Lado B
El regreso a clases y la equidad
Una de las razones más poderosas y persistentes para desesperar en el contexto de nuestra educación nacional es sin duda la de la inequidad de una escuela que contribuye a la reproducción de la situación de injusticia social en la que vivimos en lugar de ser un factor para combatirla. La educación sigue siendo parte del problema y no elemento de la solución de un país injusto y desigual que genera una educación injusta y desigual que lo regenera, en un círculo vicioso que parece imposible de revertir.
Por Juan Martín López Calva @m_lopezcalva
27 de agosto, 2014
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 Martín López Calva

@M_LopezCalva

«Nada ha cambiado. Es sólo que hay más gente,
además de las viejas ofensas otras nuevas han surgido,
reales, imaginarias, temporales, y ninguna
excepto el aullido con el que el cuerpo les responde,
fue, es y será siempre un aullido de inocencia
según la escala probada por el tiempo y tonalidad.»

Tortura. Wislawa Szymborska (Polonia, 1923-2012)

Traducción de León Blanco.

[dropcap]L[/dropcap]a semana pasada hablamos del regreso a clases como un símbolo relacionado con la esperanza. Planteamos la necesidad de que los educadores sigamos siendo los profesionales de la esperanza y ayudemos a que la sociedad mantenga la esperanza a pesar de tantas razones para desesperar.

Una de las razones más poderosas y persistentes para desesperar en el contexto de nuestra educación nacional es sin duda la de la inequidad de una escuela que contribuye a la reproducción de la situación de injusticia social en la que vivimos en lugar de ser un factor para combatirla. La educación sigue siendo parte del problema y no elemento de la solución de un país injusto y desigual que genera una educación injusta y desigual que lo regenera, en un círculo vicioso que parece imposible de revertir.

Si uno se asoma a la realidad de las escuelas mexicanas en esta segunda década del siglo veintiuno puede tristemente decir como la poeta polaca que nada ha cambiado, que solamente hay más gente y que han surgido nuevas ofensas además de las viejas en el escenario de la inequidad educativa.

Nuevas ofensas como la sofisticación de las escuelas dirigidas a los que tienen todo que hoy son esas “escuelas de mirreyes” preocupados sólo por su apariencia y por las apariencias y totalmente ajenos a las “no escuelas” en las que padecen el proceso de enseñanza-aprendizaje diariamente maestros y alumnos de muchas comunidades y colonias pobres del país.

Nada ha cambiado en el escenario de una escuela que educa a los hijos de los ricos y poderosos para sustituirlos y ser los ricos y poderosos del mañana sin importar sus limitaciones y capacita a los hijos de los pobres y excluidos para ser los nuevos pobres y excluidos sin tomar en cuenta sus méritos o su talento.

Nuevas ofensas como la de la Escuela Secundaria Ernesto Guevara en Chalco, Estado de México, que según señala Juan Pardinas en su artículo de Reforma del pasado domingo: “…tiene tres aulas, pero sólo una tiene techo por lo que los 56 alumnos de los tres grados de secundaria toman clases en el mismo salón. El plantel dice tener dos cuartos de baño, pero sólo una taza sanitaria, cero mingitorios y cero lavamanos. Una escuela entre tantas que sobreviven en el abandono total. Una de las muchas que no están contempladas entre las veinte mil que recibirán apoyos de la SEP federal para mejorar su infraestructura dentro del programa que destinará 7500 millones de pesos para ese fin.

Esta inequidad en términos de infraestructura es todavía más notable en poblaciones rurales e indígenas que tienen un altísimo porcentaje de escuelas que no cuentan con las condiciones mínimas necesarias para ofrecer un servicio educativo digno a sus estudiantes.

Nada ha cambiado en un sistema educativo que aunque avanza en la construcción de un Sistema Profesional Docente, sigue excluyendo a maestras como Lorena Olvera que habiendo obtenido el puntaje más alto en el examen de ingreso para las plazas docentes este año, no fue contratada por no ser normalista. Inequidad en la educación que se ofrece a los alumnos e inequidad en la selección y promoción de los docentes que deberían ser los mejores para mejorar la calidad educativa que reciben nuestros niños.

Para que las cosas empiecen a cambiar en nuestro sistema educativo, habría que tomar en cuenta las recomendaciones que hacen los expertos en materia de gasto del gobierno en materia educativa. Según el Dr. Carlos Muñoz Izquierdo: “Gasto para equidad implica suspender la distribución inercial del gasto para dirigirlo, preferentemente, a quienes carecen del poder político necesario para exigir al Estado que ponga a su alcance las escuelas y aulas que necesiten; y para exigir, también, el acceso a los recursos humanos, materiales y técnicos que son necesarios para asegurar la calidad de la educación que reciben…” (Mal) Gasto. Estado de la educación en México 2013, página 24.

Para lograr este cambio es necesario, según el mismo investigador, privilegiar transitoriamente la equidad aún sobre la eficiencia económica en el gasto que se hace dentro de presupuesto educativo para beneficiar primero a quienes se encuentran en condiciones más desfavorecidas aunque el gasto en estos sectores no pueda operar con la eficiencia económica prevista en su diseño.

[quote_left]El regreso a clases es un signo de esperanza en medio de la desesperanza. Pero el regreso a clases es también un nuevo llamado de atención para organizar los esfuerzos que la SEP, el gobierno federal y los estatales, la sociedad toda, hacia el combate de la inequidad educativa[/quote_left]

Mientras no se tomen estas decisiones de reforma radical en los criterios de gasto público en educación para dar más a quienes más necesitan en vez de destinar el presupuesto de manera proporcional a los distintos sectores o regiones o de destinar mayores recursos a los grupos o sectores que más presionan al gobierno en las negociaciones del presupuesto, la situación seguirá sin cambiar en nuestro sistema educativo injusto y se seguirá reproduciendo a través de la educación la injusticia social que define hoy a nuestro país en el concierto mundial.

Más inversión en infraestructura y equipamiento a las escuelas y regiones que tienen más carencias, mejores profesores a las escuelas que tienen mayores rezagos en el aprendizaje, mayor atención a quienes históricamente han estado más desatendidos por el Estado para lograr un cambio en términos de equidad y aspirar a una sociedad más justa y menos desigual.

El regreso a clases es un signo de esperanza en medio de la desesperanza. Pero el regreso a clases es también un nuevo llamado de atención para organizar los esfuerzos que la SEP, el gobierno federal y los estatales, la sociedad toda, hacia el combate de la inequidad educativa que reproduce la injusticia social que seguimos viviendo y hace que las viejas ofensas permanezcan y surjan otras nuevas que deterioran el tejido social de un país cada vez más polarizado.

La escuela produce a la sociedad que la produce. Necesitamos una nueva sociedad más justa y equitativa para construir una nueva escuela con menores diferencias e injusticias, pero requerimos con urgencia una mayor equidad y justicia en las escuelas si de verdad nos interesa cambiar a este país y convertirlo en un lugar más justo, equitativo y pacífico para vivir.

En este reciente regreso a clases, es conveniente que la esperanza se alimente del compromiso tenaz por transformar nuestra educación y a través de ella a nuestra sociedad. No está de más este recordatorio que hace eco de la invitación de Rosario Castellanos:

Recuerdo, recordamos. /Ésta es nuestra manera de ayudar a que amanezca /sobre tantas conciencias mancilladas, /sobre un texto iracundo sobre una reja abierta, /sobre el rostro amparado tras la máscara. /Recuerdo, recordamos/ hasta que la justicia se siente entre nosotros”

Rosario Castellanos. Memorial de Tlatelolco.

 

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Autor Lado B
Juan Martín López Calva
Doctor en Educación por la Universidad Autónoma de Tlaxcala. Realizó dos estancias postdoctorales en el Lonergan Institute de Boston College. Es miembro del Sistema Nacional de Investigadores, del Consejo Mexicano de Investigación Educativa, de la Red Nacional de Investigadores en Educación y Valores y de la Asociación Latinoamericana de Filosofía de la Educación. Trabaja en las líneas de Educación humanista, Educación y valores y Ética profesional. Actualmente es Decano de Artes y Humanidades de la UPAEP, donde coordina el Cuerpo Académico de Ética y Procesos Educativos y participa en el de Profesionalización docente..
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