Lado B
7 personajes del cine de los que me siento particularmente identificado
Usted disculpará este pequeño paréntesis entre los artículos que aquí se suben cada viernes. El artículo de esta ocasión será un poco más íntimo y puede que quizás no sea del interés de todo público, pero es necesario. Con motivo (tal vez suficiente para algunos) de que el Cinemaniaco de Lado B cumplió años el pasado jueves 6 de agosto, me he dado a la tarea de crear un nuevo top 7.
Por Héctor Jesús Cristino Lucas @
07 de agosto, 2015
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Héctor de Jesús Cristino Lucas

[dropcap]U[/dropcap]sted disculpará este pequeño paréntesis entre los artículos que aquí se suben cada viernes. El artículo de esta ocasión será un poco más íntimo y puede que quizás no sea del interés de todo público, pero es necesario. Con motivo (tal vez suficiente para algunos) de que El Cinemaniaco de Lado B cumplió años el pasado jueves 6 de agosto, me he dado a la tarea de crear un nuevo top 7. Y es que no me dejarán mentir, cada que nos sumergimos en la ilusión del cine, tendemos a identificarnos con algún personaje, por cómo piensa o cómo actúa, por cómo se desenvuelve o cómo quisiéramos ser. El punto es que ahora es mi turno.

He optado por compartir este pequeño top que sin duda refleja la cinemanía que expongo por estos lares. ¿Cuáles son esos 7 personajes del cine en los que nuestro querido Cinemaniaco se siente identificado? Pues bien, averígüenlo.

7.- John Keating – “La sociedad de los poetas muertos” (1989)

No es el halo de esperanza desmedida, ni mucho menos el intento de parecer distinto a la sociedad lo que me hace identificarme con el profesor John Keating de Dead Poets Society”. Oh sí, sobrevalorada para algunos y alabada por otros, esta película de 1989 dirigida por Peter Weir y protagonizada por el ya difunto Robin Williams, pareciera ser una cursilada con final de libro de auto-superación. Y tal vez tengan razón. Pero si yo fuese maestro, no cabe duda que sería casi exactamente parecido a John.

Cuando recién entré a la universidad me topé con los mismos dilemas que éste excéntrico profesor de literatura se topó. Quizás el principal mérito que le doy al personaje es que muchas veces comparo la vida con la literatura y no al revés. Enamorado (preso) inconscientemente de la ficción, por creer que todo lo de afuera parece más mentira que lo que dicen libros, por destruir inmensos reglamentos y escabrosos sistemas a través de la mismísima literatura. Sí, es bastante tonto, pero alentado por el Carpe Diem, muchas veces he cosechado más éxitos que con el rudimento que habita en las instituciones educativas.

6.- Amelie – “Amelie” (2002)

No lo sé. Cada vez que degusto de esta pieza tan exquisita de Jean Pierre Jeunet, el mismo cineasta que nos trajo grandiosas películas como “La ciudad de los niños perdidos” o “Delicatessen”, es inevitable decir que la que aparece ahí, la tímida, soñadora, imaginativa y un tanto loca protagonista, tenga casi las mismas aptitudes que yo. Claro, podría decir que es mi lado femenino expuesto en el cine, pero en realidad yo creo que todos tenemos un poco de Amelie. Algunos van a negarlo.

De tantas películas románticas, creo que esta es la que más me resulta un tanto ocurrente, absurda, divertida y peculiar. Así es, una “historia de amor” en París que parece ser el más grande cliché de la capital de Francia. Pero que es tan extraña al mismo tiempo que la vuelve distinta. O quizás la palabra debería ser, más bien: especial. Por hacernos notar los pequeños placeres.

5.- Ofelia – “El Laberinto del Fauno” (2006)

Más de una vez he dicho ya que las películas de Guillermo Del Toro son mi fascinación, razón por la cual lo he dejado en el puesto número uno allá en el top de los 7 mejores directores gorditos del cine fantástico y/o terror. Y Pan’s Labyrinth”, específicamente, la tengo en el pedestal. ¿Por qué? Además del exhaustivo trabajo en diseño de arte, escenografía, maquillaje, escenarios y la intensa referencia a los cuentos de los Hermanos Grimm como a las pinturas de Goya… creo que gran parte del encanto radica en que me identifico mucho con su protagonista. La pequeña Ofelia.

Algo que me encanta de las películas de Del Toro es la mezcla de inocencia con temáticas reales. Un rompecabezas que va saltando entre realidad-ficción de forma magistral. Lo vimos un poco con “El espinazo del Diablo”, pero en El laberinto se muestra con mayor claridad. La simple idea de una niña perdida en medio de conflictos que no entiende y que se pierde en su propio país de maravillas, atravesando retos que sólo ella conoce y viendo faunos y hadas donde no se supone deberían existir, es quizás la descripción exacta de mi niñez. Y claro, de mi aún latente alma de niño.

No es que viva desconectado del mundo exterior, que ignore las noticias del día a día, y que no me interese todo lo que socialmente ocurre allá afuera. Tampoco es que sea un ser alienado ni mucho menos. Es porque sé todo eso que a veces prefiero los laberintos y los faunos.

4.- El descarnado – “El Fantasma De La opera” (1925)

Sabemos que los monstruos clásicos son representaciones plenas de la tragedia y el romanticismo de la humanidad, pero mostradas con horror, sangre, miedo y oscuridad. Desde Frankenstein de Mary Shelley hasta Drácula de Bram Stoker. Desde el Hombre Lobo hasta el descarnado Fantasma de la Opera. Y es que éste último indudablemente es uno de mis monstruos preferidos. Una fascinante y mítica criatura que se oculta en el elegante París Opera House levantando odas de horror sólo para ser amado.

Y es que detrás de una máscara entendemos que el mítico descarnado del libro de Gastón Leroux es una mera y potente crítica a la superficialidad del ser humano. Y la versión muda de 1925 es, sin duda alguna, la más aterradora. El blanco y negro, la tensión silenciosa y la develación de uno de los rostros más grotescos dentro del cine de horror, la hacen espectacular. Algo tiene este personaje que lo vuelve poderoso, inevitable no sentirse como él. La máscara, apasionado reflejo de misterio, de ocultar al personaje, de ocultar el alma. De inconformidad a la vista de aquello que lo aqueja. De perturbación y crítica.
El hombre trágico vuelto monstruo por amor.

3.- Hombre común y Tyler Durden – “El Club De La Pelea” (1999)

El momento cúspide de uno de los mejores directores en la historia del cine, según la crítica, es Fight Club” de David Fincher. Basado en el psicológico libro homónimo de Chuck Palahniuk y adaptado a cine en 1999. Desde entonces ha provocado innumerables comentarios positivos, fans y un halo de “película de culto” que debe ser respetado, aunque muchos la consideren sobrevalorada también. Yo sólo puedo levantar mi copa de vino para brindar mientras digo que dentro de este filme, tan lleno de crítica social al consumismo, yace un personaje que entra en mis zapatos.

Aquel que nunca es nombrado en toda la película. El hombre común. El mismo cuyo insomnio le hace moverse por distintos métodos para recibir atención y desahogo, que van entre grupos de apoyo hasta la gloria de las glorias: el Fight Club. Sin embargo no hubiese sido posible sin Tyler Durden. La recreación imaginaria de un “quisiera ser como él”. El alter ego escabroso de cualquier hombre común. Es en esta parte psicológica en la que radica mi empatía. Y es que todos tenemos esa imagen de algo o alguien a quien queremos alcanzar, de veces proyectándola, de veces no.

Claro que todos tenemos un Tyler en nuestro interior. El mío también fue asesinado hace mucho. Aunque eso no le impide regresar de vez en cuando. ¡Carajo! ¿Dónde está mi mente?

2.- Billy Loomis – “Scream” (1996)

Me debatí muy por dentro para escoger un personaje del género de terror y colocarlo aquí. Estaba entre el desequilibrado Patrick Bateman de “American Psyscho” por su peligrosa psicopatía a punto de salir, y el escritor frustrado de “Secret Window”, Mort Rainey. Pero creo que al final, estos, al lado de Billy Loomis en “Scream”, comparten un mismo motivo que quizás hasta yo tenga en mi cabeza: todos están completamente psicóticos. ¿Y yo lo estoy? Bueno, quien esté libre de pecado que tire la primera piedra.

La razón de elegirlo a él para el segundo puesto es sencilla. Si mi locura se disipa, Billy Loomis quizás sea el alter ego con mayor peligro. Su pequeña sonrisa inofensiva oculta cualquier sospecha. Es un chico normal, pero cuando algo le quita su aparente tranquilidad su amplio conocimiento cinéfilo del género de terror puede ayudarle a crear el asesinato perfecto. ¿Esto parece ser más acorde con El Cinemaniaco de Lado B, no les parece? “Scream” es considerada la mejor película de horror noventera por excelencia.

Y no olviden, las películas de terror no crean a los psicópatas, sólo los hace más creativos.

1.- Ed Wood – “Ed Wood” (1994)

Siempre diré que la mejor película de  Tim Burton, lejos de su “Beetlejuice” o su “Edward Scissorhands”, será indudablemente “Ed Wood”. Una película cómica pseudobiográfica que nos cuenta la historia del que es ahora conocido por la crítica como “el peor director de la historia del cine”. Y no exagero, pues con películas como “Glen o Glenda”, “The Bride Monster” o “9 From Outer Space” tenemos claro que no es con exactamente una mente brillante del séptimo arte. Pero fue justo esa cualidad (¿o defecto?) que lo llevó a convertirse en un director de culto.

En este fantástico homenaje de Burton veremos, como es de costumbre, a Johnny Deep. Pero no se preocupen, lo importante aquí no es su actuación ni tampoco su tan repetitiva y cansada forma de “enamorar” al público con excéntricos movimientos, sino el trasfondo de la película. Es un filme lleno de comedia, claro, pero con un poderosísimo mensaje que invito escudriñar para que puedan entenderme. Ed Wood se volvió el peor cineasta habido y por haber, pero se esforzó demasiado por obtener ese título. Y al final, la pasión de este cineasta de serie B fue más grande que cualquier crítica destructiva.

Si eres un prospecto para cineasta y pretendes abrirte paso dentro de esos borrascosos caminos, como yo sueño con ser todos los días, debes ver esta película. Es obligatorio. Y aún si tu proyecto de vida no es ese, no importa, el mensaje a fin de cuentas es para todos. Esto se demuestra en la mejor escena de toda la película. El encuentro con Orson Welles:

 

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Autor Lado B
Héctor Jesús Cristino Lucas
Héctor Jesús Cristino Lucas resulta un individuo poco sofisticado que atreve a llamarse “escritor” de cuentos torcidos y poemas absurdos. Amante de la literatura fantástica y de horror, cuyos maestros imprescindibles siempre han sido para él: Stephen King, Allan Poe, Clive Barker y Lovecraft. Desequilibrado en sus haberes existenciales quien no puede dejar (tras constantes rehabilitaciones) el amor casi parafílico que le tiene al séptimo arte. Alabando principalmente el rocambolesco género del terror en toda su enferma diversidad: gore, zombies, caníbales, vampiros, snuff, slashers y todo lo que falte. A su corta edad ha ido acumulando logros insignificantes como: Primer lugar en el noveno concurso de expresión literaria El joven y la mar, auspiciado por la Secretaría De Marina en el 2009, con su cuento: “Ojos ahogados, las estrellas brillan sobre el mar”. Y autor de los libros: Antología de un loco, tomo I y II publicados el 1° de Julio del 2011 en Acapulco Guerrero. Aún en venta en dicho Estado. Todas sus insanias pueden ser vistas en su sitio web oficial. http://www.lecturaoscura.jimdo.com
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