Lado B
Ricardo Piglia: el lector privado
La forma inicial (Sexto Piso, 2015) es, junto a Formas Breves, El último lector y Crítica y ficción, un modo de aproximarnos a ese otro Ricardo Piglia que de algún modo siempre está presente en su obra: Piglia lector.
Por José Luis Prado @pepepradog
14 de diciembre, 2015
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José Luis Prado

@pepepradog

La literatura es el arte de construir
una memoria personal a partir de
experiencias y recuerdos ajenos.

Ricardo Piglia

[dropcap type=»1″]L[/dropcap]a forma inicial (Sexto Piso, 2015) es, junto a Formas Breves, El último lector y Crítica y ficción, un modo de aproximarnos a ese otro Ricardo Piglia que de algún modo siempre está presente en su obra: Piglia lector. Para el autor argentino, la lectura funciona como fundamento del artificio en su propia escritura. Encontramos en sus textos a alguien que está leyendo, alguien que, como en ‹‹Modos de narrar››, descifra signos, “narra una historia posible a partir de huellas y vestigios oscuros.” En este texto nos propone dos posibles inicios del acto de narrar, porque, como afirma el autor, nunca hay un origen único:

Podemos imaginar, en todo caso, que el primer narrador fue un viajero…Y ese modo de narrar, el relato como viaje, una estructura de larguísima duración, ha llegado hasta hoy. No hay viaje sin narración, en un sentido podríamos decir que se viaje para narrar.

El otro modo de narrar se encuentra en la figura del adivino, aquel que, “leía el vuelo de los pájaros, las huellas en la arena, el dibujo en el caparazón de las tortugas…y que a partir de esos rastros reconstruía una realidad ausente, un sentido olvidado o futuro.” Para el autor de El camino de Ida, la distribución múltiple de los relatos que encontramos hasta hoy, tienen su origen en el viaje y la investigación.

En ‹‹Santa María nada pasaba›› sobre Juan Carlos Onetti, Piglia rememora la figura del autor, la perspectiva del estilo que Onetti basaba en el narrador; según el autor argentino, es el cruce perfecto entre Arlt y Borges, ya que se muestra, por un lado, los mundos del delito y por el otro, la tematización de la ficción. Sin embargo, no olvida las relaciones que pueden existir entre Sábato y Mallea. Por otra parte, en la intimidad de la lectura de un escritor a otro se muestra el mito de origen; así, Ricardo Piglia recuerda una anécdota en la cual Onetti lleva su primera novela a Roberto Arlt, éste no la lee, la mira un poco y pregunta a Kostia, también amigo de Onetti “¿Yo publiqué algo este año? No, responde Kostia. Bueno, entonces esta es la mejor novela del año”. Hay un rasgo que valora de Onetti, el hecho de trabajar en su obra sin preocuparse por la resonancia, sigue escribiendo en secreto– recuerda Piglia– ajeno a toda repercusión.

‹‹Sobre la interpretación narrativa›› trata de notas para una conferencia en las que se plantea la idea, a partir del símil de una partitura, de que un relato siempre puede ser vuelto a narrar. Los ejemplos son varios, la novela Cicatrices de Saer que, al parecer, interpreta el ‹‹Relato de la obra de Herbert Quain›› de Borges; 62 modelo para armar que surge de un capítulo de Rayuela; Borges en una conferencia sobre Hawthorne, imagina la muerte del autor norteamericano en un relato futuro: ‹‹El sur››. En este punto, recuerdo un consejo de ‹‹Tesis sobre el cuento›› “La forma clásica del cuento está condensada en el núcleo de ese relato futuro y no escrito”. El mismo Piglia ha sido partícipe de este juego interpretativo, particularmente en Prisión perpetua. De este modo, el autor se ha centrado de nueva cuenta en los modos de narrar, de forma perspicaz nos induce a convertirnos en la figura del adivino, nos coloca, de cierto modo, como el héroe que interpreta y descifra signos. Pareciera que con esto, el autor intentara transmitir la experiencia de escribir y leer la literatura.

En ‹‹Las versiones de un relato››, el manuscrito que parece una forma incompleta de la escritura, encuentra en Macedonio Fernández y Kafka el origen de esa escritura atípica; Museo de la novela de la eterna es la posibilidad de escribir una novela, la escritura de una vida. Quizá ­­–piensa Ricardo Piglia­– de ahí proviene la idea fetichista en el borrador de los escritores: el diario como germen de las historias o como consejos a otros, el caso de Cuaderno de notas de Chéjov. Esta larga conversación es un acercamiento a la intimidad que produce acercarse a lo privado de los textos ajenos. Piglia toma la cercanía como distancia y nos cuenta cómo es que surge, a partir de una situación, su relato ‹‹El fin del viaje››, además, ya con ese tono de calidez, narra el punto de partida autobiográfico basado en el mito familiar de su tío con el cual comienza a construir su novela Respiración artificial.

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El libro está formado por conversaciones, pequeños ensayos, charlas y conferencias, que tienen como leit motive la búsqueda, primero de la renovación en los modos de narrar de la nouvelle ‹‹Aspectos de la nouvelle››, ‹‹Santa María nada pasaba sobre Juan Carlos Onetti›› y en segundo lugar, sin que esto requiera de una categoría en las posiciones, la intención que tiene el autor por transmitir la literatura, ya sea en los modos de narrar como experiencia de la escritura o de la lectura ‹‹Modos de narrar››, ‹‹Sobre la interpretación narrativa››, ‹‹Las versiones de un relato››, ‹‹Volver a empezar››, ‹‹Conversación en Princeton››. Se trata, en definitiva, de un acercamiento privado a uno de los mayores exponentes de la literatura hispanoamericana y que ejerce, como pocos, el oficio de la lectura en la escritura.

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Autor Lado B
José Luis Prado
José Luis Prado ha sido becario del Fondo estatal para la cultura y las artes de Puebla en las emisiones 2011 y 2013 en la disciplina de cuento; publica en revistas nacionales e internacionales. Actualmente imparte talleres de cuento en la Escuela de Escritura y en los talleres artísticos de la BUAP.
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