Lado B
¿Son diferentes los niños que son adoptados por padres homosexuales?
Declaraciones provenientes de una facultad de medicina han generado otra discusión: ¿qué tan científica es la forma de abordar el asunto?
Por Lado B @ladobemx
19 de junio, 2015
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En medio del debate sobre la adopción por parte de parejas del mismo sexo, las polémicas declaraciones provenientes de una facultad de medicina han generado una discusión paralela: ¿qué tan científica es la forma de abordar el asunto?

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Ilustración: Bea Crespo.

Verónica Akle Álvarez | El Malpensante

@malpensante

En los últimos días la sociedad colombiana ha afrontado un fuerte debate en relación con el tema de la adopción de menores por parte de parejas del mismo sexo. Aunque la Corte Constitucional falló en contra de la iniciativa que buscaba la adopción igualitaria, estamos lejos de dejar atrás este debate. Conceptos como que la homosexualidad “constituye de alguna manera una enfermedad”, frase textual del comunicado emitido por un vocero de la Universidad de la Sabana, obligan a profundizar en esta discusión. Dadas estas declaraciones, motivadas por prejuicios morales y religiosos, como profesora de medicina de la Universidad de los Andes, una institución pluralista e independiente, me sentí en la obligación de dar una respuesta a la pregunta que realmente importa: ¿son diferentes los niños adoptados por padres homosexuales?

[quote_right]Dejando a un lado mis opiniones y creencias personales, me senté a hacer la tarea que hacemos los investigadores como base de nuestro trabajo: buscar la evidencia.[/quote_right]

Dejando a un lado mis opiniones y creencias personales, me senté a hacer la tarea que hacemos los investigadores como base de nuestro trabajo: buscar la evidencia. Con el propósito de dar luces sobre cuáles son los resultados más notables y sin ánimo de hacer un artículo exhaustivo ni un análisis profundo del tema, me dispuse a indagar la literatura científica al respecto. Realicé la tarea en PubMed, que es el motor de búsqueda más poderoso de resúmenes y vínculos a las publicaciones científicas de ciencias biomédicas y ciencias básicas de la vida. Esta es la base de datos de artículos más robusta en tales áreas y constituye una referencia ampliamente aceptada por toda la comunidad científica.

Las investigaciones que encontré en el tema de la adopción por parte de parejas del mismo sexo son realizadas, en la mayoría de casos, en forma retrospectiva. Por ejemplo, se toman tanto familias conformadas por parejas homosexuales –gays o lesbianas–, como familias heterosexuales que hayan adoptado niños. Luego, teniendo en cuenta variables como la edad de los menores al momento de la adopción, edad de los padres, condiciones socioeconómicas, etc., se determinan desenlaces que revelen la salud mental y física, y la adaptación social de los menores en el corto y en el largo plazo. Otro tipo de diseño experimental consiste en determinar la percepción de las familias en cuanto a temas relacionados con sus hijos adoptados, como la satisfacción con el colegio, la estigmatización, el matoneo, entre otros. Las revistas que publican estos estudios son de medicina, psicología y sociología, así que cubren el espectro integral de la vida de los niños. Si bien es cierto que la mayoría de estos estudios son realizados en Estados Unidos y Europa, esto no es razón para rechazar sus resultados. Si lo hiciéramos, tendríamos que rechazar prácticamente toda la investigación científica desde la Antigüedad.

Una característica común de los estudios que encontré es el alto número de parejas estudiadas y el alto rigor científico con que se realizaron. En cuanto a las conclusiones, la gran mayoría de los artículos publicados entre 2000 y 2014 muestran el mismo tipo de resultado: los desenlaces en el ajuste emocional, social y cognitivo de los niños no difieren entre los diferentes tipos de familias. En un estudio de 2014, de más de 80 parejas del mismo sexo, comparadas con 40 de diferente sexo, se entrevistaron tanto a padres como a niños y profesores de los menores para tener una visión integral. En este estudio se encontró que tanto el comportamiento sexual y la adaptación de los menores, como la relación entre niños y padres, eran mejores entre las familias de padres homosexuales que en las de heterosexuales. Sin embargo, la exteriorización de los problemas se veía afectada por procesos parentales como el estrés, que podía ser particularmente alto en las parejas del mismo sexo1.

Por otro lado, una investigación publicada en octubre de 2014 muestra que los padres del mismo sexo están más involucrados en los colegios de sus hijos cuando perciben una más alta estigmatización. Por el contrario, las parejas heterosexuales tienden a involucrarse en menor escala cuando perciben mayor señalamiento2. Una posible interpretación de estos datos es que las parejas del mismo sexo están acostumbradas a afrontar la estigmatización social, y por ello pueden identificar y sobrepasar esta barrera en diferentes situaciones.

Uno de los argumentos más repetidos en este debate es que el desarrollo y la orientación sexual de los niños se ven afectados cuando son adoptados por familias del mismo sexo. Existe la creencia de que los niños criados en hogares de lesbianas o gays al crecer se vuelven homosexuales, que tendrán comportamientos sexuales anormales, o incluso que podrían ser víctimas de abuso sexual o convertirse en abusadores. Así mismo, existe el temor de que la estigmatización social pueda generar baja autoestima y baja adaptación emocional en los niños adoptados. En respuesta a estos temores, que tuvieron su apogeo en la década de los noventa, en 2002 la Academia Estadounidense de Pediatría, que tiene como misión velar por la salud de la infancia, mas no dar ningún consejo moral, publicó un comunicado en el que “reconocen que una gran cantidad de literatura profesional provee evidencia de que los niños con padres que son homosexuales tienen las mismas ventajas y expectativas en salud, adaptación social y desarrollo que los niños de parejas heterosexuales”3.

El número de estudios en este tema ha disminuido desde este milenio ya que las investigaciones actuales se concentran en aspectos más detallados de la vida de las familias adoptivas, como por ejemplo el estudio descrito anteriormente acerca de la interacción de padres del mismo sexo en asuntos escolares de sus hijos adoptados. A pesar de esto, el año pasado se reiteró en un comunicado de la Asociación Estadounidense de Sociología un consenso en el que se concluye que en medidas de desarrollo cognitivo, desempeño académico, estabilidad emocional y actividad y orientación sexuales, no hay diferencias entre los niños y adolescentes que crecen con padres adoptivos heterosexuales y los que crecen con padres del mismo sexo4. Por el contrario, las grandes diferencias se encuentran entre familias con distintas circunstancias socioeconómicas y de estabilidad emocional.

Aquí se nombra un número mínimo de estudios y revisiones de la literatura en este tema, pero en todo el volumen encontrado, absolutamente toda la evidencia apunta a que no existe ningún daño psicológico o físico a los menores que han crecido con padres del mismo sexo. Las investigaciones demuestran que los factores de mayor riesgo para los niños son la inestabilidad emocional, la negligencia y el bajo nivel académico y socioeconómico de los padres, independientemente de la orientación sexual. Reitero, los estudios que aquí registro son recientes, tienen los controles apropiados y están revisados por pares académicos, condiciones que no cumple la mayoría de estudios que nombra el comunicado emitido por un vocero de la Facultad de Medicina de la Sabana.

Mucho más beneficio le harían a la sociedad los “expertos” en bioética si aplicaran y difundieran estudios que contribuyeran a mejorar las políticas públicas. Por ejemplo, hay investigaciones que demuestran que, independientemente del género y la orientación sexual, los mayores niveles de estrés se relacionan con síntomas de depresión y menor satisfacción con la adopción5. De esta manera, se recomendaría y enseñaría a los profesionales de la salud sobre la necesidad del acompañamiento y el apoyo a las parejas que buscan adoptar, durante la transición a ser nuevos padres, en vez de buscar tratamientos para enfermedades inexistentes.

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