Lado B
Bestiario, de Juan José Arreola
Libro que demuestra las amplias posibilidades del cuento, Bestiario reúne piezas narrativas que simulan ser las figuras fantásticas de un retablo medieval, miniaturas que podrían formar parte de aquellos prolijos catálogos que describían animales maravillosos, quimeras que poblaban los rincones más alejados del mundo. Sin embargo, Arreola no sondea las formas de una bestia fantástica; toma la figura reconocida de un animal y lo transforma con el lenguaje.
Por Alejandro Badillo @alebadilloc
09 de octubre, 2014
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Alejandro Badillo

@Alebadilloc

Libro que demuestra las amplias posibilidades del cuento, Bestiario reúne piezas narrativas que simulan ser las figuras fantásticas de un retablo medieval, miniaturas que podrían formar parte de aquellos prolijos catálogos que describían animales maravillosos, quimeras que poblaban los rincones más alejados del mundo. Sin embargo, Arreola no sondea las formas de una bestia fantástica; toma la figura reconocida de un animal y lo transforma con el lenguaje.

Booket, 1era edición, 2006.

Booket, 1era edición, 2006.

Es conocida la anécdota que cuenta José Emilio Pacheco sobre la creación de Bestiario. Arreola, comprometido con la escritura del libro del cual ya había recibido el pago, había postergado la decisión de escribirlo. Pacheco cuenta que el dinero, a la postre, había desaparecido en pocos días gracias a algunas cenas lujosas que prodigaba el autor a sus amigos. Entonces, el avezado alumno se encerró en el departamento del maestro y lo conminó a emprender las narraciones que fueron surgiendo de la boca de Arreola y trasladadas al papel por Pacheco. Quizás por esta razón cada una de las descripciones zoológicas parece sacada del discurso de un trovador que atiende, además de la información que seduce al espectador, la cadencia y melodía del lenguaje.

Independientemente de la gestación inmediata, casi como un asombroso truco de magia, o del trabajo de pulido de cada pieza en los días posteriores al dictado, Bestiario es una muestra de cómo la literatura se abre camino olvidando límites y etiquetas. En cada una de las páginas se reúnen la imaginación y la habilidad para hilvanar palabras. Pero no sólo es un regodeo en la forma, Arreola, poseedor de una vasta cultura, aprovechó cada uno de los animales convocados para destilar referencias mitológicas, filosóficas e históricas. En Bestiario un rinoceronte tiene “un solo cuerno de toro blindado, embravecido y cegato”; la cebra “toma en serio su vistosa apariencia, y al saberse reyada, se entigrece”; y el camello “guarda en sus entrañas rocosas la última veta de humedad”. Sólo con la lectura atenta, en voz alta, de estos descubrimientos, se puede entender a plenitud la importancia de esta obra.

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