Lado B
XI Caravana de Madres: Volver a casa con el corazón vacío
Treinta y cinco madres y dos padres centroamericanos buscaron a sus hijos sin descanso, resultado, ni apoyo de las autoridades migratorias mexicanas
Por Lado B @ladobemx
06 de enero, 2016
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En el Camino

@periodistasapie

Treinta y cinco madres y dos padres centroamericanos recorrieron 2 mil kilómetros del territorio mexicano en los primeros 18 días de diciembre. Buscaron en los rostros de presos, transeúntes y trabajadoras sexuales los rasgos de sus seres queridos. Mostraron las fotografías de sus hijos a todos aquellos que se detuvieron a mirar. En las plazas centrales de ciudades y pueblos, exigieron al gobierno mexicano respetar los derechos de las personas en tránsito.

Once de las madres presentaron denuncia ante las autoridades federales por la desaparición de sus familiares. En tres de estos casos evidenciaron la participación de autoridades en la desaparición.

En cada una de las 19 paradas las mujeres revivieron sus historias, sus exigencias, sus esperanzas y su dolor. El viaje drenó su energía pero les renovó la esperanza.

Encontraron aliados de búsqueda en el camino, como los estudiantes de una universidad de criminología en Coatzacoalcos, una de las ciudades más violentas de Veracruz, que se comprometieron a hacer un banco de huellas digitales para facilitar el reconocimiento de los cuerpos anónimos de la región.

También se toparon con el discurso racista e ignorante de una diputada que exigía al gobernador de Tabasco “mano dura” contra los centroamericanos. No fue la única. El 18 de diciembre, Día Internacional de los Derechos de los Migrantes, miembros de la policía federal y el grupo beta, la cara humanitaria del Instituto Nacional de Migración, dieron la espalda a las madres en el centro de Tapachula.

Como cada año, la travesía dio sus frutos: Iris, quien viajó en lugar se su madre por motivos de salud, se reencontró con su hermano Jorge, después de 16 años; Tomasa abrazó a Wendy, su hija, por primera vez en una década; María Elena Morales y Melvin Lanza se perdonaron por los 15 años de silencio; Alejandro Editrudis recibió desde México una llamada del coordinador del Movimiento Migrante Mesoamericano con un mensaje agridulce: su hermano José fue localizado en el panteón de una comunidad de Puebla, el lugar que adoptó como hogar durante 25 años; Gloria Sáenz volvió a hablar con su hermana, Esperanza, después de ver su propio retrato en una foto publicada en un periódico de Coatzacoalcos, y después de 8 años ausente, se unió en el viaje de vuelta a casa; María Santos se reencontró con su hija Denya y esa noche también conoció a sus dos nietos.

Para otras mujeres, como Sebastiana Xon, quien no ha sabido nada de su hijo Edgar desde que el guía lo dejó tirado, inconsciente, en el desierto de Texas; o Iris Martínez, quien perdió el rastro de su hijo César en Reynosa, Tamaulipas, después de ser detenido en un retén policiaco, la búsqueda de la caravana se quedó a cientos de kilómetros de cualquier posibilidad de encontrar respuestas o pistas. Como ellas, otras madres y padres de migrantes desaparecidos cruzaron la frontera mexicana con rumbo a sus países de origen (Guatemala, El Salvador, Honduras y Nicaragua) como llegaron: con una fotografía al cuello y un vacío en el corazón.

Aquí les presentamos uno de los cinco documentos gráficos que publica En el Camino  sobre el retorno de la caravana de madres, en su búsqueda por México del 30 de noviembre al 19 de diciembre de 2015.

[quote_box_left]Publicado originalmente en Periodistas de a Pie: En El Camino[/quote_box_left]

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Autor Lado B
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