Lado B
Espumas y Terciopelo, un arcoiris pop-folk para una tarde oscura y gris
El grupo tapatío se presentó el pasado fin de semana en la unidad La Margarita, quienes apesar de la lluvia que bañó a la ciudad no se movieron de sus lugares
Por Ámbar Barrera @astrobruja_
20 de mayo, 2015
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Foto: Ámbar Barrera

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Ámbar Barrera

@Dra_Caos

Chiapas. Es verano y llueve a cántaros. Las calles de San Cristóbal están inundadas y de los techos de las casas caen cascadas de agua. Mientras tanto, un grupo de amigos, que vienen de muy lejos, juegan, cantan y ríen bajo la lluvia.

Un mes atrás, Marichul, una joven alta, delgada y de ojos castaños originaria de Guadalajara, había dejado su trabajo en una asociación civil para tomar un diplomado sobre Desarrollo Sustentable en Comunidades Indígenas. En aquel viaje, su novio Memo, un poco más alto que ella y con lunares en el rostro, decidió acompañarla llevando además su guitarra consigo. Así empezó ese viaje, no sólo a Chiapas, sino a la experiencia que les cambiaría y los llevaría, rápidamente, a tener un proyecto musical de pop-folk llamado «Espumas y Terciopelo».

“Bailaré descalza bajo la lluvia, moveré mi cuerpo sin preocupar. Soltaré mi mente por las montañas, no traigo equipaje a documentar… cuando todo fluye, mi vida es un sueño”. Ese es un fragmente de la primera canción que compondrían juntos, «Explosión de plumas», a raíz de la anécdota bajo la lluvia.

Después del diplomado, decidieron quedarse un par de semanas más, viviendo como cantantes ambulantes. Cantaban covers de algunos boleros y cuando comenzaron a componer sus primeras canciones las guardaron para ellos mismos. Nunca pensaron en hacerlas públicas.

Una buena estrella

Espumas y terciopelo es un dúo de pop-folk originario de Guadalajara que surgió en 2010, después de aquel viaje a Chiapas. El nombre del grupo viene de una canción de Tin Tan que hablaba de dos personajes que juegan a ser personas de la época de sus abuelos para cantar boleros, lo mismo que hicieron Merichul y Memo.

Cuando regresaron a Guadalajara, decidieron grabar un disco e incorporar sonidos que escucharon eran característicos de Chiapas.

Foto: Ámbar Barrera

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–Siempre he estado muy metido en la música –dice Memo en entrevista para Lado B– pero como que nunca me cayó el 20 que para poder vivir de la música uno se tiene que encargar de difundirla. Yo siempre había hecho canciones y canciones y discos y discos y realmente tuvimos suerte porque con este proyecto nos dedicamos a grabar las canciones y pensábamos que por alguna razón divina o fuera de nosotros iban a empezar a dar las cosas… y realmente fue así. Hubo una convocatoria por un concurso de radio, para tocar en un festival grande en Guadalajara, y lo vi y dije, ah pues mando una rola. Y mandamos la única que teníamos terminada hasta ese momento (Explosión de plumas) y resulta que nos eligieron. Ese festival gestionaba una gira de medios para las bandas que tocaban y de ahí nos empezó a salir más chamba, nos empezaron a hablar de otros estados entonces de repente dijimos, órale, así que así se hacen las cosas, no es nada más hacer música.

–Ha sido muy divertido, –dice Marichul– la música sin querer nos ha llevado, nos hemos dejado llevar por la corriente, estamos abierto a todo y a conocer personas. Y esas mismas personas son las que se han ido sumando y aportando al proyecto porque creen en él y así nos han llevado a varios lugares a tocar. Ha sido una experiencia muy grata porque al final, las canciones que tocábamos para nosotros, las estamos compartiendo y eso siempre es increíble. Vas haciendo amigos y vas haciendo familia dentro de esta chamba. Ha sido un camino demasiado feliz y demasiado emocionante.

Marichul estudió comunicación y aunque durante la prepa estuvo en una banda, nunca se imaginó que llegaría a vivir de la música. Memo, por su parte, siempre ha hecho música. Tomó clases particulares y se involucró en varios proyectos de música rock.

–A mí la música no es lo que se me ha dado más fácil en la vida. –Cuenta Memo– Todo el mundo dice que eres bueno para algo pero en mi caso no fue así. Cantaba re mal, todos mis amigos me decían que cantaba feo, y no fui el primero de mis amigos que aprendió a tocar la guitarra. Entonces para mí se trata del encuentro constante con mis propios límites, la manera en que yo encuentro sentido. Esta onda de decir que estoy aprovechando mi vida, es la música. Mis proyectos de rock siempre habían sido muy reservados y con Espumas y Terciopelo ha sido tocar en muchos lugares, ir a otros estados y hasta ir a otro país. Entonces, cada vez que pasa algo nos sorprendemos, realmente estamos aprendiendo cómo se hace conforme van pasando las cosas.

Después de haber grabado su primer disco homónimo y tocar en varios puntos del país y en Uruguay, Espumas y Terciopelo continúa componiendo canciones y esperan pronto regresar al estudio para grabar su segundo disco.

–La música es una válvula de escape de la realidad –dice Marichul– aunque muchas veces, tiene mucho que ver con tu realidad, pero de alguna manera es un consuelo dentro de esta realidad. Me gusta la música que habla, tal vez de que la vida muchas veces no es lo más increíble que puede pasar, pero que si tú lo quieres ver así, sí lo puede ser. Esas canciones que me llenan de esperanza son las que me gustan.

La experiencia en Puebla

Espumas y Terciopelo se presentó en el marco del Festival Internacional 5 de Mayo en la Colonia La Margarita el sábado 16 de mayo a las 7 de la tarde.

La lluvia no dio tregua ese día. Y aunque la explanada estaba protegida por una gran carpa, el agua salpicaba a todos los asientos más cercanos al filo del resguardo de la lona. Entre el escenario y las sillas, se formó una cascada imparable.

Foto: Ámbar Barrera

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Aun con eso, había al menos 40 personas animadas, esperando el concierto. Marichul y Memo subieron al escenario muy puntuales, con una sonrisa en sus rostros.

Con cada canción había aplausos estridentes y algunos gritos de emoción. “Te amo Memo” se escuchó en algún momento.

Con la canción de Junto a ti, hubo incluso quien cantó a coro. Espumas y Terciopelo tiene ya muchos fans que los siguen a través de redes sociales y que seguramente llegaron hasta La Margarita con la clara idea de disfrutar su música, ya que no puede hablarse de una excepcional difusión por parte de los organizadores del Festival con ese tipo de conciertos, que aunque incluyen talento nacional de tanta calidad como Espumas y Terciopelo, no son foco de atención para hacer ruedas de prensa.

La noche llegó y entre el repertorio musical algunas canciones fueron completamente nuevas, como «Abróchate», canción que surgió del coqueteo de Memo con una auxiliar de vuelo durante un viaje.

Una de las canciones más divertidas fue Cabras, donde Marichul imita el sonido, precisamente, de una cabra: “Creo que voy a volverme demente y alguien me debe amarrar, creo que ya se me fueron las cabras y yo voy corriendo detrás, be-e-e-e, be-e-e-e, be-e-e”.

Sin duda, las canciones de Espumas y Terciopelo son una fórmula para ponerse de buen humor. Resultaron ser el arcoiris de esa tarde oscura y gris.

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Autor Lado B
Ámbar Barrera
Periodista, comunicóloga, fotógrafa, feminista y amante del arte.

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