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Investigador de la BUAP en busca de un nuevo antidiabético
Thomas R. F. Scior de la Facultad de Ciencias Químicas analiza las propiedades de insulino-miméticos
Por Lado B @ladobemx
15 de octubre, 2014
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Con resultados satisfactorios en la obtención de moléculas denominadas insulino-miméticos, sintetizadas a partir de vanadio que imitan los efectos de la insulina (hormona indispensable para el metabolismo de los azúcares en el cuerpo), Thomas R. F. Scior, investigador de la Facultad de Ciencias Químicas de la BUAP, inicia la búsqueda de nuevos compuestos antidiabéticos para brindar soluciones a enfermedades con alta prevalencia en México y el mundo, como la diabetes.

Los resultados de esta línea de investigación, que inició y continúa en colaboración con José Antonio Guevara García, investigador de la Facultad de Ciencias Básicas de la Universidad Autónoma de Tlaxcala, serán presentados en un libro que pronto será publicado con apoyo de la Vicerrectoría de Investigación y Estudios de Posgrado de la BUAP y en el que se invitó a la comunidad científica a contribuir con sus conocimientos sobre el tema.

Los trabajos computacionales de Scior en la obtención de nuevas moléculas que imiten y sustituyan a la insulina, surgen a partir de su interés por contribuir, desde la ciencia, en la terapia de enfermedades que se han convertido en un problema de salud pública, como la diabetes. De acuerdo con estadísticas del INEGI, durante 2011 a nivel nacional en 9 de cada 100 personas no aseguradas que se realizaron una prueba de diabetes, ésta fue positiva. En ese mismo año, 70 de cada 100 mil personas murieron por diabetes mellitus.

Doctor en Farmacia por la Universidad de Tubinga, en Alemania, Thomas R.F. Scior se inició en el tema de los compuestos de vanadio al dirigir una tesis doctoral.

En equipo con el entonces estudiante de doctorado de la Facultad de Ciencias Químicas de la BUAP, José Antonio Guevara García, realizó el diseño computacional de una molécula novedosa; más tarde, la síntesis de la sustancia y las pruebas biológicas con ratones diabéticos, para comprobar sus efectos, incluido el nivel de toxicidad por tratarse de un compuesto que contiene un metal de transición que, en compuestos sin alta especificidad, puede causar efectos secundarios serios.

“Los resultados que obtuvimos en estas pruebas es que dicha sustancia tiene muy buen efecto, su eficiencia por dosis estuvo dentro del rango esperado y la sorpresa es que la toxicidad fue inferior a las sustancias de referencia con vanadio ya publicadas: ocho veces menos tóxico que el compuesto de referencia”, explicó.

Mediante los insulino-miméticos, a partir de vanadio, se pueden controlar adecuadamente los niveles de azúcar en sangre. Para una enfermedad crónica y degenerativa de largo plazo resulta funcional la vía de administración oral, ya que la insulina se aplica con una jeringa de forma intramuscular. En este sentido, la insulina resulta menos controlable por su lenta y continuada difusión desde el punto de su aplicación al cuerpo.

Los insulino-miméticos presentan varias ventajas sobre la insulina, con más beneficios que riesgos, no obstante tratarse de un fármaco a base de un metal pesado, con sus típicos problemas de hepato y nefro-toxicidad.

“La dosificación puede dirigirse hacia la demanda real y momentánea del cuerpo; la sustancia resulta más estable bajo temperaturas ambientales; su producción y almacenamiento menos complicados, pues no requiere refrigeración. La farmacoterapia también se sentirá más cómoda y simplificada con la toma de unas tabletas o cápsulas al día, lo que se reflejará en una adherencia terapéutica más elevada por parte de los pacientes durante el tratamiento por décadas de sus vidas”, señaló.

Thomas Scior agregó que “la demanda de insulina suele ser difícilmente calculable por los cambios del consumo de energía (azúcares) del paciente diabético. Eso sucede en momentos de cambios de estilo y ritmo de vida, la dieta, clima, movilidad o actividades físicas imprevistas en el día. Además, la repetida inyección lastima la piel y los tejidos musculares (microlesiones) y, con los años, el cuerpo del paciente podría reaccionar con una ‘insulino-resistencia’, por ser una proteína inmunológicamente activa”.

Aunque ya existen cuatro publicaciones, Scior y Guevara continúan trabajando en el tema ya que éste, dijo, “necesita de un continuo desarrollo en busca de mejores antidiabéticos”. El vanadio es conocido por su propiedad insulino-mimética desde hace varias décadas; sin embargo, es necesario diseñar compuestos cada vez más activos y con blancos específicos en el cuerpo.

Con optimismo en el trabajo científico, pero con la mesura que hace al investigador experimentado, Thomas R.F. Scior comentó: “Si lo lograremos no sé, la investigación siempre tiene retos, siempre vamos en dirección de territorios desconocidos, donde hay dudas enormes y la literatura se hace escasa; las inquietudes y preguntas son muy grandes”.

“En ciencia básica, nosotros vamos hacia lo desconocido, terra incognita. Por ello, necesitamos también un poquito de suerte”, finalizó.

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