Lado B
Magnificar las humanidades
Por Lado B @ladobemx
24 de junio, 2014
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Martín López Calva

@M_lopezcalva

1.-Adiós a la universidad.

“…Thomas Hylland Eriksen argumentó que vivimos en una época dominada por la tiranía del momento…algo después, Zygmunt Bauman retomó la expresión de Hylland Eriksen para argumentar que nuestro tiempo ha sustituido la tiranía premoderna de la eternidad –caracterizada por el lema del memento mori– por la tiranía del momento –caracterizada por el lema del carpe diem–; donde me enteré de ambas cosas fue en un libro titulado Adiós a la universidad, en el que, hace ya tres años, Jordi Llovet postuló que la vigente tiranía del momento se explica en parte por la pérdida universal de peso de las humanidades”.

Javier Cercas.

El mundo de hoy gira cada vez más en torno a la lógica del lucro, la eficiencia, la utilidad inmediata, la práctica eficaz y la visión de corto plazo. La racionalidad instrumental domina casi por completo el pensamiento contemporáneo y se apodera de todos los campos del quehacer y la convivencia humana.

En nuestros días somos testigos de la manera en que muchas dimensiones de la vida que aparentemente se caracterizaban por la gratuidad y nacían del placer creativo, expresivo o lúdico se mueven ahora por intereses económicos y funcionan como grandes industrias culturales.

En la llamada civilización del espectáculo el arte se ha convertido en un negocio multimillonario donde el valor estético y la motivación creadora a partir de la búsqueda de la belleza han cedido su sitio a los valores financieros, la publicidad y el posicionamiento de mercado. El mundial de futbol ahora en marcha es un ejemplo entre muchos de la forma en que el deporte también ha sufrido el embate del mundo práctico y económico transformando una actividad lúdica motivada por el gozo y la diversión en una maquinaria que genera miles de millones de dólares y está sujeta a enormes intereses y posibilidades de corrupción.

En este mundo de lo práctico, lo útil e inmediato que Lonergan describe como sesgo general del sentido común que produce el largo ciclo de decadencia de la civilización  las universidades están recibiendo enormes presiones para formar profesionistas que respondan ciegamente a las exigencias de eficiencia y competitividad del mercado sin recibir ningún otro tipo de formación más allá de la capacitación técnica.

De ahí el título del libro del intelectual catalán Jordi Llovet, Adiós a la universidad, pues la universidad como comunidad plural, interdisciplinaria, orientada hacia la búsqueda de la verdad en los distintos campos del saber humano y hacia la construcción de respuestas a las preguntas fundamentales de la existencia del ser humano parece haber quedado en el pasado.

Uno de los rasgos esenciales de toda universidad por su carácter de institución encargada de preservar y desarrollar el conocimiento profundo es el cultivo de las humanidades que hoy está en franca minimización frente al impulso de las disciplinas prácticas y los saberes instrumentales. Las universidades están cediendo su lugar a instituciones capacitadoras de profesionistas técnicamente eficaces para la reproducción del sistema.

2.-Cultura científica y cultura de las humanidades.

“Así pues, podemos contemplar los caminos que permitirían reencontrar, en nuestras condiciones contemporáneas, la finalidad de la cabeza bien organizada. Se trataría de un proceso continuo a lo largo de los diversos grados de la enseñanza, donde deberían ser movilizadas la cultura científica y la cultura de las humanidades”.

Edgar Morin, La mente bien ordenada, p. 40

Edgar Morin señala que el grave error de la cultura moderna fue la separación cada vez más amplia entre la cultura científica –entendida como la propia de las ciencias naturales- y la cultura de las humanidades. Mientras las humanidades permanecieron cerradas en sí mismas asumiendo que su conocimiento seguía siendo suficiente para explicar la realidad humana y social, el desarrollo de las ciencias aportó nuevos datos y explicaciones que se absolutizaron y redujeron lo humano a elementos físicos, químicos, biológicos o genéticos dejando de lado la reflexión más amplia y metaempírica de la Filosofía o la Antropología.

Sin embargo la dictadura del presente en que hoy vivimos no solamente no propició el acercamiento y el diálogo entre la cultura científica y la cultura de las humanidades sino que desplazó ambas culturas del ámbito de la mayoría de las universidades para poner como prioridad la cultura pragmática y técnica.

Si queremos como humanidad enfrentar y realmente revertir este ciclo de decadencia que está dando muestras de conducirnos hacia la autodestrucción, resulta imprescindible reestructurar la educación en todos los niveles, principalmente en el medio superior y en el universitario para recuperar el lugar de las ciencias y las humanidades y establecer un diálogo fructífero entre ellas, poniendo a los saberes instrumentales en la dimensión que les corresponde.

Porque en la dictadura del presente existe una sobrevaloración de lo práctico y un menosprecio por lo teórico al grado que en universidades que se precian de su calidad y tradición se está dejando de lado todo conocimiento que no sea aplicable. Esta situación tiene que cambiarse para reorganizar los saberes de tal forma que el diálogo entre las ciencias y las humanidades sea el generador de conocimiento teórico que oriente y aporte sentido al conocimiento técnico instrumental.

3.-Magnificar las humanidades.

“…la enseñanza de las humanidades no debe ser sacrificada sino magnificada”.

Edgar Morin. La mente bien ordenada, p. 106

Para salir de la crisis civilizatoria que hoy enfrenta la humanidad necesitamos vencer a la dictadura del presente dando su lugar al “carpe diem” –disfrute del momento- pero entendiendo que el hoy está cargado del pasado que sigue estando aquí y adquiere pleno sentido en un proyecto de futuro que aunque no ha llegado, también está ya potencialmente impreso la situación actual.

Visualizar el ciclo pasado-presente-futuro como un dinamismo en el que se va construyendo la vida individual y la existencia colectiva para ampliar la perspectiva y el horizonte en que vivimos y posibilitar la emergencia de un proyecto de humanidad que responda a una visión de largo aliento parece ser el camino para transformar la dinámica de esta sociedad deshumanizante y reconstruir un proyecto de salvación de la humanidad.

Para lograrlo, las instituciones educativas y de manera fundamental las universidades necesitan dejar de sacrificar las humanidades en función de las exigencias prácticas del mercado y en una apuesta de largo plazo con estrategias muy claras y concretas, magnificarlas para convertirse en las instituciones de vanguardia que se requieren para la construcción del cambio de época.

*Doctor en Educación por la Universidad Autónoma de Tlaxcala. Ha hecho dos estancias postdoctorales como Lonergan Fellow en el Lonergan Institute de Boston College (1997-1998 y 2006-2007) y publicado dieciocho libros, cuarenta artículos y siete capítulos de libros. Actualmente es académico de tiempo completo en el doctorado en Pedagogía de la UPAEP. Fue coordinador del doctorado interinstitucional en Educación en la UIA Puebla (2007-2012) donde trabajó como académico de tiempo completo de 1988 a 2012 y sigue participando como tutor en el doctorado interinstitucional en Educación. Es miembro del Sistema Nacional de Investigadores (nivel 1), del Consejo Mexicano de Investigación Educativa (COMIE), de la Red Nacional de Investigadores en Educación y Valores que actualmente preside (2011-2014), de la Asociación Latinoamericana de Filosofía de la Educación y de la International Network of Philosophers of Education. Trabaja en las líneas de filosofía humanista y Educación, Ética profesional y “Sujetos y procesos educativos”.

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