Lado B
Lesboterrorismo: el abismo hacia la felicidad
Para contestar la pregunta “¿la heterosexualidad es impuesta?”, las lesbofeministas estudian el origen de la heterosexualidad en las sociedades antiguas
Por Karen De la Torre @
08 de julio, 2015
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Karen de la Torre

@karelampia

Ten un novio, cásate, tengan perros, hijos y luego una camioneta. El camino de una vida heterosexual (capitalista) exitosa está trazado. Salirse de él y entrar a un abismo, en donde no hay ningún camino dibujado, pero hay libertad, es la propuesta lesboterrorista.

“Es un acto de amor desearle a las mujeres que se alesbianen”, dice Luisa Menstruadora que junto con Itzeltal, estuvieron en una de las últimas sesiones de la 4ta Escuelita Feminista, organizada por  El Taller, A.C.

El Lesboterrorismo surgió en 2013 y no predica un alesbianamiento desde lo sexual o lo íntimo, sino que es movimiento que rechaza de manera tajante seguir con el sistema impuesto Heterosexual. Es decir, las lesboterroristas proponen un cambio estructural en la percepción del amor, de la felicidad, “alesbiánate”, dicen, como una postura política, pues de nada sirve un alesbianamiento que siga replicando las relaciones heterosexuales: con celos, posesión y violencia en cualquiera de sus presentaciones.

Para contestar a la pregunta “¿la heterosexualidad es impuesta?”, las lesbofeministas estudian el origen de la heterosexualidad en las sociedades antiguas, planteándose otras preguntas como: ¿Por qué se busca una explicación para las sexualidades “diversas”?, ¿por qué la heterosexualidad es la sexualidad “normal”?, ¿por qué no se ha buscado darle una explicación a la heterosexualidad?, ¿por qué la heterosexualidad es el centro y las diversidades la periferia?

A lo largo de la historia universal “los discursos se interponen y la heterosexualidad se normaliza, a tal punto que es invisible”, explica Itzeltal. Basta con recordar que el origen bíblico de la mujer es como complemento del hombre, incluso minimiza la maternidad con otro discurso inexplicable: la mujer viene de la costilla del hombre. Y qué decir de los estudios “científicos” como: “Los hombres sueñan con sexo y las mujeres con emociones” (El Universal, abril 2015), “Las mujeres sufren más por amor que los hombres” (The Clinic, noviembre 2013), o “Hay una explicación científica de por qué los hombres voltean a ver a otras mujeres” (Fernanda Familiar, marzo 2015), que afirman y reafirman el rol de cada quien dentro de la sociedad heteronormada.

El proceso para ser lesboterrorista

Se puede, claro que se puede convertirse: Luisa es una chica poblana que ni siquiera era lesbiana. Pasó de hetero-feminista a lesbiana, y de lesbiana a lesbo-feminista en 4 meses intensivos de teoría y práctica.

[pull_quote_right]Es alianza y complicidad, y apapachos. Y muy importante, el amor, yo digo que tiene que ver con construirse sola, y por eso le digo no-amor, para contrarrestar por ejemplo al poliamor que es servir a muchas personas, es una alianza y es no colocarte nunca debajo de nadie[/pull_quote_right]

-Me alesbianaron Selene y Nadia [las primeras lesboterroristas], más bien, nunca me hablaron de la lesbiandad como sólo follar con mujeres, sino me dijeron que la lesbiandad era una disidencia, una transgresión, subversión y tuve la fortuna de que me acompañaran en mi alesbianamiento. Era inevitable alesbianarme.

-¿Qué fue lo más difícil del proceso?

-Hmmm… ¡Todo!, desde el abandonar que soy para el gusto de los hombres, eso fue muy difícil porque eso daba dádivas, salidas, gente que te hace favores, gente que te ofrece trabajos; […] mi imagen en redes sociales, de heterosexual era como de sex symbol un poco, entonces los hombres me hacían ofertas de lo que fuera. Perder todo eso para mí fue complicado, fue cuando me di cuenta que no estaba bueno depender de ellos para comer. Y ya construí una autonomía de una manera mucho más libre.

En el caso de Itzeltal fue distinto, pues ella desde chica supo que no le gustaba estar con hombres, sin embargo sus relaciones, aunque eran con mujeres caían en lo heterosexual “noviazgo, celos, querer casarse, tener hijos”; en su proceso se interesó por el feminismo, luego formó un colectivo sobre el mundo trans, pero no estaba satisfecha, no resolvía ciertos cuestionamientos hasta que se acercó a las lesboterroristas, ahí encontró que “todas las violencias tienen nombre, también hay herramientas, hay lugares en que podemos estar, hay autodefensas feministas”.

Y entonces, ¿qué es el amor?

“Es alianza y complicidad, y apapachos. Y muy importante, el amor, yo digo que tiene que ver con construirse sola, y por eso le digo no-amor, para contrarrestar por ejemplo al poliamor que es servir a muchas personas, es una alianza y es no colocarte nunca debajo de nadie”, dice Menstruadora.

“Pues, el amor romántico es una herramienta del patriarcado para seguir oprimiendo a las mujeres. Pero en deconstrucción, lo veo más como una alianza, y no necesariamente como algo que implique lo sexual sino como acompañamiento, amistad, como no-amor y como el respeto a los procesos de cada quien”, reafirma Itzeltal.

En esta propuesta no se plantea el amor hacia los hombres, los hombres no figuran en este espacio. El lesboterrorismo es excluyente de varones, y explica Itzeltal el por qué: “nos deslindamos de toda persona que ostente la violencia patriarcal, heterosexual, machista… de hombre”.

“También nos rehusamos a vivirnos como víctimas. Al contrario: al ser lesboterroristas nos asumimos como agentes de transformación, actoras activas de nuestras propias decisiones, de nuestra propia vida, placer y felicidad, siempre en libertad y autonomía”, se lee en uno de los párrafos del manifiesto lesboterrorista.

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Autor Lado B
Karen De la Torre

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