Lado B
Tomar fotos es alterar el orden público
 
Por Lado B @ladobemx
06 de marzo, 2014
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Leonardo Herrera

@porqueleo

Nunca en mi vida estuve ni cerca de un separo de la policía, lo conocí por tomar fotos, por apuntar y disparar un click. Es increíble que para algunas autoridades tomar fotos sea equivalente a alterar el orden público e incitar a la violencia. Fotografiaba el carnaval de Huejotzingo, me interesaba, principalmente, documentar la fiesta familiar y comunitaria. Retraté niños, mujeres, adultos mayores (primera entrega al portal ladobe.com.mx), incluso, retraté con mucha admiración a un huehue que disfrutaba de la convivencia y disparaba su mosquetón, a pesar de contar con un solo brazo. Era lo que buscaba, rescatar lo bello de la tradición; no deseaba tener fotos amarillistas, ni las notas de 4 toneladas de pólvora, tantos muertos, más heridos, más violencia, motivos de encabezados e incluso primeras planas en diferentes medios.

Foto: Leo Herrera

Foto: Leo Herrera

El trabajo de documentar exige ir más allá de la conferencia de prensa oficial, del desfile frente a la presidencia, de los reportes de autoridades, Cruz Roja y el Hospital, incluso más allá de la fotografía misma. Recorrí la pequeña ciudad, recorrí los batallones durante las horas previas al desfile, conviví con los huehues, los retraté y bailé con algunos de ellos, posaron para mi cámara personas de todos los géneros y edades, alguien detonó su mosquetón cerca de mí y me zumbaron los oídos, me mostró su dedo pulgar levantado del puño, y se acercó a darme la mano y darme unas vueltas alrededor de su arma.

Las madres acomodaban a sus pequeños para que los retratara, algunos padres con pequeños en brazos, el batallón de los africanos incluso colocó a su reina en un cazo y danzaron en su entorno para permitirme más fotos, así transcurrió el día, entre explosiones música, danza y convivencia.

Habían anunciado que todo terminaría a las 15:00 horas. Después del desfile me fui a comer en los puestos instalados en el zócalo. Aproximadamente a las 18:00 horas decidí dar una vuelta más y encontré a un grupo de huehues disparando a la reja que impedía el acceso a la calle del Palacio Municipal, donde tradicionalmente realizan “guerritas” –me explicaron algunos huehues que es una representación de la batalla del 5 de mayo–, decidí hacer unas tomas más. Después de abrir la primera reja continuaron derribando algunas vallas, yo seguía registrando en mi cámara el momento, al otro extremo de la calle había hecho lo mismo, de frente se acercaba otro grupo de participantes del carnaval e iniciaron las “guerritas”, en ese momento me acerqué a la acera para protegerme de los disparos, para infortunio lo hice muy cerca de la Presidencia municipal, y fue entonces cuando los vigilantes, al servicio del Patronato del Carnaval, detuvieron a un joven que grababa con una pequeña cámara y lo golpearon, me acerqué con la intención de fotografiar el instante y en ese momento las mismas personas de playera verde, me detuvieron y entregaron a la policía municipal, de inmediato levanté mi cámara y grité que era prensa, cosa que poco les importó.

Me ingresaron a la comandancia de policía y después de más de una hora me dijeron que estaba detenido por derribar las vallas que habían colocado, que contaban con fotografías y un video (que jamás quisieron mostrar, ni a mí, ni a Ernesto Aroche, ni a Mely Arellano, director y editora del portal de noticias Ladobe.com.mx). Esos actos nos lo realicé, y obviamente tales “pruebas” no existen, aun así me mantuvieron retenido hasta las nueve y media de la noche, momento en que pagamos una multa de mil pesos por alterar el orden público, sin que entregaran el recibo correspondiente. Era imperante para mí salir de ese lugar, por una parte jamás había sido detenido, por otra, me aterraba ver la forma en que golpeaban a varios jóvenes que se encontraban detenidos por diversas causas.

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Foto: Leo Herrera

Para las autoridades de Huejotzingo tomar fotos es alterar el orden público, ridículo pero cierto. Poco antes de ser liberado me reclamaron entregar la memoria de la cámara con las fotografías, no me dejarían ir si no la entregaba, según ellos el Patronato la revisaría y analizaría las imágenes; gracias a la intervención de Ernesto Aroche me fue devuelta con la advertencia de que en caso de hacer públicos los hechos ellos subirían a internet «las pruebas” en mi contra, no dije nada, guardé silencio como lo había hecho desde mi detención. Y salí rumbo a casa.

En el momento en que decidí cubrir el carnaval asumí la responsabilidad de mi integridad física. Conocía los riesgos de realizar el trabajo en ese lugar y momento, así como el riesgo de los accidentes que podrían ocurrir. Sabía que era necesario extremar las precauciones durante las detonaciones de los mosquetones, jamás imaginé que el riesgo no eran los huehues, quienes se mostraron muy amistosos conmigo, el verdadero peligro son las autoridades que consideran que una cámara fotográfica es un instrumento para incitar a la violencia y provocar accidentes, su miedo al trabajo de los comunicadores.

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