Lado B
Ardió la pobreza
 
Por Lado B @ladobemx
21 de abril, 2014
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Foto: Cristóbal Olivares Tomada de www.revistaanfibia.com

Foto: Cristóbal Olivares
Tomada de www.revistaanfibia.com

Álvaro Bisama | Revista Anfibia

Dos pájaros.

Jotes.

La primera versión, la de Carabineros de Chile, dice eso.

A las 16:15 horas de la tarde del sábado 12 de abril dos aves se posaron en un cable del tendido eléctrico que cruzaba el fundo El Peral, en las afueras de Valparaíso. El viento, que estaba fuertísimo, sacudió esos cables. Los electrocutaron. Las chispas saltaron al suelo, volaron por los pastizales. Desde una torre de observación de la CONAF, un funcionario vio una columna de humo y la reportó. El incendio se había iniciado. El viento sur hizo que tomara fuerza. El fuego avanzó desde atrás y cruzó el camino La Pólvora, que sirve de bypass para los camiones que entran y salen del puerto. Luego empezó a rodear la ciudad y comenzó a devorar los cerros. Desde abajo, desde el plan, se veían llamas gigantescas que funcionaban como una corona anaranjada. La televisión capturó en directo esas imágenes. Al otro lado, desde la carretera se podía ver un hongo atómico elevarse. El humo negro y las cenizas cayeron sobre la bahía. El fuego se volvió incontrolable. Las compañías de bomberos locales dejaron de dar abasto, en las partes altas no había grifos y la velocidad del viento impidió que los aviones cisternas pudieran volar para controlar las llamas desde el cielo. Se sumaron compañías provenientes de Santiago, de Rancagua, del resto de la región. El fuego bajó por las quebradas, que estaban llenas de desperdicios y basura, de hojas secas, que no habían sido limpiadas en años.

Llegó la noche.

Los cerros ardieron.

El fuego arrasó los cerros Mariposa, La Cruz, El Litre, Las Cañas, El Pajonal, Ramaditas.

La ciudad se volvió un infierno. La Armada tomó el control de la ciudad, decretó ley seca y cerró los locales nocturnos. El domingo, la presidenta Michelle Bachelet y su Ministro del Interior viajaron a Valparaíso.

El domingo, durante el día, el fuego empezó a calmarse pero dejó a la vista las imágenes de destrucción. La ciudad había sido bombardeada.

El fuego mató a 15 personas, devoró 2.900 viviendas, y dejó en la calle a 12.500 porteños.

Una parte importante de las víctimas fatales fueron ancianos que quedaron calcinados al no alcanzar a salir de sus hogares.

El domingo en la tarde, Mónica Pérez, periodista de TVN le preguntó a una pobladora por qué vivían ahí, en el cerro. “Los pobres no elegimos donde vivir”, respondió la pobladora. En Ramaditas, la misma Mónica Pérez describió la tragedia de la siguiente forma: “El incendio de Valparaíso es como un gran asado”.

Esa noche el fuego se reactivó, como si no quisiera irse, como si estuviera vivo de alguna forma y fue imposible no recordar que los changos, los aborígenes que habitaban la bahía cuando llegaron los españoles en 1536, llamaban al lugar “Alimapu”.

En lengua mapuche, “Alimapu” significa “tierra quemada”.

Continúe leyendo esta crónica en la Revista Anfibia.

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