Lado B
“La técnica al servicio de la patria”
Desde su creación en 1936 siendo presidente de la república el general Lázaro Cárdenas del Rio, el Instituto Politécnico Nacional (IPN) su perfil fue delineado por el momento histórico del País, caracterizado por el exacerbado fervor nacionalista postrevolucionario.
Por Lado B @ladobemx
07 de octubre, 2014
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* José Guadalupe Sánchez Aviña

Desde su creación en 1936 siendo presidente de la república el general Lázaro Cárdenas del Rio, el Instituto Politécnico Nacional (IPN) su perfil fue delineado por el momento histórico del País, caracterizado por el exacerbado fervor nacionalista postrevolucionario. Aun cuando estuvo presente de manera permanente en la idea de sus fundadores el crear una institución que sistematizara y diera cuerpo a la formación técnica del País, para crear condiciones necesarias para el advenimiento de la industrialización del País, el contexto en el momento de su fundación, plantea la existencia de un Estado Nación, con un proyecto con énfasis en políticas sociales por encima de las económicas.

En consecuencia directa, este Instituto de educación superior, es construido sobre esta visión nacionalista, salvaguarda de los valores máximos de la patria y la soberanía; coincide con lo que sucede en otros ámbitos educativos como es el caso del cine, por mencionar un ejemplo muy representativo. Conocida como la época de oro, que inicia hacia la segunda mitad de los años treinta, se promueve un mexicanismo que aun hoy encontramos representado por íconos como el tequila, el mariachi el charro mexicano.

Esto último permite identificar una relación de influencia recíproca, en especial, de influencia de lo social sobre lo educativo, que hace concebir que lo que desde el estado se promueve en materia educativa, tiene intencionalidades específicas que corresponden a requerimiento de temporalidad.

Al desaparecer los Estados Nación y sus proyectos nacionalistas, lo lógico es que los sistemas educativos fundados sobre estas bases, sean también modificados; hoy, ante la aceptación casi total, casi, del proyecto globalizador, los Estados han de corresponder en su estructura y funcionamiento, pero también en los proyectos que impulsan en cada país.

En estos días, estamos siendo testigos, a manera de punta de iceberg, de la acción “actualizadora” de un sistema educativo politécnico que busca dar respuesta a las exigencias del modelo contemporáneo trasladando su eje de preocupación desde lo social hacia lo económico, desde luego auxiliado desde lo político.

En una de sus declaraciones a través de su canal oficial, la directora del IPN menciona que la modificación de los planes de estudio pretende “…eliminar conocimientos inútiles…” en la formación de sus alumnos, esto en beneficio de los estudiantes. Sin dudar, de inmediato, al escucharla decir esto, me vino a la mente un terrible cuestionamiento cuya respuesta adivinaba ¿Qué conocimientos quitarán de esos planes de estudio? Por supuesto, aquellos en que nada contribuyen si lo que se pretende es lograr un perfil de egreso que responda a los requerimientos del mercado laboral, solo laboral remarco; es decir, se quedarán aquellos componentes del orden práctico, inmediato y útil, que permitan responder a su condición futura de empleados ejemplares.

Esto último es criticable, sí se considera a ésta como la función última de la educación, dejando de lado lo que hemos mencionado hasta la saciedad y que seguiremos mencionando: la educación hace hombres libres.

No obstante todo lo antes mencionado, hay que establecer con claridad, que una situación como la que hoy experimenta el Instituto Politécnico Nacional, es un fenómeno complejo que exige considerar multiplicidad de factores causales y una amplia gama de posibles consecuencias. Los análisis simples no caben. Mucho menos los derivados del optimismo clasista por un lado y del pesimismo absoluto por el otro.

Lo que particularmente me llama la atención y genera pensamientos diversos, son: a) Por un lado, el que una acción “actualizadora” como las que ya han sido realizadas en otras instituciones educativas públicas, haya generado una reacción inmediata de la comunidad politécnica iniciando en la ESIA y rápidamente extendida a las más de cuarenta unidades con las que cuenta el Instituto; y, b) Que esta modificación sea anunciada por las autoridades del IPN, en medio de situaciones turbias como las realizadas por la fuerza pública en contra de normalistas de Ayotzinapa y a unos cuantos días de la conmemoración del dos de octubre.

Cuando pienso en la historia de tensiones similares, no puedo evitar pensar en un refrán popular: “A rio revuelto, ganancia de pescadores”; lo malo es que siempre son los mismos paganos; estemos atentos.

Para finalizar, aun cuando mi corazón azul es y mi piel dorada tengo, de corazón digo:

¡Huélum, huélum, gloria

A la cachi cachi porra

A la cachi cachi porra

Pim pom porra

Pim pom porra

Politécnico, Politécnico

Gloria!

El autor es profesor de la Universidad Iberoamericana Puebla.

Este texto se encuentra en: http://circulodeescritores.blogspot.com

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