Lado B
Estas son las obras de arte que desaparecieron del Museo Bello
Se desconoce el lugar dónde estarían localizadas; se buscó en tres ocasiones a la directora del Museo, pero no atendió ni devolvió las llamadas
Por Josué Cantorán @josuedcv
03 de diciembre, 2015
Comparte
Josué Cantorán

@josuedcv

Dos patrocinios firmados por el pintor poblano Miguel Jerónimo Zendejas, un mosaico de arte plumario que representa a San Antonio de Padua, un gran mapa de la ciudad de Puebla considerado como uno de los documentos cartográficos más antiguos de la metrópoli y un frontal de tela con imágenes bordadas de Santa Rosa son las cinco obras de arte, datadas entre los siglos XVII y XVIII, que ya no se encuentran físicamente en las paredes del Museo José Luis Bello y González.

Las piezas, todas las cuales han sido analizadas y estudiadas por historiadores del arte y forman parte de estudios vertidos en libros, tesis y catálogos, ya no se encuentran en los muros donde hasta hace un par de meses eran exhibidas para el disfrute de locales y turistas, y en su lugar se encuentran ahora espacios vacíos o cuadros distintos de menor formato.

Se desconoce hasta el momento el lugar exacto donde dichas obras de arte estarían localizadas, pues aunque Lado B buscó en tres ocasiones a Patricia Domínguez, directora del Museo Bello, ésta no atendió ni devolvió las llamadas.

El presunto desmantelamiento del Museo Bello y la opacidad con que el gobierno estatal ha tratado el tema, negando información y resistiéndose a aclarar el paradero de las obras y el futuro próximo del museo, han desatado una preocupación generalizada en la comunidad artística y cultural de Puebla. Al menos 840 personas firmaron una carta en la plataforma change.org en la que se urge detener el supuesto cierre del museo, abierto al público desde 1944.

Las versiones sobre el desmantelamiento y cierre del Museo Bello iniciaron el pasado 17 de noviembre cuando la periodista Paula Carrizosa informó sobre su inminente cierre con la finalidad de utilizar su valioso acervo –que consta de 3 mil 27 piezas– para llenar el Museo Internacional Barroco, proyecto del gobierno en turno, encabezado por Rafael Moreno Valle.

Desde que se habló por primera vez de dicho museo, numerosos especialistas en arte novohispano –algunos en foros públicos, otros entrevistados por medios de comunicación– externaron su preocupación de que otros acervos museísticos o de piezas sacras con fines devocionales fuesen retirados de museos y templos poblanos para llenar las paredes del MIB. Ante esto, el entonces secretario de Educación Pública, Luis Maldonado Venegas –hoy diputado federal por el PRD–, rechazó que otras colecciones de arte barroco fuesen disueltas para rellenar el espacio expositivo todavía inexistente.

Sus declaraciones fueron vertidas en un boletín oficial del gobierno estatal publicado en marzo de 2013 que dice lo siguiente: “el funcionario explicó que se busca atraer colecciones internacionales de América, Europa y Oriente, y ‘no se trasladarán acervos’ de otros lugares de Puebla, como templos o museos, los cuales tienen una vocación específica y su propia oferta cultural y artística”.

Ese “no se trasladarán acervos” contrasta con la posición actual del CECAP. Ante la publicación de la nota informativa en las páginas del diario La Jornada de Oriente, la dependencia envió una carta aclaratoria en la que desmintió que el Museo Bello se esté desmantelando, aunque sí admitió que “existen algunas piezas más antiguas que están en posibilidad de ser consideradas, en calidad de préstamo, para una exposición temporal del Museo Internacional Barroco”.

¿Entonces? ¿El MIB hará uso o no de otros acervos para construir su colección permanente y para montar exposiciones temporales? ¿Tendrá acaso una colección permanente o carecerá de ella?

En menos de dos años las posturas del propio gobierno estatal han cambiado, y más aún cuando hasta el momento éste se ha negado a hacer público el proyecto museístico y curatorial del MIB, generando la percepción de especialistas del ramo artístico de que más bien no existe tal.

Sin colección no hay museo

De acuerdo a la teoría museográfica, un museo es un espacio de conservación, resguardo y promoción de una colección específica de objetos, artísticos o no. Un espacio de exposición que no posea una colección permanente sería, en todo caso, una galería, cuyos fines y misión son distintos. Hasta el momento, el gobierno del estado se ha negado a explicar cuál sería la colección del Museo Internacional Barroco, lo que, como se ha dicho, ha producido innumerables versiones y opiniones.

El único atributo artístico del MIB que hasta ahora ha hecho público el gobierno estatal es que el diseño del inmueble fue creado por el prestigioso arquitecto japonés Toyo Ito.

–Lo que debería haber (en el proyecto de un museo de nueva creación) es un guion curatorial –explica en entrevista con Lado B el museógrafo Gustavo Ramírez–. Un museo se llama museo porque tiene una colección de arte o de objetos, dependiendo lo que quiera conservar, difundir y promover. Bajo esa colección, que se hace con una investigación curatorial, se traduce el espacio. El museo genera un guion con iluminación, mamparas, arquitectura, condiciones de ambiente, de luz, de seguridad, bodegas, hasta los soportes, como son paredes, bases, vitrinas: cómo se va a exhibir tu guion curatorial y tus objetos.

–Comentabas el aspecto de la colección. ¿Es necesario que un museo tenga una?

–Es necesario, porque si no sería una galería –responde el también curador, quien ha trabajado en los espacios de exhibición de la UDLAP, el ayuntamiento de Puebla y las colecciones Coppel y Jumex–. Lo que hace a un museo desde su principio es que debe mantener una colección, y un conocimiento que debe promover y difundir. Por ejemplo, el Museo de Arte Moderno lo que conserva y promueve es arte moderno, el MUAC su corte es arte contemporáneo, el Museo de la Jumex promueve y difunde arte contemporáneo. Lo que cada quien colecciona es lo que promueve.

–¿Qué pasaría si un museo se hiciera sin esta noción básica de museografía y careciera de colección? ¿Qué destino le esperaría?

–No hay museo sin colección –dice el entrevistado–. Es así de simple. Incluso en Pachuca, donde hay un museo de futbol, es porque ya existía una colección de objetos de futbol.

El caso del Museo Bello

En el caso del Museo José Luis Bello y González las cosas se complican aún más, pues su colección proviene de los acervos personales de los coleccionistas José Luis Bello y González y su hijo José Mariano Bello y Acedo. La disposición de este último, que al morir legó las valiosas colecciones a la Academia de Bellas Artes de Puebla, fue que éstas nunca fuesen fraccionadas ni retiradas de la casa que las alberga. Dicha disposición fue consignada en la ley orgánica del museo que entró en vigor en 1944.

Sin embargo, en noviembre de 2004 –en tiempos del priista Melquiades Morales como gobernador y el escritor Pedro Ángel Palou como secretario de Cultura– dicha ley se abrogó y por tanto quedó un vacío legal, posibilitando jurídicamente la fragmentación de las colecciones.

Esto lo reconoce el propio CECAP al decir, en la carta aclaratoria antes citada, firmada por Octavio Ferrer, que “no existe restricción legal alguna que impida su exhibición en otros recintos oficiales”.

Si bien el traslado de piezas artísticas para su exhibición en otros espacios museísticos es algo común, es la opacidad con que el gobierno estatal ha tratado este tema reciente lo que ha ocasionado un encontronazo de versiones extraoficiales y la paranoia generalizada en el ámbito del arte poblano.

Lado B realizó un recorrido presencial en las salas del Museo Bello en compañía de un especialista en arte novohispano para constatar que su exposición permanente estuviese completa y se encontró que no es así, pues al menos cinco piezas de importancia histórica ya no están ahí.

Habría que señalar que sólo se logró localizar la ausencia de aquellas piezas de gran formato, pues la colección del museo se integra de pintura, escultura, cerámica oriental, talavera, muebles, piezas de marfil, cobres, herrajes, grabados, cristales, mosaicos, vitrales, numismática, entre otras. Averiguar si las colecciones de piezas de dimensiones pequeñas (como las de cristales y monedas) están completas, sería una tarea de realización prácticamente imposible.

Sin embargo, entre las pinturas y obras de arte de gran formato se constató que faltan al menos cinco.

Mapa de Puebla y mosaico de arte plumario

En la Sala Agustín Arrieta deberían estar tanto un mosaico de arte plumario que representa a San Antonio de Padua datado en el siglo XVI como un mapa de la ciudad de Puebla del siglo XVIII. Este último, que es un grabado sobre papel, es considerado uno de los documentos cartográficos más antiguos de esta ciudad y cuenta con algunas reproducciones. Una de ellas se localiza en los mosaicos del parque ubicado en la 5 Oriente esquina con 4 Sur, en el centro histórico, y es el que se presenta en esta gráfica.

Foto:  Josué Cantorán

Foto: Josué Cantorán

Dos patrocinios a la familia Munuera

En la Sala de Lacas debería encontrarse el Patrocinio de San José sobre los hombres de la familia Munuera; así como el de la Virgen sobre las mujeres del mismo apellido en la Sala Calaminas. Los cuadros son de la autoría de Miguel Jerónimo Zendejas y su fecha de creación aproximada es de 1792. En aquel tiempo, era usual que los políticos poderosos mandasen pintarse con la figura de San José, que entonces ostentaba un especial valor simbólico relacionado a la política, por lo que Esteban Munuera y su esposa, Joaquina Rascón, hicieron lo propio. Existen numerosos estudios sobre este díptico de pinturas, pues su autor es considerado el más importante del barroco poblano. Se presenta aquí una fotografía del segundo cuadro y una imagen no reciente de la Sala Calaminas donde puede apreciarse el lugar donde debe estar ubicado.

Foto tomada de https://www.flickr.com/photos/tachidin/11240292624

Foto tomada de https://www.flickr.com/photos/tachidin/11240292624

Foto de archivo del Gobierno del estado. Al fondo se aprecia el cuadro del Patrocinio de la Virgen a las mujeres de la familia Munuera. Tomada de todopuebla.com

Foto de archivo del Gobierno del estado. Al fondo se aprecia el cuadro del Patrocinio de la Virgen a las mujeres de la familia Munuera.
Tomada de todopuebla.com

Frontal de tela de Santa Rosa

En la Sala de Ornamentos debería encontrarse un frontal con un bordado que representa la escena de Santa Rosa desposándose con Jesucristo, además de ángeles y músicos. Dicha pieza, bordada en hilos metálicos y original del siglo XVIII, habría sido parte del museo y ex convento de ese mismo nombre.

Foto:  Jorge Vertíz  Tomada del libro "Museo Bello". Fotorreproducción: Josué Cantorán

Foto: Jorge Vertíz Tomada del libro «Museo Bello».
Fotorreproducción: Josué Cantorán

Comparte
Autor Lado B
Josué Cantorán
Suscripcion