Héctor Jesús Cristino Lucas

[dropcap type=»1″]P[/dropcap]elículas que traten tópicos de exorcismo, hechicería, vampirismo o cualquier otro elemento relacionado a la terrible imagen judeocristiana del ángel caído, se ha vuelto ya una subgénero importante dentro del extenso y visceral mundo del horror. ¿Y por qué no mencionar a los clásicos pioneros que marcaron la diferencia? “La Profecía” de 1976 a cargo de Richard Donner, “El Exorcista” del 73 por William Friedkin y “El Bebé de Rosemary” de Roman Polansky en el 68 son apenas tres visiones que retratan aquella imagen del enemigo de Dios, del príncipe de las tinieblas, del Belial mismo, entre nosotros, los mortales.

Y fue tal el éxito de este subgénero que la lista de películas va en aumento con filmes contemporaneos, unos más buenos que otros, que siguen la misma línea de todas las joyas antes mencionadas en una especie de tributo al legado que dejaron en el séptimo arte. Y me refiero a películas como “El Rito” de Mikael Håfström, “El Exorcismo de Emily Rose” de Scott Derrickson, “El Conjuro” de James Wan o “El Último Exorcismo” de Ed Gass-Donnelly, por mencionar algunas.

A pesar de todo siempre han habido películas que aún siendo de la misma temática revolucionan a sus antecesoras de forma magistral. Sam Raimi lo logró en el 81 con su amada “Evil Dead”, gracias a poseídos con apariencia de zombies, y en el 2009, lo volvió a hacer con “Arrástrame al infierno”, una comedia negra y sanguinolenta como su primera trilogía. En España tenemos “El Día De La Bestia” de Álex de la Iglesia, una odisea hilarante de humor negro que intenta satirizar a la iglesia católica. Y ni se diga de la obra maestra de Paco Plaza y Jaume Balaguero, “Rec”, del que su gran atribución al género es la mezcla entre las posesiones y los muertos vivientes.

Y en México, también tenemos nuestras rarezas, nuestras cintas cumbres del género que siguen vigentes. De culto y difíciles de olvidar. En 1978 se estrenó la película “Alucarda”, de uno de los directores más misteriosos dentro del país, Juan López Moctezuma. También participe de la plena creación de Televisa en aquellos años, éste director se volvió influyente gracias a cintas como “El Alimento del Miedo”, “Mary, Mary, Bloody Mary” o “La Mansión de la Locura”, pero ninguna ha logrado el reconocimiento de “Alucarda”. Gracias a la llegada del cine de Alejandro Jodorowsky en los 70s, Moctezuma logró dar a conocer sus películas en esta moda del cine de explotación mexicano.

Aunque “El Topo” o “La Montaña Sagrada” son consideradas películas introspectivas que narran de forma alegórica profundos viajes del alma o la psique humana, repletos de simbolismos cristianos como de filosofías orientales, el atiborrado y barroco manejo de elementos que para aquella época en México eran nuevos y rocambolescos, hicieron que a Jodorowsky se le ubique en el cine exploitation, una receta que posteriormente Juan López Moctezuma seguiría como una especie de canon. Recordemos además que unos años antes del estreno de “Alucarda”, en 1975 Gilberto Martínez Solares ya se había adelantado con su polémica “Satánico Pandemónium”.

La película, sin lugar a dudas, está llena de innumerables conceptos y tributos que la hacen entrar en categoría que logró definirse allá por los 70s. Tenemos, por ejemplo, la clara y obvia referencia hacia al irlandés Bram Stoker y a su novela más reconocida: “Drácula”. Moctezuma recupera de forma magistral la cosmogonía que este escritor había creado de las criaturas chupasangre llamadas vampiros, como también de la esencia obscura, siniestra y cavernosa descrita en el libro. Aunque se abandona la elegancia y el romance, y se exalta en el film se exalta lo grotesco o demoniaco, como fuerte alusión al poder del Diablo.

Y bueno, la referencia estaba desde el nombre, Alucarda es, por supuesto, la versión femenina de Alucard, Drácula escrito a la inversa.

De igual forma, retoma el ambiente retorcido, malsano y degradante que el Marqués de Sade impregnó en su obra, especificamente en “Justine”. No es gratuito que aparece un personaje con el mismo nombre. El director intenta mezclar esa clase de literatura erótica con la mitología de Stoker, mientras busca el lado retrospectivo del mundo medieval con los pocos ortodoxos métodos que la Iglesia Católica utilizaba en contra de la herejía. Me refiero por supuesto a la denominada Santa Inquisición. Aunado a innumerable simbología que tienen que ver con la brujería y los aquelarres.

Fotografama de Alucarda

Además, la película mezcla matices que hacen recordar mucho a las películas de Dario Argento con tintes que en ocasiones resultan chillantes y en otras opacos, y que van de la mano a la hora de crear una atmósfera tan obscura como sepulcral. El color de la sangre al derramarse, las cavernas del monasterio, las velas derretidas e incluso la escena del aquelarre en medio del bosque es una clara referencia a los filmes italianos de los 70s, tales como “Suspiria”, “Rojo profundo” o “El pájaro de las plumas de cristal”. De hecho, Moctezuma no es el único que hizo este experimento de color. Jodorowsky también lo haría en 1990 con su “Santa Sangre”.

Sin embargo, el problema más grande de “Alucarda” radica en su guión. Muchos críticos lo señalan como un desastre descomunal. Y es cierto, los acontecimientos que se presentan, a ratos muy forzados, impiden que se desarrollen a todos los personajes. Algunos van, algunos vienen, otros quedan, otros no. Apenas conocemos la historia de Justine y apenas la de Alucarda para crear una historia medianamente concreta. Además de algunos huecos argumentales que quedan a la deriva para nunca intentar llenarse. Si eres de los espectadores que mucho se preguntan, temo decirte que la cinta es de las que poco te responden.

Sin embargo y pese a tantas deficiencias, “Alucarda” soporta los años. Soporta las críticas y la etiqueta de cine exploitation porque quizás, sólo quizás, este largometraje tiene su encanto en ese estilo exagerado, inverosímil y atrevido que le valió el título de película de culto para nuestros días.

En el reparto tenemos a Claudio Brook, el destacado actor mexicano que lo habremos visto ya en la cinta de Luis Buñuel de 1965 “Simón en el Desierto”, y quien más adelante participaría en producciones de culto como en el filme de Arturo Ripstein “El castillo de la pureza” y la grotesca película de Guillermo Del Toro “Cronos” de 1992.

En cuanto a la malévola hija de las tinieblas, la interpretaría nada más y nada menos que Tina Romero. Moctezuma le sirvió como catapulta en el cine mexicano ya que “Alucarda” fue el primer papel que interpretó y que le valdría para ser requerida en posteriores películas. Como en “Las Poquianchis” o “Noche de Carnaval”.

En el 2010, Ulises Guzmán estrenó en diversos festivales especializados del horror un extrañísimo documental de nombre “Alucardos: Retrato de un vampiro”, en donde se cuenta la historia de dos jóvenes fanáticos (o mejor dicho obsesionados) por todas las películas de Juan López Moctezuma, pero principalmente de la fantástica “Alucarda”. Un documental fascinante y muy difícil de catalogar, porque por un lado revela información insólita de Moctezuma, información real que resulta un hallazgo impresionante, como el “Jirón de Niebla” de Christian Cueva con Carlos Enrique Taboada.

Pero por el otro lado muestra un relato difícil de creer. Tanto que pareciera ser parte de una locura ficticia al que los propios personajes, como al espectador mismo, se le fuerza para compartir una locura colectiva, una misma, que así como lo dice el reverso del propio DVD: “pareciera haber ocurrido sólo en la cabeza de estos dos protagonistas”. Sin afán de querer dejarlo con el término de una pseudobiografía/foundfootage nadie debería perdérselo. Es más, me atrevería a decir incluso que recomiendo ver primero este documental antes que la propia película, porque hasta el menos allegado al género querrá conocer el mundo del ahora revalorizado Juan López Moctezuma.

“Alucarda” es un extraño legado. Uno mismo que presume de haber mostrado lo inimaginable en el conservador México de los 70s. Un legado asombroso, lleno de tortura, satanismo y lascivia lésbica que demuestra que hay de todo en el cine de posesiones y exorcismos… que hay de todo en el rebaño de Satán.

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Sinopsis:

“La historia de Alucarda está influida por el clima malsano y perverso de las obras de Sade. Su protagonista, Justine (nombre, precisamente, de una de las obras más famosas del marqués), vive en un monasterio y recibirá la influencia terrible de la bruja Alucarda…”

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