Lado B
La redistritación electoral indígena, riesgos y beneficios
Cualquier decisión que se tome en el ámbito del diseño electoral puede tener efectos sobre la conformación del poder político
Por Aranzazú Ayala Martínez @aranhera
03 de septiembre, 2015
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Foto: Xavier Rosas

Aranzazú Ayala Martínez

@aranhera

El 21 de septiembre el Instituto Nacional Electoral (INE), mediante su delegación en Puebla presentó una propuesta para una redistritación electoral local en el estado. Este nuevo panorama geográfico y poblacional todavía no es definitivo, pero el primer borrador presenta cambios sustanciales en varias regiones.

Carlos Alberto Montero Catalán, vocal del registro federal de electores del INE en Puebla, explicó que actualmente los municipios indígenas –aquellos con 40 por ciento o más de su población indígena– están desagrupados, y una de las propuestas es integrar los seis actuales en  sólo tres: dos en la Sierra Norte y uno en la Sierra Negra.

El vocal destacó que lo importante en esta nueva distribución es que la reasignación no se haga a modo, sino tomando en cuenta ocho puntos: el número de diputados locales por mayoría relativa del Congreso del Estado, el dato poblacional para que los distritos estén lo más parejos posibles en cuanto a número de habitantes de acuerdo a los datos del último censo del Inegi, considerar la población indígena, respetar la integridad municipal, que los distritos tengan forma de polígonos regulares, los tiempos de traslado de las comunidades a las cabeceras municipales, la continuidad geográfica de los propios municipios y finalmente las condiciones particulares de accidentes geográficos y factores sociopolíticos.

Ante el nuevo panorama electoral en puerta, Miguel Calderón Chelius, investigador de la Universidad Iberoamericana Puebla, dijo en entrevista que lo más importante es entender que cualquier decisión que se tome en el ámbito del diseño electoral puede tener efectos sobre la conformación del poder político.

Cambiar el número de distritos o la división territorial puede beneficiar o perjudicar ciertos poderes políticos. Por ejemplo una comunidad o zona que vote mayoritariamente por algún partido, si se divide en dos entonces podría convertirse en minoría en ambos distritos y perder fuerza. O al revés, si se junta una zona que antes estaba dividida y había minoría importante de cierto partido, unificándola puede favorecerlo.

“Ésta es una discusión que hay que tomar con mucho cuidado porque la forma de la distribución sí influye en el resultado, ya que los diputados tendrán mayores o menores posibilidades”, opinó el especialista.

“Hay que ver el efecto específico para asegurarse que no se beneficia a algunos partidos a partir de esta nueva distribución”, aunque eso no se verá reflejado de manera inmediata sino hasta el próximo proceso electoral local.

Dijo que si bien la sociedad debe estar más tranquila si el movimiento territorial viene de las autoridades electorales y no del gobierno estatal, por una presumible neutralidad, hay que estar atentos y analizar con mucha claridad a qué fuerza política beneficia cada caso, pues la redistribución “no es un movimiento neutral, tiene consecuencias políticas.”

[pull_quote_right]“No estamos muy acostumbrados porque venimos de una tradición reciente de que los votos empiecen a contar, y todavía no sabemos cuánto cuentan”[/pull_quote_right]

El cambio más significativo que Calderón vio en esta primera propuesta fue también en la Sierra Norte del estado, en los llamados distritos indígenas, pues ahora también se separan regiones que antes estaban unidas. Y en el caso específico de los distritos indígenas, el académico dijo que en principio se puede aplaudir esta creación, porque en teoría habría una mayor representatividad de los pueblos originarios, tal y como lo dijo el Vocal del INE.

Sin embargo, apuntó que en todos los distritos también hay población mestiza, y hay que pensar en los derechos de las minorías. Además, históricamente existe un vínculo muy fuerte entre ciertos partidos políticos y algunas comunidades indígenas. Por ejemplo, si a un distrito se le quita un pedazo para convertirlo en un distrito indígena se puede alterar la correlación de fuerzas, suponiendo que los indígenas votan mayoritariamente por cierto partido, entonces quitando ese pedazo el distrito se vuelve automáticamente favorable para otro partido.

Los partidos políticos tienen hasta el 25 de septiembre para proponer los cambios y sugerencias de la nueva distribución distrital, lo que de acuerdo al vocal Montero Catalán se hará mediante un sistema electrónico que se les entregó oportunamente y para cuyo uso ya fueron capacitados.

A partir de la fecha límite, el INE tendrá tiempo para evaluar los cambios sugeridos y finalmente el 30 de octubre presentará la versión final del nuevo mapa electoral poblano. Sin embargo, los cambios no se verán reflejados propiamente en el proceso electoral de 2016.

Por su parte, Calderón dijo que mientras la elección no implique a los nuevos distritos –esto es, hasta que no sea el caso de elegir a diputados y diputadas– no habrá un cambio territorial, sino operativo. “El efecto en la distribución del poder es a nivel Congreso, tanto en los diputados locales como en los federales, no tanto para la elección del gobernador”, explicó, agregando que esta nueva distribución afectará al Poder Legislativo, donde viene un efecto “muy relevante” por los tiempos volátiles que se viven en Puebla en cuanto a partidos.

Puso como ejemplo el último proceso electoral, donde el escenario cambió inesperadamente pues se tenía previsto un dominio entre la alianza del PAN y del PRD en torno al gobernador, pero el PRI recuperó un terreno muy significativo. También dijo que es probable que en las próximas elecciones para renovar al Poder Legislativo otros actores emergentes puedan tener un peso muy importante e incluso ganar algunos distritos, como el caso de Morena.

Aunque Calderón aclaró que es muy temprano para hacer afirmaciones y empezar a acusar, entorpeciendo al proceso en sí mismo, en su opinión mediante esta redistritación “estarían tratando justamente de dividir algunos de los municipios que tendrían más fuerza ciertas fuerzas políticas, como el PRI, y yo creo que eso es peligroso, y hay que garantizar que sean decisiones de orden institucional”.

Dijo que en países como Estados Unidos, donde no hay  ciertos fenómenos electorales como el mapacheo y la inflación de urnas, el principal instrumento de manipulación es el cambio de los distritos. Lo que existe en el país vecino del norte es que se dividen comunidades para garantizar que ciertos sectores o partidos no puedan ganar representantes o pierdan fuerza, pero en México este fenómeno todavía no es común. “No estamos muy acostumbrados porque venimos de una tradición reciente de que los votos empiecen a contar, y todavía no sabemos cuánto cuentan”.

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Autor Lado B
Aranzazú Ayala Martínez
Periodista en constante formación. Reportera de día, raver de noche. Segundo lugar en categoría Crónica. Premio Cuauhtémoc Moctezuma al Periodismo Puebla 2014. Tercer lugar en el concurso “Género y Justicia” de SCJN, ONU Mujeres y Periodistas de a Pie. Octubre 2014. Segundo lugar Premio Rostros de la Discriminación categoría multimedia 2017. Premio Gabo 2019 por “México, el país de las 2 mil fosas”, con Quinto Elemento Lab. Becaria ICFJ programa de entrenamiento digital 2019. Colaboradora de “A dónde van los desaparecidos”
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