Lado B
¿Aprendizaje significativo o aprendizaje utilitario?
 
Por Juan Martín López Calva @m_lopezcalva
12 de mayo, 2015
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Martín López Calva

@M_Lopezcalva

“Nadie debería ser obligado a aprender algo que no sea útil en la práctica”.
Boyinaband.com

 

[dropcap]N[/dropcap]o cabe duda de que la vida está llena de coincidencias. En la entrega anterior de esta columna hace quince días, abordé el tema del imperio del cómo, de la dictadura de lo práctico e inmediato que nos domina hoy en todos los campos de la vida humana y que puede llevarnos a la muerte de nuestros sueños.

Porque cuando nos domina la importancia de lo urgente, dice Morin, perdemos de vista la urgencia de lo importante y cuando nos obsesiona el aquí y el ahora, perdemos fácilmente de vista el proyecto de futuro que le da sentido al presente y orienta los esfuerzos inmediatos.

Resulta que en estos días una amiga comparte en las redes sociales un video que desde mi punto de vista ejemplifica perfectamente este imperio del cómo en el terreno de la educación. Se trata de un video que solicita compartirse con el hashtag #DontStayInSchool (No te quedes en la escuela) y está firmado por Boyinaband.

El video completo puede verse aquí:

Se trata de un video musical en el que se hace un reclamo a la escuela porque no enseña lo que es útil para la vida de un joven. Se ponen ejemplos de lo que la escuela no enseña -cómo conseguir un empleo, cómo pagar impuestos, cómo votar, cómo cuidar de la propia salud, cómo manejar sus ingresos y gastos, cómo funcionan las acciones en la bolsa- y de lo que en cambio enseña pero el autor de la canción considera inútil –que la mitocondria es la base de la célula, los clásicos de Shakespeare, la disección de una rana, la resolución de ecuaciones de segundo grado y otras- .

Al final de la canción se afirma que se podría dar la introducción a las materias pero que el alumno debe decidir si quiere o no seguir aprendiendo eso y la conclusión, un tanto más radical plantea la frase que sirve de epígrafe a esta columna: “Nadie debería ser obligado a aprender algo que no sea útil en la práctica”. ¿Así o más claro? Lo que importa es lo útil en la práctica, la que permite resolver la vida cotidiana con sus problemas utilitarios y sus exigencias de productividad, competitividad, eficiencia, ahorro, empleo, pago de impuestos, etc.

En algo coincide el reclamo de esta canción con la exigencia de introducción del enfoque de competencias en la educación en su vertiente llegada de la empresa. Se trata de una exigencia del mercado laboral que pide que la escuela y la universidad dejen de lado las enseñanzas “inútiles” para enfocarse a lo que realmente sea aplicable en el terreno laboral para los estudiantes. El término “Competencia” tiene de hecho está connotación de ser competente para la ejecución de determinados desempeños que un puesto de trabajo implique para un egresado de cualquier escuela o universidad.

Como sabemos bien, este enfoque ha sido y sigue siendo muy fuertemente cuestionado por investigadores educativos y teóricos de la educación por su tendencia a absolutizar las exigencias del mercado laboral como las más importantes –si no es que las únicas- para la concepción y diseño de los planes y programas de estudio y la guía de los procesos de enseñanza-aprendizaje en las aulas.

A partir de estas críticas y de la reflexión y mediación de muchos expertos en temas de modelos educativos, currículo, didáctica, etc. el enfoque de competencias se ha ido introduciendo en las reformas educativas en prácticamente todo el mundo pero con matices y desde perspectivas menos utilitaristas. Es así que se ha trabajado mucho en diversas definiciones de competencia que incluyan la reflexión del educando sobre los por qués y para qués de una determinada actuación y no solamente sobre las formas más eficientes de realizarla. De la misma forma, se han ido incluyendo en los modelos educativos y en los planes de estudio las llamadas competencias o habilidades blandas, que van más allá de las competencias técnicas de una determinada profesión o actividad y tienen que ver con la dimensión interpersonal y social, con el desarrollo de la creatividad, del pensamiento reflexivo y crítico, de la comunicación, etc.

[pull_quote_right]Ojalá no cedamos a la presión del imperio del cómo en la educación. Ojalá sigamos resistiendo y enseñemos muchas cosas “inútiles” en las escuelas y universidades. Pero ojalá lo hagamos de manera significativa, para que los niños y jóvenes redescubran el misterio del universo y de lo que somos y la pasión por conocernos y conocer ese misterio[/pull_quote_right]

Por otra parte, se han trabajado también competencias relacionadas específicamente con la dimensión ética y en algunas instituciones se habla de competencias humanistas tanto del alumno como del docente.

Es indudable que se tiene que avanzar mucho en la construcción de una educación que busque el aprendizaje significativo en los estudiantes y no siga centrada en la enseñanza de contenidos vacíos de significado. El problema estriba en confundir aprendizaje significativo con aprendizaje utilitario o aplicable en lo práctico como se hace muchas veces hoy en día. Es muy común escuchar a profesores o académicos hablar de aprendizaje significativo entendiéndolo de esta forma incompleta.

Desde la perspectiva del creador de este concepto, el psicólogo David Ausubel, aprendizaje significativo es el que produce nuevos significados en los alumnos de manera que: “…la esencia del proceso del aprendizaje significativo reside en que ideas expresadas simbólicamente son relacionadas de modo no arbitrario, sino sustancial (no al pie de la letra) con lo que el alumno ya sabe, señaladamente  algún aspecto esencial de su estructura de conocimientos (por ejemplo, una imagen, un símbolo ya con significado, un contexto o una proposición)”.

De manera que el aprendizaje significativo es el que enriquece la vida de los educandos generando en ellos nuevos significados sobre los distintos aspectos de su vida como personas, como miembros de una familia, de una cultura, de una sociedad y, en última instancia, de la especie humana. Aprender sobre la mitocondria de manera significativa haría que el alumno construyera nuevos significados sobre la vida y su misterio y sobre el misterio de su propio estar vivo; aprender las obras de Shakespeare de manera significativa llevaría al alumno a construir nuevos significados sobre el lenguaje, la comunicación, la belleza en la forma de expresarnos y sobre las pasiones humanas y sus consecuencias en el actuar de cualquier persona en cualquier contexto histórico y social.

Aprender de manera significativa es enriquecer nuestra propia perspectiva de la vida, ampliar nuestro horizonte de significados y valores. Sin embargo, en el imperio del cómo, la vida se reduce a trabajar para producir para comprar para trabajar para producir para comprar, en un círculo interminable y sin sentido.  En ese contexto, aprender significativamente es aprender las formas de ser un buen empleado, productor, trabajador, consumidor, contribuyente, etc. como lo pide el autor de esta canción.

Confundir aprendizaje significativo con aprendizaje utilitario, responder a la demanda de este video, implica como educadores condenar a nuestros alumnos a vivir encerrados en este círculo vicioso que mata nuestras posibilidades de soñar en una vida humana y en un mundo humano.

Ojalá no cedamos a la presión del imperio del cómo en la educación. Ojalá sigamos resistiendo y enseñemos muchas cosas “inútiles” en las escuelas y universidades. Pero ojalá lo hagamos de manera significativa, para que los niños y jóvenes redescubran el misterio del universo y de lo que somos y la pasión por conocernos y conocer ese misterio.

Para que vuelva la rebeldía juvenil fresca y creativa contra el sistema en lugar de esta rebeldía de un joven que reclama que la escuela no lo está haciendo suficientemente funcional para el sistema.

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Autor Lado B
Juan Martín López Calva
Doctor en Educación por la Universidad Autónoma de Tlaxcala. Realizó dos estancias postdoctorales en el Lonergan Institute de Boston College. Es miembro del Sistema Nacional de Investigadores, del Consejo Mexicano de Investigación Educativa, de la Red Nacional de Investigadores en Educación y Valores y de la Asociación Latinoamericana de Filosofía de la Educación. Trabaja en las líneas de Educación humanista, Educación y valores y Ética profesional. Actualmente es Decano de Artes y Humanidades de la UPAEP, donde coordina el Cuerpo Académico de Ética y Procesos Educativos y participa en el de Profesionalización docente..
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