La doctora Ivonne Acuña Murillo, académica del Departamento de Ciencias Sociales y Políticas de la Universidad Iberoamericana Ciudad de México, y especialista en temas de política y sociedad, reflexiona sobre lo que representarán los nuevos partidos políticos para el panorama democrático del México actual, y cómo el INE distribuirá el presupuesto entre las nuevas fuerzas y los viejos partidos.

El miércoles 9 de julio quedaron formalmente constituidos tres nuevos partidos políticos: Movimiento de Regeneración Nacional (Morena), con 496 mil 729 afiliados; el Partido Encuentro Social (PES), que reunió a 308 mil 997 afiliados, y el Partido Frente Humanista (PFH) con 270 mil 966 afiliados.

El registro de los tres partidos surtirá efecto a partir del 1 de agosto de este año y se mantendrá vigente siempre que cada una de estas instituciones políticas logré obtener una votación mínima de 3 por ciento del total en cada proceso electoral. Antes de que se modificaran las leyes electorales, el porcentaje para mantener el registro era de 2 por ciento.

Cada vez que surge un nuevo partido, los ciudadanos se preguntan si habrá que incrementar el presupuesto para “mantener” a un nuevo grupo político. La respuesta es no: en este caso, ya el INE destinó un presupuesto de cuatro mil 44 millones de pesos para financiar a los partidos, de los cuales 30 por ciento se otorga mensualmente y de manera igualitaria entre las fuerzas políticas con registro, y el restante 70 por ciento se reparte de acuerdo con los resultados obtenidos en la última elección. Este último porcentaje no le toca a los nuevos partidos hasta que, por supuesto, hayan participado y mantenido el registro en las siguientes elecciones intermedias de 2015.

Como parte de ese presupuesto ya se ejerció, le quedan al INE 505.5 millones para repartir igualitariamente a partir de agosto, por lo que a cada uno de los tres nuevos partidos le tocará un financiamiento de 50 millones 550 mil pesos para sostener sus actividades en los últimos cinco meses de 2014.

Estos tres nuevos partidos políticos se suman a los siete que, a nivel nacional, se disputan la simpatía y los votos de los ciudadanos; a partir de ahora estos podrán dar su voto a uno de los siguientes 10 partidos: PRI, PAN, PRD, MC, PT, Nueva Alianza, Verde, Morena, PES y PFH.

Se puede afirmar que la existencia de más partidos políticos es la prueba fehaciente de que en México se respeta la libertad de asociación y de que la democracia opera de manera correcta. Lo anterior es innegable, pero el análisis político no puede quedarse a ese nivel de superficialidad, por lo que se deben plantear las preguntas correctas a partir de la observación de una historia política previa.

Algunos de los sucesos que no pueden faltar en esa revisión histórica son las diversas reformas políticas que han tenido lugar en las últimas décadas y a partir de las cuales el sistema de partidos se ha visto modificado gradualmente.

Una de esas reformas, la de 1977, instrumentada por Jesús Reyes Heroles, en el sexenio de José López Portillo -a partir de la cual se liberalizó el sistema sin que el PRI perdiera su hegemonía-, recuerda al panorama actual que dibuja un sistema partidario formado por 10 partidos.

La existencia de tantos partidos lleva a plantearse tantas preguntas lógicas como: ¿Qué resultados provoca que los ciudadanos puedan optar por alguna de 10 fuerzas políticas en lugar de sólo dos, tres o cuatro? ¿La fragmentación del espectro político en tantas partes aumentará la confusión que los votantes tienen respecto de lo que son la derecha, la izquierda y el centro? ¿Los partidos políticos que cuentan con un porcentaje mayor de “voto duro” se verán beneficiados con tal fragmentación? ¿Uno más que otros? ¿Qué beneficios supone la existencia de tantos partidos a la hora de decidir e instrumentar una estrategia de gobierno?