Lado B
“Profesionalización” del trabajo doméstico no es la solución
No se trata de eliminarlo, pues dificilmente va a desaparecer, sino de dignificarlo y reconocer los derechos laborales, señalan especialistas
Por Aranzazú Ayala Martínez @aranhera
07 de mayo, 2015
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Aranzazú Ayala Martínez

@aranhera

En 2014, la titular del DIF municipal de Puebla, Dinorah Gali López, propuso la creación del Centro de Atención y Capacitación para las Empleadas del Hogar, que propone profesionalizar y capacitar a las trabajadoras domésticas para el uso de la licuadora, secadora, tender camas y hacer guisos básicos, entre otras labores del hogar, todo esto con reconocimiento oficial de la SEP. La investigadora Mirza Aguilar dijo que la propuesta está lejos de resolver los problemas de las empleadas del hogar, pues la iniciativa no contempla, en ningún momento, los Derechos Humanos ni laborales de quienes se dedican a esto.

Durante la presentación del libro “Trabajadoras en las sombras. Dimensiones del servicio doméstico latinoamericano”, a cargo de la Maestría en Antropología Sociocultural del Instituto de Ciencias Sociales y Humanidades «Alfonso Vélez Pliego” (ICSyH) de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla (BUAP), la doctora Aguilar dijo que el capacitar el trabajo doméstico no ha mejorado la situación laboral. El problema, dijo, no es que las trabajadoras no estén capacitadas, sino las condiciones de discriminación y explotación laboral, como los bajos salarios y la falta de prestaciones.

Añadió que en el contexto local, con las declaraciones de la titular del DIF municipal, se nota una tendencia maternalista y servilista hacia los problemas de las empleadas del hogar. Y para mejorar las condiciones laborales “hace falta pensar en la profesionalización, además de involucrar a diversos niveles de gobierno para dar atención legal contra despidos injustificados”, además de sensibilizar a los empleadores.

Aguilar presentó el libro, resultado del trabajo de 17 investigadoras y cuatro investigadores, junto con la coordinadora de la edición, la doctora Séverine Durin del Ciesas Noroeste de Nuevo León. El evento fue moderado por la doctora María Eugenia D’Aubeterre y comentado por las doctoras María de Lourdes Flores y María Cristina Manzano, todas investigadoras del ICSyH. 

Séverine Durín, la investigadora francomexicana que inició el proyecto, explicó los orígenes de este, que se remontan a un trabajo de migración indígena en Monterrey, que realizó de 2004 a 2008. Ahí se dio cuenta de la importancia del trabajo doméstico como nicho laboral para las mujeres indígenas. Los datos del censo del año 2000 dan cuenta de que el 80% de las mujeres indígenas laboran en este ámbito, lo que refleja que muchas veces, “básicamente no tienen otra opción”. Al terminar ese proyecto, la doctora se preguntó si esto sucedía sólo en Monterrey. Y al trasladar la problemática a Europa, se encontró con otro grupo diferente de trabajadoras domésticas, invisibilizadas y sin prestaciones. 

Las otras explotadas

Las “au pair” son jóvenes generalmente de clase media que buscan aprender un idioma extranjero y para ello buscan a una familia que las aloje en el país al que quieren ir. Ahí, viven con la familia y su trabajo es ser las niñeras de los hijos de sus patrones. Ellas van como estudiantes, no tienen visa y muchas veces también son explotadas. En la problemática de las personas dedicadas al servicio doméstico, que son en su mayoría mujeres, las investigadoras encontraron cinco ejes sobre los cuales se sustenta el libro: el propio trabajo, las relaciones entre empleados y empleadores, las cuestiones de género, la etnicidad y la migración en la era global. 

Y ahora ya no sólo es la migración de personas de sectores socioeconómicos más bajos hacia países o ciudades más desarrolladas –como los casos de mujeres de Guatemala a Tapachula, Chiapas, o las personas de la Huasteca hacia Monterrey, incluidos en el libro– sino nuevos fenómenos como el de las au pairs.

Otro de los puntos que tocaron durante la presentación fue la problemática de las empleadas domésticas y la maternidad. Las mujeres tienen una dificultad al ejercer su maternidad, entre otras cosas porque en México los patrones no están obligados a inscribir a sus trabajadoras en el seguro social, y en general en esta labor de desempeñan mujeres de los sectores sociales más vulnerables.

[quote_box_left]En México, el trabajo doméstico es de primera importancia para las mujeres. 10% de las féminas activas laboralmente en el país son empleadas en casas, y es la quinta ocupación, dijo Durin, en términos de importancia. A nivel nacional no se ha reconocido este trabajo, y una de las cosas que faltan, de acuerdo a las investigadoras, es que el Estado Mexicano ratifique el convenio 189 de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), que fue firmado desde 2011 pero a la fecha no ha sido ratificado por el Senado. [/quote_box_left]

Las empleadas domésticas ejercen muchas veces una “maternidad de distancia”, pues cuidan a hijos de otras mujeres y dejan a los suyos. Hay dos contextos en esta situación: las familias de clase socioeconómica alta, que contratan empleados para todo –niñera, cocinera, jardinero, chofer, etc.– y las madres de clase media que por tener que salir ellas mismas a trabajar ocupan los servicios de una empleada doméstica.

El trabajo del libro inició en el año 2010, concretamente en Monterrey, y el primer fruto concreto fue en 2013, con la celebración de un coloquio sobre el trabajo doméstico en el que participaron investigadores latinoamericanos y quienes trabajan el tema de latinoamericanas en Europa.

En México, el trabajo doméstico es de primera importancia para las mujeres. 10% de las féminas activas laboralmente en el país son empleadas en casas, y es la quinta ocupación, dijo Durin, en términos de importancia. A nivel nacional no se ha reconocido este trabajo, y una de las cosas que faltan, de acuerdo a las investigadoras, es que el Estado Mexicano ratifique el convenio 189 de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), que fue firmado desde 2011 pero a la fecha no ha sido ratificado por el Senado. 

Durín concluyó que una de las formas de conseguir que este oficio sea reconocido implicaría cambiar mentalidades, pues en la relación entre trabajadoras y patrones prevalece una representación servil, y hay una vigencia de prácticas paternalistas y de explotación, aunado a una “ideología de la dádiva”. El grupo de investigadores decidió finalmente llamar a este trabajo “servicio doméstico”, pues en éste existen todavía las desigualdades. El debate, dijo, no es necesariamente “si queremos o no este oficio”, pues va a seguir existiendo aunque se va a ir transformando, como ya ha ocurrido. Y como este trabajo persistirá, lo que se debe hacer es dignificarlo.

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Autor Lado B
Aranzazú Ayala Martínez
Periodista en constante formación. Reportera de día, raver de noche. Segundo lugar en categoría Crónica. Premio Cuauhtémoc Moctezuma al Periodismo Puebla 2014. Tercer lugar en el concurso “Género y Justicia” de SCJN, ONU Mujeres y Periodistas de a Pie. Octubre 2014. Segundo lugar Premio Rostros de la Discriminación categoría multimedia 2017. Premio Gabo 2019 por “México, el país de las 2 mil fosas”, con Quinto Elemento Lab. Becaria ICFJ programa de entrenamiento digital 2019. Colaboradora de “A dónde van los desaparecidos”
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