qué nos dicen sobre los feminicidios?

¿A qué información podemos acceder nosotras como periodistas?, ¿qué podemos decirle a quienes nos leen sobre este aparente boom de violencia contra las mujeres, si las instituciones callan, ocultan y obstaculizan nuestro trabajo?, ¿qué estamos haciendo dentro y fuera de las redacciones para que la sociedad entienda la violencia feminicida, no criminalice a la víctima y deje de ser sólo un tema convenientemente explotado por pseudo periodistas sin ética ni escrúpulos?

La información, en una verdadera democracia, debería servirnos a quienes nos dedicamos al periodismo para traducirla, interpretarla, contrastarla, contextualizarla y presentarla a las audiencias. La información, en una verdadera democracia, debería servirnos para tomar decisiones en beneficio de nosotras y de nuestra comunidad.

Nada de eso tenemos hoy garantizado en Puebla, ni en México.

Comparte
Autor Lado B
Mely Arellano
Suscripcion