Lado B
Mujeres en las elecciones intermedias de 2015
Por más de un siglo las mujeres en México han exigido su derecho a votar y ser votadas para cargos de elección popular. En 1911, un grupo de feministas exigió al presidente que se les reconociera su derecho al voto
Por Lado B @ladobemx
20 de marzo, 2015
Comparte
elecci

Foto tomada de este sitio.

Ivonne Acuña MurilloPrensa Ibero

@PrensaIbero

Por más de un siglo las mujeres en México han exigido su derecho a votar y ser votadas para cargos de elección popular. En 1911, un grupo de feministas de la ciudad de México exigió al presidente provisional Francisco León de la Barra que se les reconociera su derecho al voto.

Durante los debates que dieron forma a la Constitución de 1917, se discutió la pertinencia o no de otorgar derechos políticos a las mujeres y se concluyó que la petición de un pequeño grupo de ellas no era razón suficiente para reconocer esos derechos a todas. En 1937, el presidente Lázaro Cárdenas del Río envió a la Cámara de Senadores una iniciativa para reformar el artículo 34 constitucional para permitir que las mujeres fueran reconocidas como ciudadanas; sin embargo, por cuestiones de orden técnico la iniciativa fue rechazada.

[quote_right]Fue hasta 1947 cuando otro presidente, Miguel Alemán Valdés, concedió a las féminas el derecho a votar y ser votadas en elecciones municipales.[/quote_right]

Fue hasta 1947 cuando otro presidente, Miguel Alemán Valdés, concedió a las féminas el derecho a votar y ser votadas en elecciones municipales. Finalmente, en 1953, en el gobierno de Adolfo Ruiz Cortines, este derecho se extendió a todos los cargos de representación popular, fueran municipales, estatales o federales.

Dos fueron los principales argumentos esgrimidos para retrasar el reconocimiento de los derechos políticos de las mexicanas: primero, su falta de experiencia política; segundo, una supuesta inclinación de las mujeres hacia valores tradicionales, la cual pondría en peligro los logros alcanzados por la Revolución Mexicana, cuando éstas siguieran los consejos de sus confesores católicos.

Muchos votos y mucha tinta han corrido desde entonces y hoy, a 104 años de esa primera exigencia y a unos meses de que se efectúen las elecciones intermedias, se siguen creando medidas encaminadas a abrir espacios de participación política para las mujeres. Las llamadas cuotas de género, las fórmulas de un mismo sexo para evitar el fenómeno de las juanitas, la obligatoriedad impuesta por las leyes electorales para que 50 por ciento de las candidaturas sean ocupadas por mujeres, las plataformas electorales de algunos partidos en los que expresamente se habla de un trato equitativo sin distinción de género, etcétera, son indicadores de que la subrepresentación femenina sigue siendo un hecho observable y de que la clase política mexicana, en su mayoría formada por hombres, aún no termina de reconocer que las mujeres son igualmente capaces para gobernar, legislar e impartir justicia.

Sin subsanar de fondo esta deficiencia, los diferentes partidos asumen estrategias diversas para llenar sus listas y cubrir su cuota. Sin embargo, ocupar 50 por ciento de las candidaturas no necesariamente se traduce en un puesto de elección popular para las mujeres seleccionadas, pues algunos partidos se aseguran de postularlas para circunscripciones electorales con pocas posibilidades de triunfo. Es el caso del PAN, que ha nominado a ocho mujeres como candidatas en delegaciones del Distrito Federal consideradas como perdidas: Coyoacán, Cuajimalpa, Iztacalco, Iztapalapa, Magdalena Contreras, Miguel Hidalgo, Milpa Alta y Venustiano Carranza.

Por supuesto, la norma no obliga a los partidos a ofrecer a las mujeres la mitad de las candidaturas “ganadoras”, por lo que pueden incumplir con el principio de equidad de género sin violentar ninguna ley electoral.

Esta estrategia se ve complementada con otra que a su vez permite cubrir las cuotas de género, ésta consiste en anotar en dichas listas a las esposas, hermanas, cuñadas, hijas, novias, amantes o empleadas domésticas de políticos del partido en cuestión. Un ejemplo claro de esto lo dio el PRD en 2013, cuando la cuota era 60-40, en la elección de alcaldes y diputados locales en el estado de Oaxaca, según un reporte de Cimac Noticias.

Pero, ¿en qué casos opera la paridad de género de 50-50? Opera para la elección de las cámaras de Diputados y Senadores, congresos locales, incluyendo la Asamblea Legislativa del Distrito Federal, no así para la elección de puestos edilicios, órganos directivos de los partidos políticos, órganos electorales, federal y locales. Por supuesto, tampoco funciona en el caso de los gobernadores o el presidente de la República, por la naturaleza misma del puesto a elegir; sin embargo, el que haya o no mujeres candidateadas para estos puestos permite un acercamiento a los límites impuestos todavía a la participación política de ellas.

Por ejemplo, para estas elecciones intermedias, en nueve de los estados donde se votará  gobernador, cuatro partidos políticos llevan a una mujer como candidata, es el caso del PRI que postula a Ivonne Álvarez en Baja California y a Claudia Pavlovich, en Sonora; el PAN, con Luisa María Calderón, en Michoacán y con Sonia Mendoza, en San Luis Potosí; el PRD con Beatriz Mojica en Guerrero; mientras que Morena va en Campeche con Layda Sansores.  Esto se traduce en que en seis de los nueve estados habrá una mujer compitiendo para ser gobernadora.

La cifra no es nada desalentadora, pero como ocurre cuando se manejan números hay que hacer algunas ponderaciones: primero, de diez partidos con registro a nivel nacional sólo cuatro han propuesto a una mujer; segundo, que de las 90 candidaturas que suponen nueve gubernaturas y diez partidos, sólo seis están, hasta ahora, ocupadas por mujeres; tercero, seis también han sido las mujeres que han ocupado una gubernatura desde 1953. Estas son: Griselda Álvarez Ponce de León (PRI), Colima, en 1979; Beatriz Paredes Rangel (PRI), Tlaxcala, en 1987; Dulce María Sauri Riancho (PRI), Yucatán, en 1988; María del Rosario Robles Berlanga (PRD), Gobierno del DF, en 1998; Amalia Dolores García Medina (PRD), Zacatecas, en 2004; Ivonne Aracely Ortega Pacheco (PRI), Yucatán, en 2007. A lo que hay que agregar que dos de ellas, Sauri Riancho y Robles, fueron gobernadoras sustitutas, ante la renuncia de Víctor Manzanilla Schaffer y Cuauhtémoc Cárdenas respectivamente.

Por supuesto, aún no concluye el registro de candidatos y candidatas, por lo que lo presentado aquí es sólo un avance del análisis que puede hacerse una vez concluido el periodo de registro.

Comparte
Autor Lado B
Lado B
Información, noticias, investigación y profundidad, acá no somos columnistas, somos periodistas. Contamos la otra parte de la historia. Contáctanos : info@ladobe.com.mx
Suscripcion