Lado B
Usan robots humanoides para investigación científica
Entre los objetivos del Laboratorio de Ingeniería y Lenguaje del Conocimiento de la BUAP está identificar posibles desórdenes de comportamiento en adolescentes
Por Aranzazú Ayala Martínez @aranhera
17 de septiembre, 2015
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Aranzazú Ayala Martínez

@aranhera

Foto: Cortesía

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Un rostro que se ve y se siente casi como uno real sale de la maleta amarilla que abre el Doctor David Pinto, responsable del Laboratorio de Ciencia y Lenguaje de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla (Buap). Parece una máscara de plástico casi perfecta, pero al voltearla una cubierta gris se descubre para mostrar una maraña de cables y circuitos.

En marzo de 2014 el Doctor Pinto ingresó el proyecto para adquirir los robots humanoides, que ganó el apoyo de Conacyt como parte de los proyectos de infraestructura para instituciones de educación superior. Los fondos para adquirir a ambas unidades, una de tamaño real con el cuerpo transparente y la otra con una cabeza más pequeña, ambas con la apariencia de hombres adultos, fueron entregados posteriormente, en agosto. Después se mandaron a fabricar las unidades especialmente a una empresa estadounidense con sede en Hong Kong. La manufactura, hecha por encargo, tardó alrededor de seis meses, tiempo después del cual los robots humanoides fueron recibidos en Puebla.

El Doctor Pinto explicó que los robots son utilizados, dentro del proyecto que trabaja con toda la gama de la inteligencia artificial, en tres subproyectos distintos. El primero es para identificar posibles desórdenes de comportamiento en adolescentes de secundaria y bachillerato. El robot, que tiene una cámara en el ojo derecho y sensores para captar lenguaje y movimiento, interactúa directamente con los jóvenes en una plática mediante la cual puede detectar cambios de humor y comportamiento. La persona que esté entablando una conversación con él tiene que usar una diadema, la cual capta las señales encefalográficas. La interacción del robot frente a la persona se hace además mediante sonido, texto y video. La diferencia esencial entre el robot y una persona al momento de la detección de estos cambios, de acuerdo con el Doctor, es que como el humanoide es mecánico y no se cansa, no tiene el “ruido” de pensamientos y emociones, lo que le permite que los resultados obtenidos sean más lógicos y actúe de una manera uniforme. Así, el robot identifica patrones que posteriormente serán analizados y así ya se podrá enviar al adolescente en cuestión con un especialista para tratar los desórdenes de comportamiento.

El segundo subproducto es para trabajar con niños que tengan dificultades del lenguaje, como el pronunciamiento de ciertas palabras. Cuando los niños hablan la voz se transcribe en texto y cada palabra es analizada con una base de datos del diccionario. Las palabras que no sean identificadas se toman como inexistentes y se catalogan como mal pronunciadas. Entonces, el robot hace una suerte de campo semántico con palabras afines y después desarrolla dinámicas lúdicas, mediante cuentos, fábulas y canciones, para que el niño practique.

Finalmente, el tercer subproyecto está enfocado a la atención geriátrica y la conversación directa entre las personas adultas mayores y el robot. Inicialmente sólo funcionará para ubicar temporalmente lo que digan, pero la idea es que a futuro también se pueda integrar un brazo mecánico para interactuar por ejemplo jugando ajedrez, o tejiendo, pero en la etapa inicial se tratará únicamente del diálogo.

Foto: Cortesía

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El proyecto que integra a varias disciplinas como las matemáticas, la lingüística y la filosofía, que como tal empezó en mayo de este 2015 y del que Pinto Avendaño es responsable, tiene la participación total de 14 Doctores de la Buap. Además, en él están involucradas otras instituciones como la UNAM, el Inaoe, la Udlap, la UAM y el Instituto Politécnico Nacional. De manera externa ya se están haciendo alianzas con universidades extranjeras como la Universidad Politécnica de Valencia y París III, de Francia. Para octubre de este año algunos alumnos de doctorado de estas instituciones harán una estancia en la Buap para participar en el proyecto con cuestiones de matemáticas y de lingüística.

Los avances del proyecto que es impulsado por el Laboratorio de Ingeniería y Lenguaje del Conocimiento, conocido como LKE y del que Pinto también es responsable, serán presentados en un foro en la Buap los días 27 y 28 de octubre.

Algo esencial para la interacción con los humanoides es la capacidad de observación de los mismos y el trabajo con las bases de datos de estos, para que puedan analizar mejor la información recibida. Los robots, que prácticamente parecen personas de verdad, detectan el tono de voz, las palabras utilizadas por las personas y los estados de ánimos de sus interlocutores.

Los humanoides, que son los únicos que hay en Latinoamérica y los primeros de su tipo en el país, construidos prácticamente de manera artesanal según Pinto, tienen un tratamiento de información basado en una interfaz de interacción con bases de datos y análisis que son realizados por los 14 Doctores y los estudiantes que también son parte del proyecto que aún está en su fase inicial, y aunque todavía no se realizan las pruebas directas con las poblaciones hacia las que los subproductos están dirigidos, el equipo trabaja diariamente a la par de exponer los avances a la comunidad universitaria y de otros investigadores.

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Autor Lado B
Aranzazú Ayala Martínez
Periodista en constante formación. Reportera de día, raver de noche. Segundo lugar en categoría Crónica. Premio Cuauhtémoc Moctezuma al Periodismo Puebla 2014. Tercer lugar en el concurso “Género y Justicia” de SCJN, ONU Mujeres y Periodistas de a Pie. Octubre 2014. Segundo lugar Premio Rostros de la Discriminación categoría multimedia 2017. Premio Gabo 2019 por “México, el país de las 2 mil fosas”, con Quinto Elemento Lab. Becaria ICFJ programa de entrenamiento digital 2019. Colaboradora de “A dónde van los desaparecidos”
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