Jorge Gómez Naredo* | proyectodiez.mx

@jgnaredo

[dropcap]1[/dropcap] de mayo de 2015. Yo no quiero salir a un lugar en Guadalajara y tener que preguntarle siempre a alguien, “¿hay algún narcobloqueo?” No quiero enterarme que hay tráfico y pensar inmediatamente que alguien incendió un auto y la calle o la avenida o la carretera está bloqueada. No quiero pensar que mi pareja, o mi mamá, o mis tías o mi padre o mis amigos o mi hermana están en la calle cuando hay tarde de narcobloqueos, o mañana de narcobloqueos, o noche de narcobloqueos.

Yo no quiero salir de mi casa y montarme en un auto y pensar que quizá alguien, en el transcurso de ese día, me lo quitará para incendiarlo. No quiero tomar un camión y andar con el miedo de que unas personas van a llegar, bajar a los usuarios e incendiar la unidad del transporte público.

No quiero tener que revisar las redes sociales, o estar al pendiente de ellas, para saber por qué calles de Guadalajara no hay narcobloqueos. No quiero ver patrullas circulando a gran velocidad y pensar que van a “atender” un narcobloqueo.

Yo no quiero vivir con miedo.

Hoy salí de mi casa temprano para ir a La Primavera. Había tráfico. Todo normal, a sabiendas que “era puente” y muchos iban a Puerto Vallarta o a Tepic o a donde sea que fueran. Vi a varias patrullas, y en ellas como diez policías federales todos llenos de fusiles y chalecos y pasamontañas: iban con dirección a Guadalajara. “Un rondín cotidiano”, pensé. A la hora de haber llegado a donde iba, me entero en redes sociales: en Guadalajara y Puerto Vallarta y Ciudad Guzmán y otros municipios de Jalisco un montón de narcobloqueos e incendios de bancos.

Tenía que regresar antes de las once. Mis amigos me decían: “espera un poco a que se calmen las cosas”. ¿Por qué debía esperar a que se “calmen las cosas”? Yo no quiero tener que esperar siempre a que se “calmen las cosas”, a que los narcobloqueos ya no estén.

[pull_quote_right]No me gusta vivir con miedo. No quiero vivir con miedo. No quiero que en mi ciudad haya narcobloqueos. No quiero que a los niños les enseñen en la escuela cómo actuar cuando hay un narcobloqueo. No quiero que nos preparen para esos casos.[/pull_quote_right]

De regreso a la ciudad vi filas y filas de autos: la carretera de cuota a Tepic estaba bloqueada en su entrada por una patrulla de la Federal de caminos. Después me enteré que habían incendiado unos autos o camiones dentro de la carretera de cuota. Todo un caos la salida de Guadalajara.

Las calles ya en la ciudad estaban vacías. Pocos carros. Poca gente caminando. Y no precisamente por el primero de mayo, por el día de asueto, sino por lo que había sucedido, por el caos, por el pánico colectivo.

No me gusta vivir con miedo. No quiero vivir con miedo. No quiero que en mi ciudad haya narcobloqueos. No quiero que a los niños les enseñen en la escuela cómo actuar cuando hay un narcobloqueo. No quiero que nos preparen para esos casos.

Si las autoridades no pueden, que se vayan. Lo menos que nos merecemos como ciudadanos de un país “en paz” es un poco de seguridad. No quiero tener miedo cuando salgo de mi casa o incluso cuando estoy dentro de ella.

No quiero acostumbrarme a los narcobloqueos. No quiero vivir con miedo. No lo quiero y somos muchos los que no lo queremos. Somos mayoría. Deseamos autoridades que nos brinden seguridad. Si de por sí no nos proporcionan un país de mínimas oportunidades laborales, que lo menos que puedan hacer es garantizar seguridad. Es darnos eso que se llama poder vivir sin miedo. Y si no pueden, que se vaya.

Y también me gustaría que los culpables (los mafiosos del PRI de hoy y del PAN de ayer), que quienes no han hecho nada para detener este miedo que sentimos, sean castigados. No veo otra manera de tener esperanzas.

Yo no quiero vivir con miedo: no quiero acostumbrarme a los narcobloqueos.

*Coordinador de reportajes especiales, proyectodiez.mx