Lado B
La casa de Antonio
Crónica después del asesinato de un activista en la Sierra Norte de Puebla
Por Aranzazú Ayala Martínez @aranhera
27 de junio, 2014
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Por Antonio no lloraron. Hubo duelo, sí. Hubo café, flores y un altar con fotos. La muerte de Antonio es la continuación de su lucha, la lucha por una vida sin proyectos de muerte.

 

Aranzazú Ayala Martínez

@aranhera

Erwin dice que cuando mataron a Antonio, su familia y compañeros de lucha no lloraron. Que su duelo fue un silencio y un redoble de fuerzas, un apoyo callado y solemne defendiendo su tierra. Antonio Esteban Cruz vivía en una casa de tres cuartos sin puertas. En la entrada ahora hay una manta que cubre la mitad de la fachada, con la imagen del activista asesinado el 4 de junio. Le dispararon apenas a 300 metros de su casa, en la comunidad de Cuauhtapanaloyan (donde según los datos oficiales hay apenas 522 habitantes). Su hijo Rodrigo fue quien lo encontró muerto.

Las autoridades de la Procuraduría General de Justicia (PGJ) de Puebla dicen que fue por un conflicto a causa de un predio, pero los compañeros de Antonio, del Movimiento Independiente Obrero, Campesino, Urbano y Popular, Coordinadora Nacional Plan de Ayala, Movimiento Nacional (MIOCUP CNPA MN), no descartan que el asesinato haya sido por la oposición del activista al proyecto hidroeléctrico que pretende construirse en Cuamono, cerca de Cuauhtapanaloyan, en el municipio de Cuetzalan, en la Sierra Norte de Puebla.

La casa de Antonio es de un piso y es fresca en medio del clima húmedo, hasta selvático, de la zona. Está a sólo una cuadra cuesta arriba del centro de la comunidad, donde hay un edificio en obra negra y un tronco gris, alto: un palo para los voladores, danza ritual tradicional que se piensa originaria de Papantla, Veracruz, pero que existe hasta en Nicaragua.

Foto: Marlene Martínez

Foto: Marlene Martínez

No hay nadie en la calle, el sol pesa, el piso resplandece con ceguera blanca hasta cruzar la puerta de la casa de Antonio. En la segunda habitación es donde duerme la familia, donde también él dormía en una cama que era una tabla de madera. En medio hay un altar de varios pisos, como si fuera para los festejos del Día de Muertos, con fotos de Antonio. Lo están poniendo dos hombres, un muchacho y uno mayor. Dan los buenos días y comparten entre ellos unas palabras en náhuatl, en voz baja, y siguen preparando los adornos florales para el novenario del activista que deja una trayectoria de décadas en la lucha social en la Sierra Norte de Puebla. El último cuarto tiene una puerta hacia una habitación donde juegan dos niños. El resto es un comedor y una cocina donde tres mujeres echan tortillas, una de ellas es la viuda de Antonio. Tampoco hablan mucho, sólo sonríen y ofrecen café mientras siguen en la lumbre. De afuera no hay ruido, de esa jungla donde Antonio tenía un predio al que las autoridades culpan de su muerte.

El proyecto hidroeléctrico Cuamono no está registrado ante la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (SEMARNAT), ni la delegada estatal ni en las oficinas centrales tienen conocimiento, supuestamente, de su existencia. Pero los activistas del MIOCUP CNPA-MN lo encontraron en el Programa de Obras en Inversión en el Sector Eléctrico (POISE) 2010-2024. Ahí está en el catálogo un gigantesco proyecto que se muestra desarticulado, como varias obras aisladas. Aunque en teoría el municipio de Cuetzalan está protegido por un ordenamiento territorial, Erwin Slim, activista y asesor del MIOCUP, quien también participó en el ordenamiento, dice que los megaproyectos están rodeando al municipio. Poco a poco las empresas avanzan en la compra de predios y en pagar los permisos sin que haya aún una explotación. Daniela Migoya, delegada de la SEMARNAT, dijo en entrevista que la gente se está alarmando sin razón porque no hay concesiones mineras en Cuetzalan. Pero sí las hay en el municipio vecino de Tlatlauquitepec, y cerca, en Teziutlán, y en toda la región serrana como en Tetela de Ocampo e Ixtacamaxtitlán.

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Foto: Marlene Martínez

Lo que se defiende no es sólo la tierra: es el agua, es cierta autonomía, es la naturaleza, son las decenas de especies de plantas y animales cuya existencia peligra si se destruyen los bosques y si se contamina el agua con el cianuro de la explotación minera a cielo abierto. Pero para el gobierno del estado de Puebla todo se reduce a un conflicto de posesión de tierras, de dinero. No tiene nada que ver la lucha opositora y el liderazgo de Antonio Esteban Cruz, que en las fotos se ve parado, erguido, vestido de blanco, con sombrero y mirada seria.Lado B. Periodismo 3.0

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Autor Lado B
Aranzazú Ayala Martínez
Periodista en constante formación. Reportera de día, raver de noche. Segundo lugar en categoría Crónica. Premio Cuauhtémoc Moctezuma al Periodismo Puebla 2014. Tercer lugar en el concurso “Género y Justicia” de SCJN, ONU Mujeres y Periodistas de a Pie. Octubre 2014. Segundo lugar Premio Rostros de la Discriminación categoría multimedia 2017. Premio Gabo 2019 por “México, el país de las 2 mil fosas”, con Quinto Elemento Lab. Becaria ICFJ programa de entrenamiento digital 2019. Colaboradora de “A dónde van los desaparecidos”
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