Lado B
Relación consciente en ámbitos escolares
 
Por Lado B @ladobemx
14 de mayo, 2014
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Mtro. Mauricio López Figueroa

Los desafíos para mejorar nuestros sistemas educativos son muchos, esto no es ninguna novedad. Desde la inversión pública bien aplicada, el diseño de espacios adecuados, políticas, reformas y planes pertinentes, hasta programas de formación y profesionalización docente que permitan una enseñanza autónoma e innovadora considerando la incorporación de nuevas tecnologías, para el desarrollo de las competencias de los estudiantes… La lista es infinita.

La persona del profesor sin embargo se convertido en uno de los ejes fundamentales del debate de la mejora de la educación pues, considerando los desafíos crecientes en nuestras sociedades –el bullying y la educación para la paz, la tolerancia y el respeto por la diversidad, la enseñanza de las ciencias, el pensamiento crítico y la comprensión de la incertidumbre y la construcción de futuros entre otros—, se reconoce la urgencia de que la educación haga contribuciones reales a estos temas sociales mientras se enseñan contenidos de las disciplinas científicas.

Algunos pedagogos señalan que estas problemáticas no representan retos específicamente para los contenidos de la enseñanza o de lo didáctico –si por didáctico entendemos cómo se enseña, la técnica docente — sino ambiental en el sentido de la relación que promueve el docente con sus estudiantes. Esto es: un elemento profundamente educativo, probablemente el más importante, es la relación que establece el adulto con el aprendiz, pues lo que transmite realmente el docente a sus estudiantes no es solo un contenido curricular sino sobre todo una disposición intelectual y emocional para el aprendizaje. En el Constructivismo a esta condición se le nombra como “mediación docente”, es decir, el maestro media el aprendizaje del estudiante desde su propia condición emocional y su nivel cultural e intelectual.

Lo anterior tiene implicaciones muy profundas en la formación docente. Aunque no es un aspecto que en la realidad de las instituciones educativas se valore mucho, en las teorías modernas sobre la enseñanza se insiste en que la formación docente, además de los aspectos didácticos y pedagógicos necesarios, atienda a la subjetividad y a la realidad interna del profesor, pues lo fundamental no es solo lo que enseña (el contenido, las técnicas, las ciencias), sino cómo lo enseña (la actitud, sus creencias ocultas, sus disposiciones, sus temores, sus proyecciones), pues en la forma en cómo se relaciona con los estudiantes, el docente fomenta inconscientemente una serie de disposiciones internas en el alumno frente a la realidad, frente a los demás y frente a sí mismo que resultan determinantes en su proceso educativo y en su desarrollo global, el cual condicionarán su vida como adulto.

Existen trabajos de investigación que analizan por ejemplo cómo los docentes (en el marco del sistema educativo) introyectan en los estudiantes las ideas de fracaso escolar y pensamiento crítico y apertura intelectual; asimismo, hay estudios que abordan de qué manera la relación didáctica en el aula (y en el patio escolar) con el docente determina en buen grado (al igual que la relación con los padres) la autoimagen y la autoestima del estudiante, condiciones psicológicas básicas para establecer relaciones sanas con los demás, para el emprendimiento, para el aprendizaje autónomo, y la tolerancia y manejo del fracaso y la frustración.

Otro ejemplo es el bullying. En los últimos años esta problemática ha tenido una emergencia muy importante en el campo educativo porque existe cada vez más evidencia de su relación directa con la violencia social, de género, familiar; su influencia en el desarrollo de habilidades cognitivas; las adicciones, la inadaptación social así como en temas de depresión en el adulto (considerado por la Organización Mundial de la Salud como el problema de salud pública más importante a nivel global en los siguientes años).

Para muchos es extraño, sobre todo para muchos padres de familia, que hoy se hable de un problema que, señalan, ha existido siempre. Es cierto, pero lo que no había era información disponible de los efectos que el bullying en la calidad de vida del adulto, pues está plenamente demostrado que la mayoría de los problemas serios y profundos que enfrentan los adultos hoy en día tienen que ver con heridas sufridas en la niñez, producto de experiencias de acoso, abuso y violencia principalmente escolar (además de experiencias de abandono familiar). Todo lo anterior tiene desde luego muchas implicaciones psicosociales, no obstante, si la educación actual no hace su contribución para detener esta problemática, los niños de hoy seguirán repitiendo los patrones del adulto en un círculo sin fin.

Los esfuerzos en este sentido han ido orientados a regular los comportamientos de los estudiantes en la escuela, así como identificar posibles acosadores y/o climas propensos para la violencia (sobre todo la de baja intensidad). Esto requiere desde luego que los docentes se preparen para identificar condiciones y riesgos, no obstante, existe muy poco trabajo orientado a identificar cómo el docente provoca e influye en este tipo de prácticas, pues en muchos casos de bullying o de fracaso escolar el primer acosador o el primer promotor del fracaso es el profesor, pues establece una relación con los estudiantes, desde sus referentes interiores inconscientes, en los que proyecta sus creencias y sus propias heridas… Dicho de otra manera: muchos niños y niñas siguen siendo educados por adultos que, al no resolver y sanar sus heridas, las proyectan y las perpetúan.

En una entrega posterior se abordará un enfoque de la formación docente que se ha venido estudiando recientemente conocido como “relación consciente en ámbitos escolares” (relational mindfulness in education), la cual pretende promover en los adultos docentes la toma de conciencia de las creencias y disposiciones internas que condicionan su comportamiento y la forma en cómo se relaciona con los alumnos y con sus colegas, pues son estos aspectos interiores los que determinan el éxito o el fracaso de una educación comprometida con el desarrollo humano y social.

El autor es profesor de la Universidad Iberoamericana Puebla.

Este texto se encuentra en: http://circulodeescritores.blogspot.com

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