Bogotá. Fue en julio de 2004 cuando el jefe paramilitar Salvatore Mancuso, en proceso de desmovilizarse, reconoció ante el parlamento de Colombia que esa fuerza de extrema derecha controlaba 35 por ciento de los escaños. Diez años después la proporción se asemeja: el nuevo Congreso legislativo sería paramilitar en una tercera parte.
Así se desprende del seguimiento de la no gubernamental Fundación Paz y Reconciliación a los candidatos de las elecciones legislativas del domingo 9.
Son 33 figuras relacionadas o presuntamente relacionadas con este actor de la guerra colombiana, que resultaron elegidas para integrar el Senado, un 32,4 por ciento de sus 102 escaños. En la Cámara de Representantes, fueron elegidos 36 de ellos, 21,7 por ciento de sus 166 puestos, según la fundación.
Estos ya son los herederos de los políticos relacionados con el paramilitarismo (parapolíticos, en el lenguaje local, de los que hay decenas condenados); o bien tienen supuestos vínculos directos con organizaciones criminales que sucedieron a su desmovilización, promovida por el entonces presidente Álvaro Uribe (2002-2010).
El portal especializado VerdadAbierta.com indica a su vez que al Senado llegaron 15 políticos investigados por hacer, supuestamente, pactos con paramilitares, mientras que 11 lograron un escaño en la Cámara de Representantes.
Fue así como, con una abstención de 56,42 por ciento, los colombianos escogieron el Congreso legislativo potencialmente más importante en medio siglo.
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