Lado B
Tango, una forma de volar
Ámbar Barrera
Por Ámbar Barrera @astrobruja_
30 de julio, 2015
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Se siente como si estuvieras en otra dimensión. Como si no existiera el espacio, ni la carne, porque sientes al otro más allá del cuerpo, te sientes fuera de ti mismoes como si volaras. Eso es lo más cercano a volar: bailar tango 

Ámbar Barrera

@Dra_Caos

Mentir con palabras es fácil, mentir con el cuerpo, jamás. En un abrazo profundo, se obliga al corazón a ser honesto. Así en el tango.

Las notas del bandoneón, seguidas del violín y un piano: tres sonidos característicos del tango. Sonidos dramáticos, intensos, algo melancólicos y también apasionados. Una pareja que sin palabras, acuerda bailar. Abrazarse, conectar los corazones y danzar, o más bien, quizás, flotar. Equilibro y sintonía al ritmo de la música hace que se vuelvan uno mismo.

Cinthya creció escuchando música de tango como una herencia familiar en su natal Bogotá, Colombia, y aunque viajó a Argentina alguna vez, se convirtió en milonguera (danzante de tango) hasta que se mudó a Puebla, México.

–Se siente como si estuvieras en otra dimensión –dice Cinthya sobre las experiencias más intensas al bailar tango. Como si no existiera el espacio, ni la carne, porque sientes al otro más allá del cuerpo, te sientes fuera de ti mismo… es como si volaras. Yo creo que eso es lo más cercano a volar: bailar tango.

Ella tiene 24 años, pelo negro y un aire de misterio. Su pasión por el tango inició hace dos años pero su constancia tanto a nivel corporal como intelectual es tal, que junto con Eric, su compañero y afín milonguero, quien también es un apasionado del tango incluso a un nivel más poético, iniciaron un proyecto llamado La Maleva.

Foto: Ámbar Barerra

Foto: Ámbar Barerra

Una bomba cultural

La historia entre Cinthya, Eric y el tango es muy parecida a la historia del tango mismo. Una historia de mezclas y viajes.

En el caso de Cinthya, siente que Colombia es un país muy ligado al tango, pero fue hasta que llegó a México que se interesó en bailarlo. Ella se mudó en 2013 para estudiar la maestría en Estética y Arte en Puebla.

–El tango para mí es muy afín a mi personalidad. Tiene algo de nostalgia, de intensidad… el tango ya me llamaba desde Colombia pero no sucedió, por alguna razón tenía que pasar en México.

Eric, por otro lado, es de la Ciudad de México, y comenzó a tomar clases de tango justo antes de enterarse que también tendría que mudarse a Puebla para estudiar la maestría, por lo que una de las primeras cosas que hizo al llegar fue buscar un lugar donde retomar sus clases.

Como compañeros de la misma maestría, Cinthya descubre que Eric tiene fascinación por el tango y conociéndose, Eric la invita a formar parte también de las clases de tango. Fue así como Cinthya, desde la primera clase, quedó enamorada de la sensación al bailar tango.

A partir de ese momento, la vida de Cinthya y Eric se convirtió en un entrenamiento diario y riguroso para avanzar en su instrucción.

Foto: Ámbar Barerra

Foto: Ámbar Barerra

Tango, historia de mestizaje

Igual que aquel destino que unió a una colombiana y a un mexicano en la pasión por un baile conocido popularmente como argentino, así de parecida fue también la historia del tango.

El tango como género musical surge como una bomba cultural. Tres fenómenos lo desatan en Río de la Plata (Argentina y Uruguay) durante finales del siglo XX; la migración de europeos a esa zona, la gran cantidad de esclavos negros que trajeron consigo y la población indígena originaria de la región, hizo que en el puerto de Buenos Aires se desatara una bomba cultural y social que dio paso al tango.

El tango como danza nace en los barrios o suburbios y comienza a bailarse sólo entre hombres, esto porque había una mayoría de hombres respecto a las mujeres en la zona. Estos hombres llevaron el tango a los cabarets, y ya que solían bailar con prostitutas, las mujeres de clase alta estaban alejadas del tango, que fue catalogado por ser el baile de arrabales y malevos, o sea, de la gente de la calle, considerados malandros.

Primero se bailó en la calle y luego en cabarets. Son las orquestas las que llevan consigo el tango a Europa, donde se hizo famoso, la burguesía lo empieza a bailar y cuando vuelve a Argentina y Uruguay, llega ya con un aire de abolengo. A partir de ese momento, el tango se academiza y se define su estilo hasta ser un baile de salón influenciado incluso por la danza clásica.

Y se sabe que en México, el tango es bien recibido porque comparte raíces genealógicas con el danzón, el bolero y otros ritmos.

Foto: Ámbar Barerra

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La Maleva y los códigos de las milongas

La Maleva, el proyecto de Cinthya y Eric, lleva ese nombre en honor a la esencia original del tango en el que la mujer tiene un rol preponderante y que como dice la letra del tango con el mismo nombre, escrito por Antonio Buglione en 1922:

“Tal vez algún día
oyendo un tango malevo
arderá en tu alma un deseo
que matará el corazón.
Vos, que siempre fuiste
la reina de los festines,
ya no querés copetines,
ni tangos ni bandoneón».

La Maleva como proyecto surge con la intención de abrir un espacio donde su pudiera bailar tango de una manera más crítica desde la enseñanza.

Por ejemplo, en las academias tradicionales de tango se enseñan pasos y estructuras muy rígidas para hacerlos, pero en La Maleva prefieren una metodología de la sensibilización, acostumbrar al cuerpo a realizar movimientos muy del tango pero anteponiendo a ellos la sensación. La misma visión abierta tienen sobre el tema de los roles.

–En el tango se suele creer que hay un guía que es el hombre y una mujer que es la guiada –explica Cinthya. Nosotros creemos que en vez de géneros existen entidades milongueras o cuerpos en movimiento… cuerpos danzantes. Por eso en nuestra metodología y pedagogía buscamos que cualquiera que entre al mundo milonguero (de la danza del tango), pueda manejar ambos roles. Es una manera de hacer una crítica muy general, no sólo sobre el tango sino una crítica a las relaciones humanas.

Foto: Ámbar Barerra

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Milonga, la selva de la vida

La Milonga es el espacio social del tango. Puede ser cualquier lugar: la sala de una casa o la pista enorme de algún bar o salón. La Milonga implica muchos códigos, es todo un ritual.

Quien sabe que irá a una Milonga prepara su cuerpo y su mente desde horas antes. En los códigos más tradicionales el arreglo personal es muy importante para la seducción implícita en el baile. Mientras se visten, peinan o maquillan, los milongueros ya están escuchando piezas de tango.

Al llegar a la Milonga, al menos en Argentina, desde la entrada al lugar se debe estar preparado para ser observado por los demás. Las palabras están prohibidas, la mirada y el cuerpo dominan el ambiente.

–En la milonga, la palabra está prohibida –dice Cinthya–, lo único que vale es el gesto, el cuerpo y la sensación. Ahí la forma de sacar a bailar es mediante el cabeceo, un gesto que se hace con la mirada, una mirada penetrante que atraviesa toda la pista para que llegue a la persona con la quieres bailar y esa persona decida, también a través de la mirada, si quiere o no.

En el momento que te encuentras con tu pareja en la pista, justo antes del abrazo para empezar a bailar, el tiempo se detiene. Llega el momento crucial para conocer el cuerpo del otro, para descubrir, honestamente, con quién vas a bailar, el momento de ofrecer un buen abrazo.

Durante el baile, las parejas tienen que moverse en el sentido contrario a las manecillas del reloj para no entorpecer a los demás.

–Es como un universo, cada pareja es un planeta que circula y que además es parte de una órbita. Tú no bailas solamente con tu pareja, bailas con los demás milongueros, con las demás parejas y por lo tanto tiene que haber mucho respeto.

Además de bailar, el tango se disfruta al ver. Los milongueros saben que mirando también se pueden aprender.

–Como dice un amigo, la Milonga es como una selva, o sea, es la ley del más fuerte, si tú quieres bailar; prepárate, ten carácter, mira a los ojos y baila, baila con todo el corazón, con toda la energía y fuerza vital que poseas.

En las Milongas se manejan tandas, o sea, rondas de 3 tangos con una cortinilla de descanso entre cada tanda. La primera de estas tandas es muy importante porque los demás observan y así determinan a con quién quieren bailar o no. Sin embargo, Cinthya cree que aunque se debe ser exigente con la técnica, hay exigencias prioritarias, como un buen abrazo; un muy buen abrazo y una buena caminata podrían resultar en la mejor experiencia del baile.

–La caminata tiene que ver con esa compenetración que hay con el otro, sentir el cuerpo del otro y moverse con el otro, volverse una unidad. Eso sucede a través de lo más mágico que tiene el tango que es el abrazo. El tango es la danza que se sostiene a través de un abrazo profundo, es la única con un abrazo tan cerrado.

Foto: Ámbar Barerra

Foto: Ámbar Barerra

La Milonga en Puebla y la misión de la Maleva

En Puebla, la comunidad milonguera es reducida: son pocos los bailarines así como los espacios para bailar.

Cinthya y Eric comenzaron a bailar tango en Puebla, sus maestras Mariela Albarracín y Romina Lencina, además de su lugar para las clases llamado Che Cuca, tienen su propia milonga que se hace cada mes y es muy familiar porque se conoce a quienes van, que son compañeros de clase o maestros. Entre ellos maestros como Alfredo Muñoz y Fernando Herrera.

Desde La Maleva, uno de sus objetivos dando clases, que las personas aprendan a sentirse cómodos dando un abrazo cerrado.

Otro de sus objetivos es replantear los roles al bailar, no como una cuestión de una mujer que va a pedir que la saquen a bailar, sino que también ella sea activa desde su rol de guiada, dialogando y dinamizando los roles (incluso de género) dentro de la danza. Así como Eric escribió alguna vez:

«El tango, esa danza que va más allá de los géneros, toda estructura de poder aquí se rompe, llega un punto en que ya no se sabe quién lleva a quién, se ha formado una dialéctica que se expande hacia ninguna parte, sin ningún propósito, sólo entonces podemos decir que se está bailando tango, cuando se desvanecen las dualidades, cuando somos mera voluntad girando».

Foto: Ámbar Barerra

Foto: Ámbar Barerra

Tango, un estilo de vida

–El tango lo puede aprender cualquier persona. Es una danza que está abierta a recibir a todos los cuerpos y a todos los géneros, pero es una danza demasiado exigente. Entonces si no eres una persona apasionada, intensa en el sentido de estar ahí trabajando y construyendo… es fácil que el tango te suelte. Porque una vez que estás adentro, ya es de por vida.

El tango es pasión, sobre todo. Aunque también requiere disciplina. Aprenderlo en La Maleva es además, revelador. Se te pide que mires a tu pareja y aún sin abrazar, en un ejercicio de espejo, desarrollas tu sentido de intuición e intención corporal.

Fijarse en qué pierna descansa el peso de todo el cuerpo, tú y tu pareja deben estar iguales. Luego viene la intención, sacando el pecho y con una mirada, para que el otro sepa que darán un paso y entonces, lo den en sintonía. La cercanía entre uno y otro es tal que el mínimo fallo y la falta de entrenamiento del equilibrio puede hacerte fallar.

–Bailar tango es todo un acto de meditación. Si piensas, pierdes. Obviamente, debe haber una preparación porque lo técnico va a ayudar a que te puedas mover con toda tranquilidad. Por ejemplo, el tango es el baile del equilibrio. Hay elementos técnicos que si tu trabajas muy concienzudamente, puedes rápidamente bailar, pero lo que está de por medio es la sensación.

Practicar el abrazo por primera vez con otro iniciado puede resultar en un desastre por la falta de equilibrio, pero incluso el novato en un abrazo con Cinthya puede darse una idea de lo que podría sentir al ser constante en la técnica y al mismo tiempo, dejarse llevar por la música.

Algunas personas hablan de esas parejas ideales, encontrar el alma gemela del tango. Sin embargo, el enamoramiento en el tango no sucede necesariamente con la persona con quién se baila, sino con la sensación al bailar.

–Se enamora uno de la sensación que le transmite al momento de bailar –dice Cinthya–, que hace que tu cuerpo se mueva de una manera que nunca creíste que podía suceder o un abrazo tan cálido y tan sincero que se agradece.

A Cinthya le gusta dialogar corporalmente con quien sea que baile. Cree que el intercambio de roles, llevar y de dejarse llevar, es importante en el proceso de aprendizaje.

–Tal vez ha sido de las búsquedas de mi vida que se ve trasladadas al tango, esta búsqueda de la autonomía, de ser activo en el rol de género o de baile. Y eso ha sido muy bonito porque gracias a esta iniciativa, muchas chicas se han animado a llevar y a ser mucho más propositivas en general.

La entrega de Cinthya y Eric hacia el tango se convirtió en una forma de vida y la Maleva es el espacio y la manera en la que ellos pueden compartir esa pasión.

–Uno termina bailando en la calle, en el baño, en la cocina… el tango ya hace parte de tu vida cotidiana. Puedes estar esperando el camión y estas intentando hacer un rulo (adorno), o sea, practicando. De repente estás bailando porque te acuerdas de algo, finges un abrazo y mientras está el arroz, caminas de aquí para allá como si estuvieras bailando…

*

La Maleva se encuentra en Cholula, en la 2 norte 604 y funciona como una academia. Ofrecen clases martes y jueves de 7 a 8:30pm y sábados de 10am a 12 del día.

Además, recientemente promocionan un espacio en el barrio del artista, en el café Galería Amparo, los sábados de 8 a 9pm con clases y de 9 a 1am como Milonga.

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Autor Lado B
Ámbar Barrera
Periodista, comunicóloga, fotógrafa, feminista y amante del arte.
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