Lado B
Las mujeres no tenemos ese "gen especial"
¡¡Extra extra!! Estudios demuestran que las mujeres NO nacimos con un gen especial que nos hace amar de manera innata las labores en el hogar. Aunque siglos de educación nos hagan pensar que así es y que “SÓLO” las mujeres estamos biológicamente configuradas para barrer, trapear, lavar trastes, hacer la comida, cuidar a las hijas e hijos, sacudir el polvo, limpiar las heces de las mascotas, barrer la banqueta, echar agua a las plantas, sacar la basura, lavar y planchar la ropa, quitarle el sarro a la taza del baño, la estufa, los sartenes… Y cumplir toda la lista interminable de tareas por hacer en el espacio doméstico.
Por Lado B @ladobemx
12 de abril, 2015
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“Ninguna mujer tiene un orgasmo abrillantando el suelo de la cocina”.

Betty Friedan

Natalí Hernández

@natali_ha

¡¡Extra extra!! Estudios demuestran que las mujeres NO nacimos con un gen especial que nos hace amar de manera innata las labores en el hogar. Aunque siglos de educación nos hagan pensar que así es y que “SÓLO” las mujeres estamos biológicamente configuradas para barrer, trapear, lavar trastes, hacer la comida, cuidar a las hijas e hijos, sacudir el polvo, limpiar las heces de las mascotas, barrer la banqueta, echar agua a las plantas, sacar la basura, lavar y planchar la ropa, quitarle el sarro a la taza del baño, la estufa, los sartenes… Y cumplir toda la lista interminable de tareas por hacer en el espacio doméstico.

Nata 1

Hace unos días, a propósito del día internacional de las mujeres, me encontré con unas cifras preocupantes: según el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI 2013), en México el 77.7% del total de horas a la semana destinadas a labores domésticas las realiza la mujer. ¿Otro dato? ¡Anden!, sólo para poner más intensidad al tema. Esta misma encuesta, estima que el valor anual del trabajo doméstico y de cuidados que realizan las mujeres equivale a 42 mil 500 pesos.  ¡Comadres! ¡A echar cuentas!

Claro que estoy dispuesta a hacer un drama por esto, porque resulta que “esas sutilezas” que aún no podemos transformar en lo cotidiano, siguen perpetuando muchas de las desigualdades que enfrentan las mujeres. Y sino, que tire la primera piedra quien no ha tenido un conflicto marital, amoroso o familiar, por la “distribución” de las labores domésticas”. ¡Ah, verdad!

Seré breve.

Primero. Todas y todos sabemos que nadie corre a limpiar el baño por amor al arte. Para partir de la misma lógica: ¿Qué les hace pensar que si a ustedes, hombres, no les gusta limpiar o no les da tiempo por estar “agotados”, a las mujeres sí? Una más: ¿Cuando alguien trabaja para ustedes en la limpieza de su casa, es hombre o mujer?… Gracias.

Nata 2

Segundo. Dejen de hacerse los buena onda y reconozcan que no se trata de “Ayudar”, se trata de saberse responsable de su parte… Y de reconocer que “Igualdad” no sólo es trabajar parejo (¡¡o que las mujeres carguen el garrafón!!) y traer dinero a casa, se trata sobre todo de reordenar el espacio privado y público, encaminado a generar igualdad de condiciones.

Nata 3

Tercero. Y no, no se me haga la muy progre y liberada, ni usted el compañero, marido o novio solidario y “consciente” de la desigualdad entre géneros… Hasta que no se haga responsable del cochinero que deja cuando come, va al baño, ensucia su ropa o tiene una mascota.

Nata 4Ese entramado social que ha colocado a las mujeres en el espacio privado de su hogar, recámara y cocina. Coacciona la libertad, ¡qué digo!, ¡la energía de muchas mujeres para poder estar en otros espacios! Y sí, me atrevo a hablar de energía, porque de dónde creen que las mujeres vamos a “tener ganas” para exigir mejores condiciones o  luchar por nuestros derechos y los de otros, después de las interminables labores domésticas. A que hora te dedicas a tu formación, a participar en la política, a demandar justicia y equidad. ¿De dónde?, ¡¡si la conciliación trabajo – familia es aún insostenible!! Y las pocas comadres que están en el intento se ven entrampadas en dobles o triples jornadas laborales.

Nata 5La Organización Internacional del Trabajo y el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo señalan que la falta de medidas efectivas para la conciliación entre los ámbitos familiar y laboral compromete decisivamente las posibilidades de desarrollo humano de las naciones.

Si para usted es una escena clásica de fin de semana, día inhábil o en “la vacación”, limpiar, lavar, planchar y el sinfín de etcéteras, mientras su pareja en turno (o hasta sus chamacos/as) levantan los piecitos para que usted pueda trapear a gusto, el siguiente mensaje puede servirle:

Nata 6

O como dice Martha Lamas: el desafío es la paridad; o sea, la repartición equitativa de responsabilidades, privadas y públicas entre hombres y mujeres.

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