Lado B
¿Por qué hay tantos feminicidios?
La tarde del miércoles 2 de septiembre caminaba felizmente bajo un cielo que anunciaba una tormenta muy próxima. Iba particularmente alegre porque era el cumpleaños de mi pareja, y me disponía a celebrarlo con familiares y amistades.
Por Lado B @ladobemx
10 de septiembre, 2015
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Foto: Recomu

Liz Ruiz

A nuestras esperanzas, porque nada ni nadie las pueda asesinar jamás

[dropcap]L[/dropcap]a tarde del miércoles 2 de septiembre caminaba felizmente bajo un cielo que anunciaba una tormenta muy próxima. Iba particularmente alegre porque era el cumpleaños de mi pareja, y me disponía a celebrarlo con familiares y amistades. A pesar de lo cliché de la imagen que les narro, juro que es verdad. Al acercarme al bar donde nos reuniríamos empezó a caer el aguacero, y mientras apretaba el paso para llegar seca al festejo, vi un grupo de personas prácticamente uniformadas con impermeables sencillos y algunos incluso improvisados con bolsas. Caminaban sobre la 43 poniente en dirección a la PGJ para exigir justicia para Paulina Camargo. Me embargó la tristeza al darme cuenta del contraste: yo estoy viva, camino felizmente para disfrutar la tarde entre gente amada; pero podría ser yo la de la cara tristemente sonriente en las pancartas, podría ser yo la que ya no llegó a su próximo cumpleaños, podría ser yo a la que le arrebataron la vida y el futuro. O también podría ser yo la que marchara esa lúgubre tarde exigiendo justicia bajo la lluvia para mi hermana, para mi prima, para alguna de mis amiguísimas.

Días después, otra mujer asesinada por su pareja: Verónica Espinoza Arcos. Podría ser mi mamá, mi tía o una de mis queridas maestras de la facultad.

Y ante la evidente avalancha de odio hacia las mujeres en el Estado de Puebla y en todo el país, solo indiferencia, negligencia judicial y silencio. Ante el gravísimo clima de violencia contra las mujeres, en el día a día seguimos diciendo cosas como “puta”, “gorda”, “dejada”, “buscona”, “interesada”. Y como usted, señor, señora, señorita, se preguntará “¿Y yo de qué tengo la culpa?”, analicemos ¿por qué hay tantos feminicidios? Haremos una brevísima semblanza de estos sistemáticos asesinatos de mujeres a manos de sus parejas o exparejas

¿Por qué no hay “hombrecidios”?

Si usted ha hecho esta desafortunada pregunta, esperemos que esta columna le ayude. “Según el Observatorio Ciudadano Nacional sobre Feminicidio de México, el feminicidio se refiere al asesinato de mujeres por parte de hombres que las matan por el hecho de ser mujeres. Los Feminicidios son asesinatos motivados por la misoginia, porque implican el desprecio y el odio hacia las mujeres (…)” Este fragmento tomado de Wikipedia explica claramente por qué esta lamentable realidad no tiene equivalente en el hombre. Para un asesinato siempre hay un móvil, tanto desde el punto de vista jurídico como psicológico, criminológico y demás disciplinas implicadas. Un hombre puede ser asesinado porque intentaban robarle, porque su muerte le era conveniente al asesino, porque estaba en una riña ¡en fin! Sin embargo, no existen casos de hombres que sean asesinados por sus parejas (sean estas hombres o mujeres) por “desobedientes”, por “coquetos” o en medio de una pelea “doméstica”. Y si llegase a conocer usted algún caso sería una excepción, ya que no son situaciones que se presenten sistemáticamente. Tampoco han sido asesinados y desaparecidos cientos de niños, hombres adolescentes y adultos sin razón aparente, como en el caso de las mujeres de Ciudad Juárez o Ecatepec. (¡¡¡Viva México!!!) Por eso, no hay hombrecidios. Afortunadamente.

¿Y yo qué tengo que ver?

En una realidad social, todos y todas somos partícipes. Lo que hacemos como grupo proviene de nuestra idiosincrasia, es decir, nuestra forma de ser como pueblo, nuestra cosmovisión y nuestras creencias compartidas. El móvil psicológico del feminicidio es la misoginia, el machismo, la masculinidad predominante (o “hegemónica”) y el mito del amor romántico. (Hay estudios más serios y extensos, yo tengo que resumir todo en 900 palabras). Estos elementos mencionados los compartimos todos y todas (toooodxs, tú también, no te hagas, a ti también te criaron aquí). Veamos algunos ejemplos:

*Misoginia. La constituyen creencias que denotan que las mujeres somos inferiores a los hombres, por lo tanto, menos valiosas, despreciables o que no merecemos derechos, respeto ni tenemos autoridad. Se demuestra en frases como “vieja el último”, “no seas mariquita”, “te trae de mandilón”, “a las mujeres ni todo el dinero ni todo el amor”, “¡Qué bueno que no fui mujer!” “las mujeres somos más dramáticas/complicadas/chismosas/hipócritas…” o “parece que estás menstruando” (joyita de mi papá). Todas estas frases, si las analizamos ligeramente, tienen un sentido negativo hacia lo femenino.

[pull_quote_right]En una realidad social, todos y todas somos partícipes. Lo que hacemos como grupo proviene de nuestra idiosincrasia, es decir, nuestra forma de ser como pueblo, nuestra cosmovisión y nuestras creencias compartidas. El móvil psicológico del feminicidio es la misoginia, el machismo, la masculinidad predominante (o “hegemónica”) y el mito del amor romántico.[/pull_quote_right]

*Machismo. Lo constituyen ideas erradas que asignan una personalidad natural a los hombres y otra, totalmente opuesta, a las mujeres. Cuando creemos que algo es natural implica que no puede cambiar, y que desafiarlo es algo así como desobedecer a Dios o a la naturaleza. Algunos ejemplos son vestir a las niñas de rosa y a los niños de azul, decir cosas como: “las mujeres son buenas madres por naturaleza”, “los hombres son más fuertes por biología”, “tú hija, cuando te cases…”, “los hombres no lloran”, “a la mujer no se le toca ni con el pétalo de una rosa”, “hasta pareces hombre/pareces mujer”. Aunque las frases parezcan lindas, encierran un profundo sentido de desigualdad entre hombres y mujeres.

*Masculinidad. Aquí está clarísimo: ¿cómo “deben” ser los hombres? Fuertes, rudos, no deben dejarse, protectores, deben ser el sostén económico (o el que más gana en la familia), sabios, “racionales”, calientes, poco sensibles, misteriosos, “echados pa´delante”, decididos. No me digan que no es cierto, o que no todos. Puede que se le permita a un hombre llorar, pero estando borracho o en situaciones muuuuuy extremas, puede que sea pobre pero no “mantenido”, puede ser “medio pendejo”, pero no más que “su” mujer. ¿A poco no? Si no me creen, analicen la convivencia el próximo domingo en casa de la abuelita y verán si no.

*Amor romántico. Es el ideal que tenemos de una pareja perfecta: dos personas fieles (más ella), que se aman para siempre, que están en las buenas y en las malas y que se perdonan todo por amor (más ella).

¿Por qué hay tantos feminicidios? Porque soy un hombre fuerte, que no se deja, racional, que se impone. Tengo una pareja mujer a la que amo, pero es pendejona (como todas las mujeres), es hormonal, no decide bien. Ella debe obedecerme, ser mía para siempre, hacer todo lo que yo diga para demostrarme su amor y no poner en duda mi autoridad y mi poder como hombre. No soy un hombre malo, pero ella sabe que tengo un “carácter fuerte” que a veces “me gana”. Si ella hiciera todo lo que yo le “pido” no tendríamos problemas.

Este hombre representa todo lo que todo el país hemos aprendido sobre los hombres, las mujeres y el amor. Lo creemos consciente o inconscientemente. ¿Se imaginan a este hombre furioso, a solas con su pareja mujer que no está dispuesta a obedecerlo? Asesinarla ya no suena tan ilógico.

Esto no lo digo para “empatizar con él” (¡Es lo último que necesitamos: justificar la violencia masculina!). Lo escribo para que nos demos cuenta de que no son hombres locos, no son mujeres que quién sabe con quién andaban, no son personas enfermas. En una cultura misógina y machista, todas podemos ser Paulina Camargo. En una cultura misógina ¿todos los hombres son asesinos en potencia?

Gracias, nos leemos en 15.

Si les interesa pueden leer aquí mis demás alegatos feministas. Soy psicoterapeuta y sexóloga de Puebla, y presido el Colectivo Equilátera A.C. de educación sexual y educación para la paz. (Por si te interesan mis servicios o quieres amenazarme de muerte por feminista, este es mi Facebook).

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Autor Lado B
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