Lado B
Pedro Canché, el periodista que retó al gobernador de Quintana Roo
“Los mayas vivimos en una especie de apartheid caribeño”
Por Lado B @ladobemx
25 de marzo, 2015
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Artículo 19

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Pedro Canché es periodista maya en el municipio de Felipe Carrillo Puerto, Quintana Roo. Desde el 30 de agosto de 2014 se encuentra encarcelado y acusado falsamente de sabotaje por el gobierno de la entidad, encabezado por Roberto Borge.

Se trata del único periodista que dio a conocer la represión de los ciudadanos mayas de su comunidad, que protestaban contra los altos cobros de la Comisión de Agua Potable y Alcantarillado (CAPA), órgano dependiente de la administración estatal.

Una semana antes de su encarcelamiento, Canché produjo y difundió un video en redes sociales donde criticaba el desempeño de Roberto Borge; también, lo retaba a debatir públicamente por su falta de sensibilidad para atender las denuncias ciudadanas de su localidad. Por esos días Canché fue blanco de una campaña de desprestigio y hostigamiento en redes sociales por parte de personajes cercanos al gobernador, quienes además de amenazarlo, aseguraban que Canché no era periodista por el hecho de que no publicaba en un medio de comunicación acreditado ante el gobierno estatal.

“La libertad de expresión no se encarcela, no se le hacen acusaciones falsas”, reflexiona Pedro en las cartas que ha escrito durante su reclusión en la cárcel de Felipe Carrillo Puerto. “Ningún gobierno del mundo puede encerrar la libertad de expresión y si lo hace será porque es un gobierno dictador”.

El periodista relata en estas cartas su paso por los medios de comunicación locales, la persecución de la que ha sido objeto por varios años, su injusta detención y la marginación en la que viven los indígenas mayas de la entidad donde ha vivido siempre.

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Soy el periodista con más persecución, acoso y despidos en los medios de Quintana Roo, pero como dijo Gabriel García Márquez: el periodista lo es aunque lo corran de todos los periódicos. Y añado: aunque vaya a la cárcel.

Desde mis inicios como periodista he sido objeto de persecución. En 1994, dos pelotones fueron comisionados para localizarme y llevarme al cuartel militar principal de Quintana Roo. Se debió a una denuncia sobre indígenas mayas maltratados por usar dinamita para trabajar fosas sépticas. Lo publiqué en el periódico Novedades de Quintana Roo, trascendió a Diario de Yucatán  y de ahí a La Jornada.  Después de ocultarme por una semana, me apersoné en la zona militar. Para sorpresa del general, con las pruebas de mi nota. En esa ocasión, con un café y una charla sobre la veracidad de mi nota, se puso punto final al tema y se solucionó el problema.

En 1995, el entonces gobernador de Quintana Roo, Mario Villanueva, me corrió de la Casa de Gobierno luego de que me infiltrara con un grupo de mayas a quienes citó para concluir un conflicto social. Me descubrió, pero no descubrió mi grabadora, puesta en el calcetín de un campesino.

Ese día tuve la exclusiva de la reunión porque grabé todo. En 1996, la PGR me detuvo ilegalmente cuando iba a entrar a mi oficina, ubicada en el centro de mi pueblo, Felipe Carrillo Puerto. Me llevaron a Cancún, donde me retuvieron 12 horas y me abandonaron en esa ciudad. No les gustó una nota que publiqué y que abordaba el tema de delitos electorales en mi comunidad, lo que provocó el encarcelamiento de un alcalde del PRI.

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También debo ser el periodista con más despidos en medios oficialistas. En 1997 fui despedido del Novedades de Quintana Roo por manejar temas “fuertes”. Ese fue el argumento que me dieron los directivos del periódico.

Ese mismo año, fui despedido del Diario de Quintana Roo con el mismo argumento que me dieron en el Novedades.

En 1998 fui presionado financieramente y quedó fuera de circulación la revista Posdata, que fundé con el caricaturista D’Santos. Nuestra línea editorial era no tener ningún anuncio gubernamental, para poder hablar libremente. Utopía que fue real hasta que por presiones del impresor, sin previo aviso, nos cobraron casi el triple por la impresión. El bolsillo ya no nos alcanzó.

CartasPedro

Aun así, mi labor como periodista ha ido más allá al colaborar en revistas, programas de radio y suplementos de corte cultural. Paralelamente, hasta antes de mi encarcelamiento trabajé de manera independiente en una especie de agencia de noticias con corresponsales nacionales.

Aparte, colaboro con varios compañeros incrustados en la radio de Chetumal y Carrillo Puerto. Comparto información en mi blog y en redes sociales.

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Mi encarcelamiento sucedió por lo siguiente. En octubre de 2013, di cobertura a la protesta de profesores contra la reforma educativa. Ellos cerraron la carretera principal a Cancún, que pasa por Felipe Carillo Puerto. Estuvo bloqueada por siete días, doce horas y nueve minutos. En esa ocasión compartí la información con los corresponsales de Proceso, Aristegui Noticias, La Jornada, Reforma, Radio California. Eso generó que me ubicaran como el reportero en terreno. Después vino la advertencia: “Cuídate, Pedro, porque te quieren meter a la cárcel”.

Yo continué informando de las inconformidades de mi comunidad. Cubrí la epidemia del dengue hemorrágico, que mató a personas. El tema se colocó en el plano internacional; el periódico cubano Trabajadores publicó la noticia sobre la muerte de los mayas por dengue.

Después, cubrí la detención de 13 mayas y tres topógrafos por parte de la Marina, ordenada por la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (Profepa) en represalia por haber frenado un mega desarrollo en una zona virgen.

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La advertencia de ser enviado a prisión, sin embargo, se cumplió el 30 de agosto de 2014. Fue por dar voz a los indígenas e informar sobre su rechazo a pagar las muy elevadas tarifas de la Comisión de Agua Potable y Alcantarillado (CAPA).

El 16 de agosto inicié la cobertura de esta inconformidad que se había manifestado desde los primeros días de junio. El 19 de agosto cubrí el desalojo de los mayas que tenían tomadas las instalaciones del CAPA. Los ocho líderes no fueron detenidos, sólo muchachos, mujeres y personas de la tercera edad. Las marchas posteriores al desalojo, las cubrí también, hasta el día 24, cuando me enteré del expediente turnado ante el juez por la toma de las instalaciones de la dependencia del agua y que se había ordenado mi aprehensión. Fue entonces que tramité un amparo.

Por esos días, fui amenazado en redes sociales por el jefe de los defensores de oficio de Quintana Roo, Lino Magos, y el coordinador del Movimiento PRI Mx en Quintana Roo, César Mortera.

El 20 de agosto, el vocero del gobernador Borge, Rangel Rosado Ruiz, me descalificó y calumnió en una carta dirigida a los directivos de la revista Proceso, tratando de denostar mi actividad como periodista.

El 26 o 28 de agosto hice llegar una carta a Article 19  y a la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH). Mi amparo llegó el 29 de agosto. El 30 de agosto, cuando salí a comprar alimentos, fui detenido.

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Autor Lado B
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