Lado B
Anulación masiva del voto = mensaje de hartazgo a las autoridades
El voto nulo tiene sentido y peso político cuando es masivo, y no votar sólo beneficia a los partidos más grandes
Por Aranzazú Ayala Martínez @aranhera
28 de abril, 2015
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Investigadores y académicos coinciden en que pese a la desconfianza hacia los partidos políticos y las instituciones, en la próxima jornada electoral vale más votar y anular el voto, en masa y organizados, para enviar un mensaje social a las autoridades de «ya no más»  

Aranzazú Ayala Martínez

@aranhera

Anulistas, abstencionistas y votantes activos: las tres posiciones se encuentran en el complicado escenario de las elecciones intermedias este 7 de junio, donde se elegirán a los nuevos diputados federales en medio de una crisis de representatividad ciudadana. Para investigadores y académicos, en el debate sobre si votar o no votar en el proceso electoral que se avecina, tiene mayor peso en el mensaje social que la gente acuda a las urnas, aunque sea para anular el voto.

Estas elecciones se llevarán a cabo en un nuevo marco político derivado de las reformas de 2014, con nuevos elementos a considerar como, por primera ocasión, las candidaturas independientes, sin partido, que a nivel nacional son 22, dos son de Puebla y una de éstas es la de Alberto Merlo, alumno de la Universidad Iberoamericana, dijo Juan Luis Hernández Avendaño, profesor investigador del Departamento de Ciencias Sociales de la Universidad Iberoamericana, durante la jornada de reflexión “¿Votar en tiempos autoritarios?” organizada por dicha institución.

Hernández Avendaño dijo además que el piso mínimo de porcentaje de votos para que un partido tenga representación y pueda acceder al subsidio público se elevó al 3 por ciento, y que varios tendrán dificultad para rebasar esa cantidad. Al panorama se suma la existencia de tres nuevos partidos –Morena, Encuentro Social y Partido Humanista–, y que por primera vez el Instituto Nacional Electoral (INE) organizará las elecciones, tanto locales como nacionales, explicó el investigador.

[quote_box_right]Y para comprender esta anulación del voto hay que tomar en cuenta un marco ético más amplio, en el que el abstencionismo “se ha convertido en una manera silenciosa de manifestar la desaprobación”[/quote_box_right]

En la mesa titulada “Debate político, ¿votar o no votar el próximo 7 de junio?”, el maestro José Antonio Bretón advirtió que, contrario a lo que pueda pensarse, una menor participación de la gente significa un beneficio para los partidos más grandes. Ejemplificó con el caso del PRI en Puebla, que siempre tiene alrededor de 800 mil votos locales, pero si los ciudadanos participan más, esa cantidad se convertirá en una suerte de “manotazo de mesa”, y es ahí cuando pierden porque la cantidad tiene ahora menos valor. El coordinador de la licenciatura en Derecho de la Universidad Iberoamericana dijo que es necesario que las personas salgan a votar para acabar con los efectos partidistas, utilizar el voto para romper con la estructura de los partidos.

Sin confianza

Por su parte, la investigadora Marcela Ibarra dijo que desde su perspectiva la mayoría de los ciudadanos no sabe qué hacer en las próximas elecciones, y el escenario de la representatividad de los partidos es ahora sumamente complejo. Durante su participación leyó un texto en el que citó estudios que revelan que las personas tienen una confianza de apenas 34 por ciento en las autoridades electorales, y de menos de 20 por ciento en los diputados, lo que en su opinión denota la incapacidad del Estado y la crisis que atraviesa el país.

Ibarra habló de tres poblaciones: los votantes, los anulistas y los abstencionistas. En 2009 el voto nulo se convirtió en una expresión del rechazo activo, “en un nosotros”, dentro de una crisis de ingobernabilidad y pérdida de credibilidad de las instituciones. Entonces muchos jóvenes utilizaron su credencial para votar por primera vez, anulando su voto. En ese momento, el presidente del extinto Instituto Federal Electoral (IFE) tuvo que aceptar que si los votos nulos eran mayores que la diferencia entre el candidato a la cabeza y el segundo, habría que hacer un recuento voto por voto.

Por otra parte, la investigadora recordó que el abstencionismo se transformó de un sentimiento de apatía a un grupo organizado que propone, que tiene como argumento central la desconfianza hacia los políticos y la percepción de que todo está pactado ya.

En el Informe de la Calidad sobre la Ciudadanía en México, citado también por Ibarra, se demuestra que el abstencionismo en México va en aumento. Y para comprender esta anulación del voto pidió tomar en cuenta un marco ético más amplio, en el que el abstencionismo “se ha convertido en una manera silenciosa de manifestar la desaprobación”.

Mencionó ejemplos de las comunidades zapatistas y de Cherán, Michoacán, que si bien son pequeños a comparación del país y tienen deficiencias, son otras formas de funcionar sin el modelo electoral. A esta corriente pertenecen también nuevas figuras como Javier Sicilia y el sacerdote Alejandro Solalinde, quienes junto con los padres de los 43 normalistas desaparecidos de Ayotzinapa, son parte de la Constituyente Ciudadana Popular, encabezada por el Obispo Raúl Vera. Este movimiento tendrá su primera asamblea el próximo dos de mayo, y propone una construcción social desde la base, desde una suerte de refundación nacional.

Abstencionismo

En su turno, el coordinador de la licenciatura en Ciencias Políticas y Administración Pública de la Ibero, el maestro Miguel Calderón, profundizó en el tema del abstencionismo con dos escenarios: uno, la no participación por un desinterés, por una falta de atracción por el sistema electoral; y el otro la abstención activa, reflejada en quien va a las urnas y  lo anula. Esto, concuerda con Ibarra, es un reflejo de la crisis de legitimidad de las instituciones que son “incapaces de representar los intereses del país y canalizarlos”.

[quote_box_right]“Hoy la condición de la miseria es el dispositivo muy barato para los políticos”. Pero si se opta finalmente por el voto nulo, de acuerdo con Calderón, sólo tiene sentido y peso político cuando es masivo, sólo tiene repercusión cuando viene de una movilización social amplia. [/quote_box_right]

El obtener puestos de elecciones popular, dijo, pasó de ser un mecanismo para representar los intereses de la sociedad a obtener el poder para usarlo en beneficio estrictamente personal. Entonces, plantea el académico, los ciudadanos se preguntan, ¿a quién le voy a dar la representación? ¿Qué consecuencias va a tener esto? La dilución entre las diferencias de los partidos políticos refleja el cinismo de la “gente que detenta el poder con un abuso sistemático y sin recato”, lo que ha generado “un contexto social mayúsculo”.

«Y si se vota, se trata de poder votar con la certeza de que el voto que ejercemos va a tener repercusiones en la representación política y en los intereses nacionales, en beneficio de la sociedad y no del poder económico, cuyos intereses compran al político».

Ibarra y Calderón coinciden en que el la compra del voto se ha convertido en un mecanismo muy barato para los políticos. La investigadora dijo que hay una política que intencionalmente coloca a las personas en situaciones de pobreza y entonces desde ahí negocian el voto. “Hoy la condición de la miseria es el dispositivo muy barato para los políticos”. Pero si se opta finalmente por el voto nulo, Calderón dijo que éste sólo tiene sentido y peso político cuando es masivo, sólo tiene repercusión cuando viene de una movilización social amplia. 

En la mesa también participó el coordinador de la licenciatura en Relaciones Internacionales de la Ibero,  José Luis García Aguilar, quien dijo que él sí iba a ir a votar, porque es un instrumento ciudadano que empodera a los ciudadanos y es un derecho. No hay que renunciar a él, “pero sí hay que mandar un mensaje a las autoridades corruptas y abusivas de que hay un límite. ¿Y cuál debe de ser ese mensaje? Coincido con Miguel, es mejor decir voto, pero ninguna de las opciones me gustan, y mejor lo anulo.”

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Autor Lado B
Aranzazú Ayala Martínez
Periodista en constante formación. Reportera de día, raver de noche. Segundo lugar en categoría Crónica. Premio Cuauhtémoc Moctezuma al Periodismo Puebla 2014. Tercer lugar en el concurso “Género y Justicia” de SCJN, ONU Mujeres y Periodistas de a Pie. Octubre 2014. Segundo lugar Premio Rostros de la Discriminación categoría multimedia 2017. Premio Gabo 2019 por “México, el país de las 2 mil fosas”, con Quinto Elemento Lab. Becaria ICFJ programa de entrenamiento digital 2019. Colaboradora de “A dónde van los desaparecidos”
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