Ernesto Aroche Aguilar

@earoche

La reciente ola de homicidios y ejecuciones que se han vivido en la capital poblana y al interior del estado, lo mismo de tipo político que relacionada con el crimen organizado, no es un brote inusual, forma parte de un repunte sostenido en el número de personas asesinadas que se registra en Puebla desde hace agosto pasado.

De hecho, el comparativo entre el número de victimas reportadas ante el Sistema Nacional de Seguridad Pública (SNSP) revela que entre enero y abril de este año aumentó el número de ejecuciones en un 46.5 por ciento, comparado con el mismo periodo de 2014.

Se trata de un comparativo que no se puede llevar más lejos pues el gobierno federal recién en enero de 2014 comenzó a contabilizar el número de víctimas a la par de que se recoge el número de averiguaciones previas, pues se trata de datos que no necesariamente coinciden, pues dentro de una averiguación previa se pueden incluir el homicidio de varias personas.

En la cifra de los casos reportados llama la atención el hecho de que si bien el crecimiento más importante en términos porcentuales se produce en los homicidios dolosos, es decir aquellos que se catalogan como asesinato premeditado; las cifras más llamativas están en los homicidios culposos –es decir los accidentales–, que brincan en los dos últimos meses a cifras no vistas en todo el periodo, y de promediar 50 casos por mes durante el 2014, pasamos a un promedio de 78 en marzo y abril.

Otro de los delitos en donde se incrementó el número de víctimas es en la extorsión, en el comparativo cuatrimestral, el incremento fue del 102 por ciento, pues pasamos de 43 casos en el 2014 a 87 en este año.

Por el contrario, las cifras del organismo federal muestran una disminución importante en el comparativo cuatrimestral al pasar de 21 a 12 víctimas, prácticamente la mitad de los que se registraron en el 2014.