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En Brasil, ¿la Copa por la culata?
 
Por Lado B @ladobemx
08 de junio, 2014
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Tomada de ipsnoticias.net/

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Análisis de Mario Osava | IPS

Río de Janeiro. “Era un buen negocio” cuando se tomó la decisión, pero la situación cambió. La explicación para la compra de una refinería estadounidense en 2006, uno de los escándalos petroleros que atormentan el gobierno de Brasil, sirve también para la Copa Mundial de la FIFA.

En 2007, la elección de Brasil como sede de la Copa 2014 de la FIFA (Federación Internacional de Fútbol Asociado) generó euforia nacional. El megaevento coronaría el ascenso económico de esta potencia emergente que ha sido más veces campeón mundial de fútbol, con cinco triunfos en sus 18 ediciones.

Ahora, en lugar de fiestas de bienvenida al torneo que se desarrollará entre el día 12 de este mes y el 13 de julio, pululan protestas que paralizan metrópolis, huelgas por aumentos de salarios, denuncias de corrupción y de derechos violados en las obras para el Mundial.

El país del fútbol y la alegría niega su estereotipo.

En Río de Janeiro, escasas calles adornadas de verde y amarillo, los colores de la selección nacional, contrastan con las masivas movilizaciones de otros mundiales. El entusiasmo bajó justo cuando Brasil es anfitrión del mayor acontecimiento deportivo del mundo.

La indignación de los brasileños irrumpió en junio de 2013, con sorpresivas y violentas protestas contra los malos servicios de salud y educación, el caos urbano, la corrupción y los gastos de la Copa.

Temiendo nuevos actos callejeros, el gobierno ordenó el despliegue de 157.000 militares y policías, para la seguridad de los partidos que se desarrollarán en 12 ciudades de este país de dimensiones continentales y casi 200 millones de personas.

Pero la desafección futbolística “es una tendencia que viene de las tres últimas Copas”, observó Paulo Santos, peluquero desde hace 40 años en un barrio tradicional de Rio de Janeiro, que escucha la opinión de centenares de clientes, en una encuesta informal permanente.

La Copa en casa debía reavivar la pasión de los aficionados. “Hacen la fiesta con dinero ajeno, el nuestro”, resumió Santos, corroborando la percepción generalizada de corrupción, despilfarro de recursos públicos y codicia de la FIFA.

Los sondeos también captaron la desmovilización. En febrero, solo 52 por ciento de los entrevistados por el instituto Datafolha eran favorables a organizar la Copa, frente a 79 por ciento en 2008.

La encuesta más reciente, limitada a la sureña ciudad de São Paulo, apuntó 45 por ciento de los entrevistados a favor y 43 por ciento en contra. El resto se dijo indiferente. Peor es que una abrumadora mayoría, 76 por ciento, consideró al país no preparado para acoger el maratón de 64 partidos entre 32 selecciones nacionales.

Muchos de los proyectos previstos, especialmente de movilidad urbana, no se cumplieron o quedaron incompletos. Algunos de los 12 estadios tuvieron su construcción o reforma concluida a última hora, sin algunos acabados y sin pruebas. La mitad carece de conexión inalámbrica a Internet.

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